La Casa del Cacao se desmontó sin aviso
En el Sistema de Información de Patrimonio Cultural Ecuatoriano (Sipce) aparecen levantados bienes inmuebles de la ciudad que fueron desmontados por el Municipio de Guayaquil.
Además de la Piscina Municipal, ubicada en Loja y Malecón, donde actualmente se monta una estación de la aerovía, está la Casa del Cacao, en Imbabura y Panamá. Su desmontaje se inició por Fundación Siglo XXI en febrero de 2019, y en su lugar se construye un Teatrino.
El bien estaría listo en diciembre de 2019 como una recreación, con elementos de hormigón y la preservación de algunos objetos originales, según Mauro Pérez, presidente de la Fundación Siglo XXI, que no quiso ahondar en detalles.
La Casa del Cacao se construyó en 1915. Su declaratoria patrimonial, hecha en 1990, explica que tiene arquitectura tradicional, única en sus características por el uso de una de sus buhardillas, además de ser un vestigio de la época de auge cacaotero. En 2017 se cayó uno de sus pilares y el gobierno local la declaró un bien ruinoso.
El 20 de abril de 2018, Jaime Nebot, como alcalde de la ciudad, y Raúl Pérez Torres, entonces ministro de Cultura y Patrimonio, firmaron un acuerdo para hacer un “desmontaje técnico” y reconstruir el bien usando su fachada original (de madera) y otros elementos característicos como la crujía frontal.
El Instituto Nacional de Patrimonio no fue notificado del inicio de la obra, como estaba en los acuerdos, por lo cual la entidad técnica pidió a través de la autoridad administrativa, que es el Ministerio de Cultura y Patrimonio (MCyP), el levantamiento de inventario de elementos originales con los que se reconstruiría la casa, uno de los compromisos establecidos.
De acuerdo con el director nacional del Instituto Nacional de Patrimonio Cultural (INPC), Joaquín Moscoso, el viernes 16 de agosto de 2019 recibieron un plan parcial del levantamiento del bien y estrategias complementarias. “Nos remitieron inventarios de elementos repuestos, ornamentales de la fachada, que pueden ser reutilizados, nos han expuesto una propuesta de memoria de la edificación, para lo cual deben establecer un área, pero nos tienen que mostrar la propuesta definitiva de museografía”.
Desde 2017, el INPC habría trabajado más de cuatro informes sobre el bien para que el MCyP ejerza su autoridad administrativa. La casa se pudo conservar con varias propuestas de reutilización, como que sea el espacio para el Museo del Cacao, en lugar de hacerlo en la Casona Guzmán, que se encuentra en frente y que se inauguraría en octubre, luego de una intervención.
La Casona Guzmán (1930) fue un diseño del italiano Francesco Maccaferri. Foto: Miguel Castro / El Telégrafo
Para el INPC el proyecto de Teatrino propuesto por el Municipio como nuevo uso de la Casa del Cacao era demasiado invasivo para la infraestructura.
En su lugar, el Museo del Cacao hubiera tenido más sentido en este espacio, pues su construcción data de la época de auge cacaotero, no así con el lugar en el que se montará esta historia.
A pesar de las inconformidades que propuso la entidad técnica a través de informes, todo ya está hecho. Ahora se formará una mesa de seguimiento que estará conformada por representantes de la municipalidad, el Ministerio de Cultura y Patrimonio a través del coordinador zonal y el Instituto, a través del director regional.
Aclara Moscoso que si no se ha dado de baja el bien en el sistema es porque no están agotadas las instancias administrativas.
Mauro Pérez no quiso referirse a la Casa del Cacao, donde se está trabajando el Teatrino.
Destaca en cambio el trabajo realizado en el que será el Museo del Cacao, donde dice que se ha hecho un rescate de la infraestructura original, como las rosetas de diseño europeo en toda la casa, la conexión de un espacio a otro y los pliegues de las ventanas.
El presidente de Fundación Siglo XXI considera que ha habido una concepción equivocada de rescate al considerar que se debe conseguir la misma madera para preservar un bien. “El mundo lo que quiere es recrear para que tengan una idea de cómo era el ambiente. Se puede hacer de madera, pero necesita mantenimiento, es de fácil congestión”, agrega.
Para Moscoso, el planteamiento del INPC no es contemplativo. Coincide en que los espacios pueden cambiar de funcionalidad, pero se necesita darle valor a los materiales originales y que el patrimonio sobreviva en la actualidad. (I)