Calamaro no tiene drama con el reggaetón y la bachata: “se dejan oír”
Andrés Calamaro es una especie rara en el mundo musical de hoy por tenerlo todo en uno: músico, compositor, intérprete, productor e inventor de bandas. A sus 51 años (Buenos Aires, 1961), el polifacético artista argentino no para en su faceta y hoy es considerado uno de los grandes del rock en español al lado de luminarias argentinas como Charly García, Fito Páez y el “Indio” Solari.
Ahora regresa al escenario con “Bohemio”, una gira mundial donde presentará su disco “On The Rock”, en el que tuvo colaboración del “Cigala”, Niño Josele, El Langui, Bunbury y el líder de Calle 13. Además, Calamaro presentará -de nuevo- una nueva banda para sus conciertos y que integran Baltasar Comotto (guitarra), Mariano Domínguez (bajista), Germán Wiedemer (teclados) y Sergio Verdinelli (batería).
El artista sostiene en esta charla exclusiva que este año habría tocado junto con Gustavo Cerati, que la música electrónica es un show, asegura que el papa Francisco ya escuchó su música, que el reggaetón y la bachata terminaron siendo un puente de la música latina y la gringa y que prefiere inspirarse en músicos de la talla de Atahualpa Yupanqui o Astor Piazzola que en otros artistas jóvenes o actuales. El Telégrafo habló con él antes de su concierto en Quito (15 de junio).
Gira Bohemio. Así se llama la gira mundial para sus conciertos. Se define bohemio como aquella persona romántica, soñadora e idealista. ¿Qué es ser bohemio para Andrés Calamaro?
Esa definición está muy bien, acaso le falte el “dark side” (lado oscuro) del bohemio, todos los héroes tienen un lado oscuro. “Bohemio es aferrarse a las espinas de las rosas”.
Tendrá una presentación en Quito. ¿Cómo elige el repertorio musical de un país a otro, así como de una ciudad a otra?
En realidad solo buscamos nuestro balance, mejoramos la dinámica y alternamos canciones en el repertorio.
¿Qué canciones le gusta interpretar en tan variada trayectoria?
Si es un buen concierto, me gusta cantarlas todas. Algunas se dejan gustar mejor, porque el canto muchas veces está al servicio de la música, otras veces es al revés, entonces se disfruta un poco más.
Las noticias dicen que traerá una nueva banda para esta gira. Hay músicos como Kanevsky, Comotto, Verdinelli, Wiedemer, entre otros. No es algo nuevo el crear bandas para giras. ¿Hay alguna razón especial para que esto suceda?
Cambiamos por necesidad y encontré una banda especial. Estos son los mejores músicos de Argentina y nos complementamos muy bien con la música y la camaradería. Son los mejores y es un privilegio compartir el escenario y la convivencia con estos jóvenes maestros.
“On the rock” es su último álbum publicado. Aparece el “Cigala”, Niño Josele, El Langui, Bunbury, Calle 13. ¿Cómo y por qué se escogieron estas figuras y qué aporte le hicieron al trabajo musical de Calamaro en estos tiempos?
El aporte de los invitados en “On The Rock” es genial, arte puro: el “Cigala”, Josele… son palabras mayores, como también lo son Pablo Lescano o Enrique Bunbury. O ¡Jerry González! Le pusieron mucha categoría y sustancia musical al disco.
El “Cigala” descubrió América musicalmente, sobre todo cuando halló al pianista cubano Bebo Valdez. Hablar de Calamaro es hablar de Argentina, pero sin duda de España. ¿Qué descubrió musicalmente en España?
El compás flamenco, el flamenco y los toros, que son arte sublime, la estética pura y llevada al extremo del desgarro físico o espiritual. Y encontré a España, que sigue siendo mi casa.
¿Qué tanto hace falta Gustavo Cerati para la escena del rock? ¿Para Calamaro es fácil dejar de pensar en Cerati?
Siempre pensamos en Gustavo, todos los músicos y también sus seguidores, lógicamente lo echamos mucho de menos. Supongo que este año habríamos tocado juntos.
Muchos creen que hay un fuerte resurgimiento de la música pop y que los roqueros están haciendo covers en la mayoría de sus discos. ¿No demuestra esto falta de creatividad?
