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El Telégrafo
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Cada día hay menos lectores en bibliotecas públicas de Inglaterra

Entre abril de 2015 y marzo de 2016, solo el 33,4% de adultos utilizó una biblioteca pública, comparado con el 48,2% en 2005.
Entre abril de 2015 y marzo de 2016, solo el 33,4% de adultos utilizó una biblioteca pública, comparado con el 48,2% en 2005.
Foto: Leonardo Boix
23 de agosto de 2016 - 00:00 - Leonardo Boix, corresponsal en Londres

En la tierra de William Shakespeare, Charles Dickens, Jane Austen y Virginia Woolf, por solo nombrar a algunos de los autores ingleses más populares, hay cada vez menos lectores que utilizan la biblioteca pública, institución que se encuentra ahora en una crisis sin precedentes en el país.

De acuerdo a un informe del Ministerio de Cultura británico, el número de lectores que concurrió a una biblioteca pública en Inglaterra se desplomó en un tercio en la última década, aunque el uso de las mismas en las zonas más pobres sigue siendo estable.

El documento evaluó el uso de las bibliotecas públicas en el país desde 2005, ante el avance de internet y los libros digitales. En los últimos años, desaparecieron cerca de 350 bibliotecas públicas en Inglaterra, en su mayoría por falta de presupuesto.

Según el informe oficial, entre abril de 2015 y marzo de 2016 solo el 33,4% de los adultos utilizaron una biblioteca pública, comparado con el 48,2% en 2005, cuando las autoridades habían comenzado a recopilar esa información. Esta es la primera vez que el Gobierno da cuenta de un “marcado descenso” en el uso de las bibliotecas.

Por el contrario, la proporción de adultos que visitó sitios históricos, museos y galerías de arte en el Reino Unido aumentó considerablemente en la última década.

El reporte reveló que aunque la baja asistencia a las bibliotecas públicas se dio en todos los grupos demográficos durante la última década, el mayor descenso se dio en los grupos urbanos prósperos, con una caída del 57,3% al 37,8%, y en los grupos ricos, del 50,9% al 33,5%. Sin embargo, el uso de bibliotecas públicas en zonas humildes del país, como el norte de Inglaterra, se redujo solo en el 7% durante el mismo período, del 40,9% al 33,5%. Con respecto a las zonas geográficas, la asistencia de adultos en las regiones más ricas del país a las bibliotecas registró el mayor declive en la última década, del 46,3% al 31,4%, mientras que el uso de esos establecimientos en las cinco regiones más pobres “sigue siendo estable”.

“Proporcionalmente, el uso de las bibliotecas en las zonas con más privaciones económicas de Inglaterra sigue siendo alto, hecho que demuestra el papel fundamental de estos servicios públicos para mejorar los niveles de alfabetización y conocimientos de esas comunidades en desventaja”, afirmó Mark Taylor, portavoz del Instituto Nacional de Bibliotecarios británicos.

“Por ley, nuestras bibliotecas existen para que todos puedan acceder a ellas. Las cifras actuales justifican aún más el pedido para una rápida modernización de las bibliotecas públicas en todo el país, ya sea ampliando el horario de apertura, como mejorando los servicios digitales, poniendo a disposición de los lectores los libros digitales (ebooks) o invirtiendo en la compra de libros y en refacciones edilicias”, agregó.

El informe del Ministerio de Cultura dio cuenta de una reducción en el número de trabajadores que usaron las bibliotecas públicas en los últimos dos años, del 33,4% en 2013, al 31% en 2015. La proporción de desempleados que asistieron a las bibliotecas del Estado siguió siendo estable durante ese período, al 37,1%. La investigación reveló que más adultos de minorías étnicas, un 45,6%, asistieron a bibliotecas públicas en el último año, comparado con aquellos adultos blancos (31,6%).

Mientras el gobierno cierra cada vez más bibliotecas públicas y reduce el presupuesto para esas instituciones culturales, varios organismos especializados instaron a las autoridades a revertir ese peligroso declive, que consideran afectará gravemente los niveles culturales de los británicos.

Desmond Clarke, quien hace campaña para mejorar la situación de las bibliotecas públicas, denunció que como consecuencia de una falta de política de Estado al respecto, otras 77 bibliotecas están amenazadas con el cierre en los próximos meses. “El nuevo ministro para Bibliotecas Públicas, el funcionario Rob Wilson, debe tomar medidas urgentes para revertir ese declive, ya que seguir ignorando esta crisis es simplemente inaceptable”, subrayó.  

“Es irresponsable que las autoridades no hayan previsto este decrecimiento en el uso de las bibliotecas y se negaran a poner en marcha un plan efectivo para atraer a más lectores. La crisis que enfrentan nuestras bibliotecas públicas debe ser una de las principales prioridades del Gobierno”, concluyó. (I)   

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