China, un mercado para el cine
Desde hace varios años, la República de China se ha convertido en uno de los mercados más atractivos para la industria mundial del cine, aunque la censura, la burocracia y la piratería siguen siendo obstáculos importantes para los filmes extranjeros, según expertos en cine.
“En materia de cine, China es un caso sumamente complejo”, resume con filosofía Jerome Paillard, director del Mercado del Cine, circuito que se realiza en el mercado del Festival de Cannes, el más importante del mundo y que cuenta con 10.000 clientes.
Por un lado, China quiere producir películas potencialmente interesantes para el mercado internacional, y por otro busca películas para alimentar el crecimiento de Youku, el Youtube chino, y de su servicio de VOD (vídeo bajo demanda).
Para los occidentales, el objetivo es vender películas a China “y no solo a Estados Unidos”, prosigue el experto, pero considera que aún así nada es fácil. “Los profesionales del cine son muy prudentes en lo que se refiere a China y no solo a causa de las políticas estrictas de censura, sino también por las medidas proteccionistas igualmente estrictas destinadas a proteger a la industria nacional”, asegura Robert Cain, un productor que trabajó en China durante 25 años.
El número de entradas vendidas en China aumentó un 30% el año pasado, hasta 2,7 millones de dólares, convirtiéndose en el segundo mercado mundial después de Estados Unidos.
En los diez últimos años, China duplicó con creces su número de pantallas hasta más de 13.000 en 2012, aunque esta cifra solo representa una pantalla por cada 220.000 personas, muy lejos de la proporción de una pantalla por cada 9.000 personas de Estados Unidos.
Sin embargo, el acceso de los filmes extranjeros al mercado chino es muy reducido. Cuentan con solo 34 salas autorizadas, apenas 14 más que en 2012 tras insistentes presiones de Estados Unidos sobre la Organización Mundial de Comercio.
China compró en Cannes el filme más caro jamás hecho en México, “Cinco de mayo: La batalla”, un drama histórico que sedujo a ese país, contó el realizador Rafael Lara, quien también participó en Cannes. “Esta es la primera vez que una cinta mexicana se vende a China”, dijo Lara. “Ese es el territorio más difícil que existe en el mundo. Les gustó que fuera una película bélica, como las de Hollywood”, subrayó.
En lo que respecta a los largometrajes franceses "solo distribuimos entre 3 y 7 por año, pero no perdemos las esperanzas de obtener más", comenta Eric Garandeau, patrón del Centro nacional del Cine (CNC) francés.
Francia pone sus esperanzas en los acuerdos de coproducción firmados por Pekín. El sistema permite a una película francesa rodada en China ser considerada como china y gracias ello pasar por alto la política de cupos.
Pero eso no es todo. “Cuando alguien quiere distribuir una película en China, siempre hay discusiones con los organismos gubernamentales que otorgan las autorizaciones. Más vale en ese caso evitar los temas vinculados a las tres ‘t’: Tíbet, Tiananmen y Taiwán”, explica. Y claro, también se debe vetar el sexo.
“Cloud Atlas”, una película de ciencia ficción con Tom Hanks coproducida por Alemania y Estados Unidos, sufrió recientemente la censura, a pesar de que los inversores chinos habían colocado más de 10 millones de dólares, convirtiéndola en la inversión financiera china más importante en un largometraje realizado en el extranjero.
Unos 40 minutos de la película fueron cortados para eliminar todo aquello que pudiese evocar la homosexualidad. También la última película de James Bond “Skyfall”, al igual que “Django Unchained” fueron amputadas por razones varias, sexo o violencia.
“Es sumamente estresante y preocupante para un productor o un vendedor occidental firmar un contrato con China”, explica Paillar. Y agrega: “El riesgo de que la película choque con la censura es relativamente alto”.
La piratería, que alcanza niveles insospechados, es otro de los problemas recurrentes en el país.