Yo creo que el rock es efervescente, siempre tiene gas. A veces demostramos que no escuchamos suficiente música, pero todos los días se publica un disco muy bueno, en alguna parte.
Los fans del rock han crecido y añoran los 80 y los 90. Usted dijo: “No tengo nostalgia de los años 80 ni de los 90”. ¿Qué decirle a los fans del rock que no soportan, digamos, a Guetta?
Que convivan. Korn ya grabó con Skrillex y los resultados son muy interesantes. En los ochenta protestábamos por las cosas de los ochenta…
Es probable que el Papa haya escuchado alguna canción mía; ahora puedo ir al Vaticano y pedir audiencia, supongoEl pop, la electrónica y el reggaetón son ritmos musicales que cada día suman adeptos. Hace 20 años los jóvenes escuchaban rock, hoy escuchan reggaetón y electrónica. ¿Los roqueros se han quedado sin escena?
El reggaetón y la bachata terminaron siendo un puente de la música latina y la gringa. No escucho mucho esos subgéneros, pero igual se dejan oír. El universo latino es, musicalmente, muy amplio e interesante, la música electrónica es un show. Yo no tengo dramas con la existencia de otros ruidos.
¿Qué bandas o ritmos musicales están ejerciendo influencia en su música? ¿Qué banda musical recomendaría escuchar en estos tiempos?
Creo que me manejo más con ejemplos que con las influencias. Me influye el cine, y escucho muchos géneros musicales que nunca van a aparecer en mis discos, pero son artistas grandes y ejemplares; folcloristas como Yupanqui o Larralde, Piazzola y John Coltrane, músicos enormes. Frank Ocean /Channel Orange es muy buen disco. Me gusta el hip hop que produce permanente talento y el rock que siempre suena, las guitarras siguen siendo guitarras, y en todas partes hay una buena banda de rock.
¿Con qué grupos o artistas ha trabajado o le gustan hoy en día por su sonido o su forma de tocar?
Muchísimas. Hay que prestar atención a la música porque siempre está llegando y llegando. Los músicos escuchamos música que nos despierta interés y fascinación. Últimamente escuché a Mike Bloomfield con Electric Flag, Hendrix y Zeppelin. Como trabajo mucho con “beats” y “samplers” escucho música todo el día.
Los países del mundo discuten la conveniencia de aceptar para la sociedad el matrimonio entre homosexuales. ¿Cuál es su opinión en torno al matrimonio igualitario u homosexual?
Son derechos humanos. Cualquiera que quiera casarse tiene derecho a hacerlo.
La legalización de las drogas, un tema de nunca acabar. Uruguay lo intentó. ¿Hay alguna nueva posición suya en torno a esto?
El consumo está definitivamente instalado para bien o para mal, que es mucho y peligroso, pero la opresión legal no resulta una solución. Combatir al consumidor, las leyes de tenencia y consumo, incluso las de narcotráfico, solo perjudican a inocentes, o pequeños culpables.
¿Cuál es su posición de tener un Papa de la misma nacionalidad, que hable su idioma y conozca sus costumbres? ¿Le sorprendió la elección?
Es probable que el Papa haya escuchado alguna canción mía; ahora puedo ir al Vaticano y pedir audiencia, supongo. No pensé mucho en “nuestro” Papa; siempre se dijo que el próximo sería un latinoamericano. Ahora el próximo tendría que ser africano.
Hay quienes dicen que usted es una especie de Charles Bukowski de la canción. A ese autor se lo conoce como el escritor del “realismo sucio”. ¿Qué piensa de esa comparación?
Hay algo de eso, texto valiente y gracioso, desgarrado y con cierto humor negro o cándido. Incluso Bukowski fue un gran escritor y poeta, la cultura rock le agradece mucho, aunque personalmente no fue partidario del rock ni del cannabis, sin embargo, resultó ser un aliado en todo.
¿Cuándo fue la última vez que se sintió normal –entiéndase por normal como cotidianidad, de shopping en un mall, cocinando para sus amigos, salir al mercado, ir a McDonald’s-?
Todo el tiempo me siento normal.