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Entrevista / Ishita Banerjee / historiadora india

“Busco cómo el imperio construyó a las mujeres”

Foto de Cuenca y su Region. Blogspot
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05 de mayo de 2015 - 00:00 - Ángeles Martínez. Cátedra Abierta de Historia, Universidad de Cuenca

Ishita Banerjee es una importante historiadora india y profesora invitada en la Universidad Andina Simón Bolívar, hace un par de semanas visitó la Cátedra Abierta de Historia de la Universidad de Cuenca e impartió la conferencia Historias antiguas, historias nuevas.

Profesora-investigadora a tiempo completo en el Centro de Estudios de Asia y África del Colegio de México, investigadora Nivel III en el Sistema Nacional de Investigadores de México. Hizo su Maestría en Historia en la Universidad de Calcuta y fue premiada con medalla de oro por obtener el primer lugar. Obtuvo su doctorado en la misma universidad en 1994. Ha sido profesora visitante en importantes universidades del mundo incluyendo Cambridge, en Inglaterra.

Sus libros: Historia de la India Moderna; Religión, Leyes y Poder; Fronteras del Hinduismo; Affairs divinos; Otras modernidades; etc. han enriquecido el debate sobre lo que significa ser historiador hoy.

“Los estudios femeninos y subalternos buscan cómo hacer la historia o las ciencias sociales más conscientes, democráticas e inclusivas y ello solo se logra poniendo énfasis en perspectivas diferentes, otorgando a todos los actores un valor. El punto es llegar a repensar esa idea de la normatividad y lo normal, qué es lo que se dice “es normal”. Un ejemplo en concreto: ¿cuándo y cómo surgió la idea de la familia nuclear heterosexual? (Obviamente como la norma de la sociedad). Debemos excavar en los genealogías de esos conceptos-categorías que son excluyentes en mundos reales” I. B.

¿Los planteamientos teóricos que tiene encajan bien con América Latina?

Los estudiantes tenían la idea de que la época colonial de aquí era algo muy lejano y no importaba tanto lo planteado, porque la India vivió una colonización tardía, aquí se había ganado la independencia hace 200 años, y se pensaba “ya somos naciones independientes y modernas hace mucho”. Ese era mi punto de partida, los períodos, los procesos, las sociedades eran diferentes, pero muchas de las ideas y procesos epistémicos y reales por medio de los cuales fuimos colonizados no son tan diferentes.

¿Entonces la historia sesgada viene de esa influencia colonial?

Sí, pero esta idea de las ciencias sociales fue muy internalizada por las élites de la sociedad, en eso tampoco hay tantas diferencias, si analizamos los procesos de nacionalización de los países colonizados hay una similitud tremenda, aún con contextos distintos.

Si la idea era cómo hacer una historia para las personas olvidadas, la pregunta es ¿cómo?

Pensar en todas esas personas como sujetos de su historia sin objetificarlos es un gran reto para los historiadores, escucharlos y tratar de presentar sus voces sin asumir el poder de representar, algo muy difícil que ha involucrado a los teóricos en debates tremendos. Respetar su diferencia sin construirles otras, o mirarlos como algo diferente, primitivo, porque sino estás otorgándoles una esencia que no tienen. Eso es lo que hace también la perspectiva de género, por tanto, nuestro posicionamiento es muy importante para decidir qué tipo de historia tenemos que hacer, es un acto político.

Lo anterior justificaría plenamente que un historiador pueda escribir una historia de los otros… ¿La otra opción es que cada uno escriba su propia historia?

Eso sería caer en un relativismo, decir que cada cual tiene su lógica propia sí, pero a pesar de eso hay una perspectiva. Primero hay que reconocer las relaciones muy asimétricas del poder que se dan en cualquier parte del mundo. Los estudios dicen justamente que lo que define al subalterno es su conciencia de ser dominado, muy fácilmente se puede mostrar eso en el caso de las mujeres, pero es muy interesante, fascinante y enriquecedor pensar la subalternidad como una perspectiva, no solamente en términos de dominado y dominante porque ello es subjetivo, puedo tener poder y sentirme subalterno. Reconocer que casi todos pertenecemos a grupos muy privilegiados, eso nos permite reflexionar sobre nuestros prejuicios.

En cuanto a lo femenino ¿cuál es el desarrollo del debate teórico?, ¿cómo lo ha trabajado?

