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El Telégrafo
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Joselo y Enrique Rangel / Guitarrista y bajista de Café Tacvba

Café Tacvba: "Componemos de una manera muy visual"

Café Tacvba: "Componemos de una manera muy visual"
Fotos: Carlos Proaño
24 de junio de 2018 - 00:00 - Jéssica Zambrano Alvarado

Café Tacvba acumula casualidades. Cada género musical que encuentran es una nueva posibilidad. Si algo no han hecho durante sus 29 años de carrera ha sido repetirse. “Y si lo hacemos será algo nuevo”, dice Joselo Rangel, en una entrevista que dio a varios medios de comunicación antes de su primer concierto en Guayaquil, junto con su hermano, Enrique.

Mientras ellos carean a la prensa, Rubén Albarrán, el vocalista de la banda, ha pedido que lo lleven a comprar discos de vinilo. Se encuentra con un fotógrafo que lo guía por recovecos donde aún pueden encontrarse materiales de lo que fue la disquera Onyx. Él termina comprando más de 30. La mayoría es música nacional, cumbia, tecno, pasillos; y alguna que otra rareza extranjera.

Los cuatro integrantes de esta banda mexicana se conocieron cuando tres de ellos estudiaban Diseño Gráfico.

Emmanuel del Real, o Meme, estudiaba ingeniería. “Ahora diseñamos música”, dice Joselo, y tal vez por ello no se repiten.

En el camino supieron negociar para no alterar lo que querían a cambio del contrato con una disquera. Lo hicieron de la mano de Gustavo Santaolalla, que los ha acompañado casi desde sus inicios.

Ahora intentan hacerlo solos, con su propia casa productora y alterando siempre su diseño sonoro.

Los artistas buscan siempre encontrar su lenguaje, ¿qué ha hallado Café Tacvba en sus discos —cada uno distinto al otro— y cómo influyó desde Re Gustavo Santaolalla?

Quique: La primera enseñanza que obtuvimos de Gustavo fue entender que grabar un disco significa algo diferente a lo que puedes tocar en vivo. Tienes que complementar muchas cosas que no ocurren en vivo, con la magia del sonido, del público, las luces. Todo eso transformarlo al estudio puede ser algo difícil y tienes que aprender a manejar los recursos del estudio para manejarlo. A partir de Re sabíamos qué podíamos esperar y que el sonido de Café Tacvba tenía que ser grabado y eso se llegó a desarrollar en los distintos discos. En nuestra búsqueda musical, nuestro objetivo no ha sido buscar un estilo Café Tacvba, sino tomar los elementos que tuviéramos a la mano para desarrollar algo que, a lo mejor, pudiera formar parte de nuestro universo musical. Disco tras disco ha sido una constante renovación. Creo que no nos hemos repetido y el día que nos repitamos tal vez no habrá otros caminos nuevos para desarrollar.

Joselo: Y si nos repetimos será algo que no hemos hecho y ese será el siguiente disco que hagamos.

¿Se lo plantearon así?

Joselo: No nos lo propusimos, todo fue en el camino. Cuando sacamos Re perdimos a muchos seguidores. En México dijeron que se acabó nuestra carrera. Curiosamente fue el disco que nos permitió sonar en Colombia, en Chile, desarrollar un público fuera. Fuimos perdiendo, ganando y constantemente se va renovando el público de Café Tacvba. Después de tanto tiempo si alguien llega y nos dice “es que no me gustó ese disco”...

Quique: Pensamos que ya le va a gustar el siguiente.

En el documental Seguir siendo, un productor dice que han logrado sobrevivir como ninguna otra banda con lógica...

Joselo: Desde el principio nos dimos cuenta de que esas diferencias son lo que hacen al grupo. No decimos “este es el estilo”, aceptamos que somos cuatro individuos, con ideas distintas en muchas cosas, pero existe el momento en que nos juntamos y sucede algo...

¿Magia?

Joselo: Sí, magia, aunque la palabra ya no significa lo que alguna vez significó, si es que alguna vez significó algo.

Quique: Ahora significa Harry Potter.

Joselo: Sucede magia y nosotros la vemos. Cada uno compone de manera individual, letra y música. Cada quien en su instrumento, con un demo, con una canción grabada de alguna manera, muestra la canción y en el momento en el que los demás se suman algo pasa, funciona para nosotros y para el que nos sigue. Tratamos de cuidar eso al máximo. Cuando sentimos que hay roces o que ya nos hartamos de vernos todos los días, decimos “hay que tomar distancia”. Que yo sepa, fuimos el primer grupo en México que tomó un año sabático, después de 10 años.

¿Sabían que iba a ser solo un año?

