Convención en Centro Cívico reúne a músicos de cuerdas reforzadas
Catalin Rotaru, contrabajista que trabaja a la universidad estatal de Arizona desde 2005, es reconocido mundialmente como intérprete y, además, pedagogo. Apenas el viernes fue solista invitado de la Orquesta Sinfónica de Guayaquil en su XV Concierto de Temporada, a pesar de que había llegado a la urbe en la madrugada del 25 de enero, mismo día en el que desde las 09:00 ensayó con las cuerdas y vientos de la sinfónica local. Acompañado de Paúl Rosero, miembro de la Asociación Ecuatoriana de Contrabajistas, y quien lo ha ayudado como traductor, es el motor de la 1ª Convención Nacional de Contrabajistas.
Dicha reunión, que manejó sus inscripciones hasta la primera semana de enero vía electrónica mediante la página web www.ecuabass.org y las redes sociales como Facebook, llamó la atención -incluso- de músicos peruanos, como Carlos Valdez, inició el viernes y terminará mañana, en jornadas de 10:00 a 15:00. Esas sesiones corresponden a clases maestras dictadas por el invitado de honor, Rotaru y todo el curso ha tenido un costo, para cada participante, de $ 100, sin la inclusión de hospedaje o alimentación, que por la época del año, consideran los organizadores, son muy baratos.
En estos 4 días el miniteatro del Centro Cívico, según la directiva de la Asociación Ecuatoriana de Contrabajistas, servirá para que los intérpretes nacionales y extranjeros que dominen el segundo mayor y más grave de los instrumentos cordófonos estrechen lazos y se fortalezcan técnicamente, en especial los profesionales. A la par se difundirán en el país las cualidades del contrabajo como solista y encontrará consenso entre las escuelas del instrumento en Ecuador.
Al final de la convención se entregará un certificado con el aval del Ministerio de Cultura. Para Rotaru, su primera visita al país es muy emocionante porque, aunque apenas los conoce, desde el inicio consideró como grandes músicos a los contrabajistas ecuatorianos. Luego de tocar con la orquesta, lo que él mismo consideró un estreno mundial porque fue solista con contrabajo en una de las 2 piezas escritas por Haydn para chelo y orquesta, expresó que es un contacto maravilloso y para hablar de los contrabajistas locales destacó a la orquesta que los acoge, que es muy buena, con un gran jefe, lo que lo dejó placenteramente sorprendido y feliz con el nivel del conjunto local.
En los talleres, debido a las lluvias y la humedad local, Rotaru ha tenido que aplicarse el protector de dedos Pirastro para mostrar a sus compañeros-estudiantes que los dedos transpirados son un enemigo, ya que no permiten desplazarse correctamente en el instrumento.
Dado que Catalin, en los ensayos y el concierto como solista (nada de maestro, dijo varias veces), interpretó también Elegía para contrabajo y cuerdas de Bottesini, Paúl Rosero dijo que la nostalgia lo embargó al escuchar la que fue su primera obra seria, “tan limpio, tan musical, con total sentido del estilo y el compositor”. El director de la Sinfónica de Guayaquil, entidad coauspiciante de la convención, indicó que hace mucho tiempo, en Europa y Estados Unidos, el contrabajo ingresó como instrumento solista.
Agregó que desea que esta sea la primera de muchas futuras convenciones, ya que ahora la técnica superior de contrabajistas permite que interpreten las piezas más difíciles para chelo. En 10 años al frente de la orquesta, Harutyunyan ha visto el paso de un solo contrabajista a 8 y en concordancia con ello, por lo agradable que es Rotaru, desea que el norteamericano vuelva cada año a instruir a los jóvenes que deseen aprender.