Intento analizar el discurso dominante nacionalista de India y México con condiciones diferentes, cómo están pensando a la mujer en los discursos nacionalistas. Es clave cómo se piensa a la mujer moderna, se construye la nación sobre la base de la familia y hay muchas similitudes de ambos lados. Lo que hago es ver cómo el imperio construyó a las mujeres —pensaba a las mujeres de la Amazonia o de las Américas o América Latina— como muy sensuales, un anacronismo frente al pensamiento de las tierras vírgenes, las comunidades eran anacrónicas no debían existir en tierras vírgenes. Una vez que se enfrentan a eso hay una “tradición pornotrópica” de abundancia de exotismo, erotismo acerca de las mujeres. Como sabemos, también el lenguaje de la modernidad y la ilustración tiene su peso. Para las mujeres de Medio Oriente, pensemos que India no era de tierras digamos ‘vírgenes’, como saben se trata de una civilización muy antigua, pero siempre han sido exóticas, por instantes por ser veladas y eso genera otro enigma.

Quería mostrar…

Las relaciones muy íntimas en la concepción de la mujer en los entes coloniales y las élites nacionalistas. Es un poquito atrevido el trabajo pero era muy necesario para re-pensar nuestro nacionalismo. La nación no puede existir sin marcar sus fronteras internas que se constituyen con referencia al otro. Para esta delimitación, la diferencia cultural es muy importante, las mujeres son las personas claves su deconstrucción constituyen la diferencia cultural.

Hay dos casos, hay un esfuerzo muy fuerte para modernizar a las naciones, porque la idea de los países europeos (un poquito diferente para América Latina, pero tampoco tan diferente con los criollos) era que los otros estaban atrasados y no podían autogobernarse y necesitaban esa presencia ‘benigna’, digamos, de los colonizadores. La misión civilizatoria era muy importante como una justificación de su presencia, cuando retoman las elites locales su lucha o estas ideas, las mujeres, su condición, también son el marcador de este supuesto atraso.

En India hay un debate tremendo sobre la reforma social a principios del siglo XIX. Poco a poco el discurso nacionalista llega a construir a esta nueva mujer, muy educada pero muy educada a la india, depositaria de la indianidad, de valores, tradiciones, educada porque dedica todo su tiempo a la familia, a criar hijos valientes etc,. La idea de ‘las mejores mujeres’ tuvo como referente a la diosa Lacshi que es muy autónoma, la diosa del bienestar, de la bondad, sin ella no hay nada. Te mueres de hambre. Por un lado ella y por otro lado la esposa victoriana como la compañera idónea del hombre, se trata de mezclar estos conceptos.

¿Para México?

La Malinche, una figura muy ambigua. Las malinchistas son las que se venden, traicionan. ¿Cómo resuelven como república manejar la imagen de la mujer? Era necesario rescatar el pasado amerindio, construir la nación mestiza, que muestre un lado muy bueno del mestizaje, pues la cara del mal es la Malinche. Poco a poco, la cara positiva se convierte en la Virgen de Guadalupe.

Estos conceptos de la mujer cercana al mal, portadora del pecado son una construcción que se da ¿cuándo?

En el siglo XIX, en la era victoriana, gana mucha fuerza la idea de la normatividad y la obscenidad. En India surge eso de juzgar lo que es vulgar/obsceno —que no existía en nuestro mundo—, en el Islam tampoco, nadie pensaba a la mujer como la marcadora del nivel de civilización, porque nadie se había preocupado por el nivel de civilización, no se había divido el mundo en un sistema muy jerarquizado de sociedades atrasadas o avanzadas, no se pensaba el mundo así hasta el surgimiento de esos Estados europeos que divulgaban el “somos los mejores por eso estamos aquí”.

¿Qué pasa con la mirada externa que tenemos, por los medios de comunicación, sobre la mujer no occidental?

Las mujeres aparecen en esa mirada que nos venden los medios, la idea de que se las quema o no pueden mostrar su cuerpo, hay un sesgo de lectura, a occidente nos llega esa información y hay que verla desde lo histórico, investigar. Cuando los Estados Unidos invadieron Afganistán, llegaban mensajes diarios y muchos de cadena: que las mujeres afganas están tan perseguidas por los talibanes, algo que justificaba la invasión. Vi un paralelo con la misión civilizatoria de la India “las pobres mujeres están tan sometidas”, hay muy buenos trabajos sobre ello, debates entre las élites y los ingleses, los jueces, sobre lo que constituía la tradición india, también hay investigaciones serias.

El primer paso, frente a la idea de que las mujeres musulmanas están en esta posición es reconocer que no hay ‘las mujeres musulmanas’ como no hay ‘las mujeres orientales’, son países muy diferentes. (I)

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