Cosas que suceden, el sentido de insuceso y otras flores del mal

Son tantas las cosas que suceden, es decir, que acaecen, que están en el tiempo y en el espacio, en la vida, incluida la muerte, de la que jamás lograremos librarnos y estará siempre ahí, esperándonos.
Un mal hablado, que no es el que dice malas palabras, puesto que estas no existen, sino palabras bien dichas o usadas con propiedad, dirá que la muerte es un insuceso (¿un suceso in?).

Sobre lo in o no in del insuceso hablaremos, exíjanme la palabra, que es más fácil que pedir la mano cuando todo el mundo sabe lo que se está pidiendo, mientras ella se hace la boba.

Pero volvamos a las cosas que suceden, que son muchas y marcan diferentes propuestas,  desplazándose desde un cura pederasta y la monja  alferes hasta la mamá de Tarzán y el hijo de la selemba… pasando parsimoniosamente frente a los travestis y los políticos avorazados, los putarracos de la Mariscal y las momias de Guanajuato, los comepiojos,  el enano de Pepito y nuestro jet set del tercer mundo.

Y aquí paro, es decir, me detengo, porque me embarga (que palabra más fea)  la necesidad de explicar el mal uso de las palabras y se me ocurre que un buen ejemplo será decir “ese hijo de perra” para referirnos a un hijo de puta, porque qué culpa tiene la perra de la conducta de la mamá del aludido.   

In es un prefijo de origen latino que indica supresión o negación y es en este sentido que se habla de un insuceso, esto es,  un no suceso, al referirnos a la muerte, de la cual no tendremos memoria porque cuando la muerte es, nosotros ya no somos.

In es también una palabra inglesa (un adjetivo   que indica estar en auge, vigente, en cartelera, de moda. En este sentido se está in. No tiene nada que ver con el insuceso del que hemos venido hablando.
Sigamos oteando las cosas que suceden.

Por ejemplo las inmensas concentraciones populares en Caracas y el respaldo que demostró tener Hugo Chávez.
La calidad y maestría de los tenistas en el ATP de Tokio.

La crisis económica de España.

El sismo de 7,5 grados al sur de Popayán.

El sicariato que da al ojo en el Ecuador, con la inseguridad como la preocupación mayor.

Una visita a Ciudad Celeste me hizo saber lo grande que está Guayaquil.

Grandisísima, como diría el montuvio (con v de vida, no de burro, como les gusta a los académicos). Octubre es el mes de Guayaquil, la ciudad de Olmedo y las Armas Defensoras de Quito, la Fragua de Vulcano, los narradores del realismo social, Pancho Segura, los mosqueteros del Guayas,  Las cruces sobre el agua,  Julio Jaramillo, Emelec y Barcelona, ídolos del Astillero, Paco Miller, Don Roque y Doña Marraqueta.

Más las glorias históricas  Fortunato Muñoz, Arroyabe, Cuto Morán, Chuchuca (Sigifredo), el Pibe Sánchez, Moscovita, Álvarez, Raymondi, Sandiford, Chompi Enríquez, el loco Balseca, Pajarito Cantos, etcétera.
Tengo un pálpito. Ecuador va a calificar para el mundial de fútbol de Brasil, digo, es un decir, César Vallejo dixit.