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Ecuador, 19 de Enero de 2025
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El Telégrafo
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Cómo matar una piedra, según Anthony Arrobo

Un artista guayaquileño forma parte de la exposición de esta edición de la Bienal de Artes del Mercosur. Se trata de Anthony Arrobo, autor de Ghosts, unas “sábanas” de pintura con forma de fantasmas que expuso en la muestra Gravity en la galería NoMínimo, en octubre pasado.

La bienal, que se realiza en Porto Alegre, cuenta este año con 59 artistas de 26 nacionalidades distintas. Entre esos, Arrobo figura como el único ecuatoriano que participa en la cita, a la que llegó, entre otras cosas, por una casualidad. (Ir a portafolio)

Previo a la bienal, Sofía Hernández Chong Cuy, curadora de esta edición, mantuvo reuniones de reclutamiento de artistas para la cita, y a su paso por Ecuador, en noviembre pasado, se entrevistó con algunos, entre quienes estaba Arrobo.

Durante la entrevista, Arrobo cuenta: “En un momento me preguntó si tenía un proyecto pensado para un río. Y ‘coincidencias en Pascuales’, hace tiempo que el artista había pensado una obra que necesitaba de un río, aunque la veía como “una obra lejana”, que necesitaba madurar un poco.

Arrobo cree que la pregunta de Hernández salió porque ella estaba buscando obras relacionadas con paisajes. El artista cuenta que la curadora se interesó por una escultura íntegra de grafito (Universe) y una maqueta -también de grafito- que representaba la superficie de la luna (Moon).

¿Pero por qué para un río? Es que una de las sedes de la novena Bienal del Mercosur -que se inauguró la noche del jueves-, es la orilla del río Guaíba, en Porto Alegre.

Ahora, como jefa del equipo curatorial de la bienal, Hernández ha elaborado un programa donde el enfoque está “en la interacción entre naturaleza y cultura”.

Hernández, curadora mexicana, trabajó durante años en la colección Patricia Phelps de Cisneros, con sede en Nueva York, que desde la década del 70 ha sido mecenas de artistas latinoamericanos.

Crimen perfecto

En la 9a. Bienal del Mercosur, Arrobo expone una obra que lleva el nombre de Crimen perfecto, y se trata de una escultura, que es la reproducción en resina de una piedra. La piedra -la original- es una cualquiera, aunque de un peso considerable, que el lunes fue lanzada por el propio Arrobo desde un muelle al río Guaíba.

Se trata de una obra de  dos partes: la escultura y el acto de lanzar la piedra al río, donde el objeto se perdió en las profundidades del Guaíba.

Tirar una piedra al agua es un acto mundano que la gente hace a menudo cuando va al río, dice Arrobo, pero, sostiene,   en este caso “el gesto poético de lanzar la piedra se transforma en el asesinato de un objeto muerto”, y le interesaba “poner a jugar esta dualidad”.

En ese sentido, lo que actualmente expone Arrobo en la Bienal del Mercosur es un “fantasma” de la piedra, que apoya su carácter etéreo en la sutil transparencia de la resina. Un crimen perfecto.

Varios de los sentidos que cruzan por esta pieza fueron abordados por Arrobo mientras mostraba su portafolio en la entrevista que mantuvo en Guayaquil con Sofía Hernández Chong Cuy, previa a la bienal.

Una de esas es Ghosts, instalación que usa pintura blanca tratada para tomar la forma de un lienzo y luego ser colgada del techo, sugiriendo la forma de fantasma. La otra, Twins, es una escultura de dos piezas que muestra un huevo tiznado de grafito junto con  una copia idéntica del mismo, hecha íntegramente de grafito. “Son iguales, pero una es frágil y la otra compacta”, dice Arrobo. Las dos obras descritas agrupan las nociones de “lo real y el doble” y la idea del espectro.

Material de resignificación

En general, las piezas que produce Arrobo están marcadas por la forma de repensar y resignificar los materiales que usa el arte, como una forma de cuestionar a las nociones convencionales del imaginario.

El crítico cubano de arte Albert Santos habla de esa tendencia en un texto curatorial para la muestra Gravity (2012), donde dice que el artista “cuestiona el propio sentido que la tradición concedió al material”.

De ahí que en Ghosts la pintura seca sea arrancada de su función de colorear para convertirse en lienzo; o que en A history of the light (Una historia de la luz: una superficie circular formada por minas de lápiz de 0.7 que emana luz) el grafito, comúnmente usado para pintar -“cubrir con una capa de color una superficie”- sea en cambio un iluminador y no un material para “manchar” el papel.

Muestras y Colecciones

“Las mejores obras de Anthony están afuera”, decía Pilar Estrada, cofundadora de galería NoMínimo (que representa a Arrobo desde 2012), a Susana Cárdenas Overstall, periodista freelance manabita, que cubre arte y cultura en Londres.

Formado en el ITAE, Arrobo ha colocado sus piezas en colecciones privadas de Perú, Colombia, España, Costa Rica, Portugal y Estados Unidos, donde su White fabrics forma parte de la colección Patricia Phelps de Cisneros.

El artista ha tenido exposiciones individuales en la galería DPM (Do not touch, 2010), en Espacio NoMínimo (Liliput, 2011 y Gravity, 2012) de Guayaquil, y en la Galería 3+1 Arte Contemporánea (What you had and what you lost, 2013) de Lisboa.

Además, ha estado en exposiciones colectivas en The Center on Contemporary Art (COCA) en Seattle (2011), y en Espacio OTR and Matadero, Madrid (Tomar medidas, 2012). Su obra A history of the light obtuvo el Mariano Aguilera (2012), premio reabierto el año pasado por el Centro de Arte Contemporáneo (CAC) de Quito.

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