Joselo: Sí, la gente alrededor dijo que ya nos íbamos a separar, que estábamos peleados, pero estábamos muy conscientes de que era lo saludable. Nos separamos y seguimos otros veintitantos años, casi 30, y cada vez que se tiene una necesidad de distancia tomamos recesos. A veces es un año, a veces meses, a veces más de un año y eso nos funciona mucho porque nos damos cuenta de que siendo seres humanos las relaciones se desgastan. Tomar distancia y hacer otras cosas suma al grupo. Siempre regresamos con más ganas e ideas nuevas porque descubrimos otras formas de trabajar afuera.

¿Qué sobrevive de esa primera etapa en la que se conocieron, haciendo diseño gráfico?

Joselo: Nos conocimos estudiando Diseño Gráfico. Tenemos una formación o malformación académica. Había maestros muy buenos  y nos enseñaron cómo estructurar el proceso creativo y creo que eso nos ayudó un montón a trabajar. Nos juntamos, nos pusimos una meta, una dirección, límites, cambiamos el marco teórico. Hacemos cosas que vienen de la Universidad y eso explota nuestra creatividad.

El año pasado decidieron dejar de cantar “Ingrata”, ¿qué pasó con su letra que sentían que aludía a femicidios?

Quique: “Ingrata” es una canción de Emmanuel, es una parodia, un homenaje a la música del norte de nuestro país. La letra es una parodia de cómo el drama y el sentimiento se expresan en nuestras canciones y lo lleva al extremo de ultimar al ser amado. Siempre la cantamos en ese tono y coincidió con que después de mucho tiempo de cantarla, Rubén que ya no la iba a cantar más. Siempre la cantamos igual a como fue compuesta, pero está sujeta a los cambios de la sociedad y cómo un mismo mensaje puede ser leído de manera diferente y esa especie de incomodidad se manifestó. Los medios hicieron algo más grande de lo que decidimos. Puede ser cuestionable la forma en que la gente puede leerla. O hacer una parodia de este sentimiento puede ser malinterpretado.

¿También es el cuestionamiento a la tradición?

Joselo: Lo más interesante no es si la tocamos o no, sino lo que generó. Para mí fue una sorpresa leer todo lo que se publicó solo porque Rubén dijo “¿qué tal si esta canción no la tocamos? No quiero tocarla”.

¿Pero sienten algún compromiso por ya no tocarla?

Joselo: Se lo tendrías que preguntar a Rubén. Lo que me parece más interesante son los razonamientos que surgieron. El diálogo está buenísimo.

Quique: ¡Y qué bueno que dejar de hacer esto genere ese diálogo!

¿Dónde quedó el diseño?

Joselo: Somos diseñadores de música.

Quique: Rubén y yo seguimos en el diseño.

Café Tacvba también es cómo nos presentamos visualmente. Hace algunos años seguía haciendo portada de discos y ahora que ya no hay discos...

Joselo: Ya no hago nada. (Risas).

Quique: Creo que hay algo de la educación visual y del diseño. Más allá del proceso, creo que componemos de una manera muy visual.

Joselo, y esa idea del diseño cómo la trasladas a la escritura, ahora que escribes una novela que se inició como un guion...

Joselo: Escribí ese guion y lo empecé a tallarear, entonces me pedían que hiciera muchos cambios y me costaba. Luego me di cuenta de que aunque siguiera todos esos comentarios que me decían, de todos modos siempre iba a aparecer alguien más para decidir que si era muy caro, que si los actores van a hacer esto o lo otro y que todo iba a cambiar. Entonces decidí que mejor me ponía a escribir. Tú terminas un cuento o una novela y no tienes que pedir permiso para nada. Lo único que necesito es una hoja y un papel.

Quique: Una hoja y una pluma porque con una hoja y un papel hago avioncitos.

En Jei Beibi se contraponen las canciones sobre cosas oscuras, como “1, 2, 3”, que habla sobre el caso de Ayotzinapa, con ritmos festivos...

Joselo: Hay una interesante contraposición en el tipo de temas que tratamos y tiene que ver con nuestra edad, con nuestros procesos personales. Puedo leer la responsabilidad de ser padres y cómo leemos eso en nuestra vida. Veo un desencanto sobre lo que pasa alrededor de nosotros viviendo en una ciudad como México, donde vivimos a pesar de la violencia y el desencanto. Eso, por alguna razón se contrapone con un sonido optimista. Salvo en “1, 2, 3” no pensamos que debía “ser más comercial”, o “ya que es tan triste hay que hacerlo feliz”. Todos los temas llegaron al sonido que creímos merecían.

Quique: En “1, 2, 3”, Meme trajo una idea musical, quería hablar de la matanza pero con algo de optimismo, con la idea de poner un poco de esperanza. Creo que es lo que necesitamos, hacer algo para reanimar lo que estamos viviendo. No fue un condicionamiento pensar si iba a tener o no difusión.

Joselo: Mi mamá murió cuando estábamos trabajando en las canciones. Es extraño cómo se mueve la creación y cómo llega el resultado. Lo que hago es llegar al grupo, dar las canciones y quién sabe qué es lo que va a pasar, a ver qué sale hasta que los cuatro estamos contentos como pasó con Jei Beibi. (I) 

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