Conexión Natural llega al escenario por 2° año
Desde hace algún tiempo la escena del rock guayaquileño luce petrificada. Las bandas nuevas tienen muy pocos lugares para tocar y crecer en vivo, y casi no hay oportunidad de desarrollar proyectos personales que lleguen a un final feliz con la producción de su material o disco.
Entonces solo queda inventar la propia suerte. Quizás esa sea la razón para que Semilla organice Conexión Natural, un concierto que da la posibilidad de compartir en un mismo escenario -en este caso el íntimo local del teatro Sarao- el trabajo de algunas bandas amigas con invitados de lujo.
Los grupos Semilla y Pasajero son los organizadores, los invitados son Luis Rueda y Víctor Andrade, de Niñosaurios.
Si la gente que se mueve en la escena alternativa somete a juicio este cartel, debería bastar para reventar cualquier local, por grande que sea. La calidad de este evento está garantizada por la propuesta sonora, irreverente, diáfana y contundente de Rueda; el genio creativo, particular y honesto de Andrade; la ideología de Semilla, que pretende descolocar las conciencias para encontrar un estado experimental y extrasensorial con la música, apoyada con fábulas, energía y buena vibra; el porte, rock progresivo y la psicodelia de Pasajero, que desarrolla temas de largo aliento combinando letras urbanas.
Para la presentación se podría decir que el único músico con un pasado notorio es Rueda (hasta se dio el lujo de tocar y beber con Ilegales, de España), sin embargo, Conexión Natural reúne a gente con notable talento, gente que ha probado su valía con sobrados argumentos para el arte, que sorprende y se la juega por la defensa de un territorio que muchos han abandonado, ya que no hay disqueras, productores y personas serias que apuesten por hacer trascender el rock nacional.
Es loable el esfuerzo de los músicos independientes que proponen una lucha épica, un despertar de conciencias para que el público conozca el potencial que pueden alcanzar los artistas con su propio repertorio y sin robar nada a nadie. El sueño es trascender fronteras haciendo lo que les gusta; sorprender con una gran musicalidad a la hora de componer y desarrollar los temas; sonar violento y contundente, transmitir tranquilidad y relajación sin perder gancho, y presentar casi siempre buenas melodías y arreglos. De eso y más se trata Conexión Natural.
Para un artista como Rueda, que ha puesto su voz y el pecho a canciones en las que habla no solo del paso del tiempo, sino también de aprender a dar media vuelta y emprender un nuevo camino dejando algo atrás; que cuando hay que gritar las porquerías lo dice de distintas maneras: sutil, frontal, con pasión; es imposible negarse a una invitación como esta. “Yo toco donde me llamen”, expresa con enjundia.