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El Telégrafo
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Entrevista / Diana Wechsler/ directora artística-académica de bienalsur

BienalSur propone un nuevo mundo simbólico

BienalSur propone un nuevo mundo simbólico
Foto: Miguel Castro / El Telégrafo
11 de noviembre de 2017 - 00:00 - Redacción Cultura

Bienalsur no es una bienal igual al resto. Nació en una institución pública, la Universidad Nacional de Tres de Febrero (UNTREF). Se construyó de un diálogo entre dos sectores aparentemente disímiles: la escuela de Políticas Internacionales y la de Estudios Curatoriales. Sus gestores, Aníbal Jozami y Diana Wechsler, se tomaron elementos políticos, como el mapa con el cual construyen una cartografía de 18.370 kilómetros, que recorren con su “caballo de Troya”, una serie de muestras y alianzas con instituciones vinculadas al arte en las cuales plantean una gestión contraria a las normas del mercado del arte y la institucionalidad impuestas desde Europa y Estados Unidos.

Bienalsur tiene como punto cero a Argentina, donde se gestiona y están sus creadores, pero se conecta con 16 países y 32 ciudades de todo el mundo en las que tiene sus 84 sedes. Las muestras son paralelas y se cuestionan si ¿es posible promover un verdadero diálogo en condiciones de paridad entre distintos puntos del planeta y que se origine desde el sur?

En Ecuador se asentaron en Guayaquil a través de la sección ‘Colección de colecciones’. La muestra Maquinaciones se montó con la curaduría de Marina Aguerre y Fernando Farina con piezas de las colecciones disímiles del Museo Antropológico y de Arte Contemporáneo (MAAC), de Guayaquil y la del Macro-Castagnino, de Rosario, en Argentina.

¿Qué casualidades encontraron entre estas dos colecciones?

Son bien diferentes. El Castagnino es la institución referente del arte contemporáneo en Argentina, construyó una colección al calor de los debates contemporáneos y generó un montón de discusiones en torno a la idea del museo. La colección del MAAC se armó de otra manera con donaciones, adquisiciones. Sin forzar ambas colecciones tenemos un diálogo con guiños, interferencias, discusiones y sobre todo puntos de encuentro.

Tal vez como ocurre con el MAAC se encontraron con colecciones de América Latina que buscan recuperar piezas arqueológicas precolombinas y descuidan nutrirse del arte contemporáneo...

Deseamos que esta muestra sea un disparador para la reflexión de los artistas, de quienes hacen las producciones y los diálogos que se pueden establecer más allá de las distancias geográficas.

Las reservas de las instituciones culturales de América Latina no están hablando del presente, pero en realidad eso se está modificando. Este tipo de proyectos muestra que lo que habla del presente es la pregunta que el curador plantea. Aquí el eje está puesto en el arte contemporáneo y  podría haber surgido interés en incluir una pieza precolombina porque disparaba un tipo de situación por los modos de este proyecto y hubiera funcionado. Lo contemporáneo es la pregunta, la mirada; de esa manera se trae al presente al patrimonio; la conservación se queda con mucho sin decir; el patrimonio responde al presente por las preguntas que le hagamos. 

Nadie soñó que estas dos colecciones dialogaran. Ocurre en el marco de un proyecto que busca crear otras redes, pensar con otros niveles, repensar las reglas. Si el norte nos dio las reglas por qué no pensar otras estructuras y otras soluciones.

Esta es una bienal grande, pero contradice la tradición de un único curador que elige todo, como Documenta o Venecia...

Bienal sur toma instrumentos del poder que son mapas y pasaportes y plantea otras lógicas. Borramos las divisiones políticas,  ponemos un punto cero, que está en la sede, en Argentina. Simbólicamente es una puerta de entrada y desde allí llegamos a Tokio, París, Guayaquil y todas estas relaciones de distancia arman otro mundo, un mundo simbólico que es el mundo de Bienalsur.

Es un tipo de plataforma horizontal que pone juntas instituciones que nunca lo estarían porque unas se piensan como centrales y otras como periféricas. Respecto de Venecia o de las grandes bienales tradicionales lo que plantea Bienalsur es una gran cantidad de ciudades con acciones en simultáneo, artistas que son convocados por sus propios intereses y no a partir del curador. Genera un sistema de pensamiento con colecciones, con distintos actores de la escena y más allá del mercado porque este no lo atraviesa, como sí lo hace la construcción de pensamiento. (I) 

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