La filósofa belga dictó una conferencia magistral en el III CONGRESO LATINOAMERICANO Y DEL CARIBE DE CIENCIAS SOCIALES EN la FLACSO
Chantal Mouffe: “No creo que exista tal cosa como la verdad en la política”
¿Cuál es el rol de los afectos en la política?, preguntó la académica Chantal Mouffe al público que se congregó el jueves pasado, a las 19:00, en el Hemiciclo de la Flacso para escuchar su conferencia magistral el ‘Papel de los afectos en la perspectiva agonista’. Ayer finalizó el III Congreso Latinoamericano de Ciencias Sociales que atrajo alrededor de 1.200 estudiantes, académicos e investigadores de la región y de otras partes del mundo.
Durante 3 días se abrió un espacio para reflexionar sobre el papel de las ciencias sociales y su aporte a la sociedad. En más de 100 mesas de trabajo diarias se debatió sobre desarrollo, ambiente y territorio; antropología, historia y humanidades; estudios internacionales y comunicación; asuntos públicos; sociología-estudios de género, y estudios políticos.
En este último eje temático la experta en teoría política, Mouffe, inició su ponencia exponiendo las razones por las cuales utiliza el término ‘afectos’ en vez de ‘emociones’: “En el ámbito político siempre existen identidades colectivas y las emociones son generalmente vinculadas con los individuos. Claro, las pasiones también pueden ser de naturaleza individual, pero he decidido utilizar ese término con sus connotaciones más violentas porque me permite destacar la dimensión de conflicto y sugerir una confrontación [...] en la identificación de ‘nosotros’ y ‘ellos’”, explicó.
Con ello, la también directora entre 1989 y 1995 de la Universidad Internacional de Filosofía en París (Francia), aclaró que su objetivo era desafiar la visión racionalista e individualista predominante en la teoría política democrática.
Entonces ¿cuál es la concepción de Mouffe sobre la política? La politóloga belga hace una distinción entre ‘lo político’ vinculado al antagonismo y ‘la política’ que procura organizar la coexistencia humana bajo condiciones que están atravesadas por lo político y por lo tanto son conflictivas.
La autora del libro Agonística: Pensar el mundo políticamente plantea que “solo cuando se reconoce el carácter erradicable de la división y la posibilidad siempre presente del antagonismo, es posible pensar de una manera propiamente política y encarar el desafío que enfrenta la política democrática”. El antagonismo reconoce la existencia de conflictos que no tienen una solución racional y la política no puede deshacerse del antagonismo.
Por lo tanto ¿cómo conseguir la democracia en el marco de nuestro enfoque hegemónico?, ¿cómo podría un orden hegemónico aceptar y manejar la existencia de conflictos que no tienen una solución racional? y ¿cómo imaginar a la democracia de modo que permita en su seno una confrontación de proyectos hegemónicos opuestos?, cuestionó una de las fundadoras del posmarxismo a través de una democracia adversarial y de un pluralismo agonístico.
Mouffe descartó el modelo democrático agregativo y el deliberativo proponiendo un nuevo modelo: el agonista, el cual “considero el marco necesario para visualizar la posibilidad de una confrontación democrática de proyectos hegemónicos”, dijo la politóloga y explicó que este prototipo concibe la democracia pluralista sin negar la dimensión antagónica y permite dos modos de manifestación de dicha confrontación: el amigo-enemigo y los adversarios.
La coautora junto a Ernesto Laclau de Hegemonía y estrategia socialista: Hacia una radicalización de la democracia, diferencia la confrontación antagónica de la agonista en el sentido en que la segunda, a diferencia de la primera, legitima la existencia de su adversario y, aunque sus ideas van a ser combatidas “enérgicamente”, su derecho a defenderse nunca será cuestionado.
“La confrontación agonista, lejos de representar un peligro para la democracia, es, en realidad, la condición misma de su existencia porque esa confrontación es la que permite que las pasiones se cristalicen a través de alternativas políticas, de lo contrario, esas pasiones se concretarían a partir de identidades colectivas de naturaleza étnica o por cuestiones morales que no dejarían ver al oponente como un adversario sino como un enemigo que hay que destruir”, explicó Mouffe.
Según la filósofa, la democracia debe permitir la expresión agonista del conflicto, es decir, un consenso conflictual sobre la manera en que se van a interpretar ciertos valores, lo que permitirá que los ciudadanos tengan la posibilidad genuina de optar entre alternativas reales, por ejemplo, en una elección. Eso, para Mouffe, es movilizar las pasiones de una manera democrática.
Sin embargo, la experta aclaró reiteradamente que el modelo de democracia agonista no es equivalente al proyecto político de democracia radical, puesto que el arquetipo agonista es un enfoque analítico formulado como una alternativa del agregativo y deliberativo.
Mouffe evidenció la incapacidad de la izquierda política de entender la movilización de las pasiones en la política, algo que los partidos populistas de derecha entienden mejor y por ello han tenido éxito en Europa: “No se debe acusar a estos partidos de populistas. El objetivo para luchar contra el populismo de derecha es promover un populismo de izquierda”, concluyó la filósofa, pero esclareció que no existe la verdad en la política puesto que eso depende de la decisión ético-política de cada persona. (I)