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De Nueva York a París: dos miradas después de la XIV Bienal de Cuenca

De Nueva York a París: dos miradas después de la XIV Bienal de Cuenca
Foto: Medios Públicos
20 de noviembre de 2019 - 19:23 - Redacción Cultura

Aún hay rastros de la última Bienal de Cuenca, curada por Jesús Fuenmayor hace un año. En las calles de la ciudad todavía hay carteles de la obra de Julien Bismuth, que recibió el Premio Guaraguao, y ahora mismo, las artistas María José Machado y Juliana Vidal exhiben los proyectos que tuvieron su gestación en la Bienal, en Nueva York y París.

María José Machado actúa como interfaz para producir una obra con personas privadas de la libertad en la cárcel de El Turi, de Cuenca. La propuesta ganó el Programa de Becas y Comisiones de la fundación de arte Cisneros Fontanals (CIFO) junto con otros ocho artistas latinoamericanos.

Con esta beca, Machado desarrolló un proyecto en la cárcel. Trabajó durante nueve meses –a pesar de que había considerado hacerlo en cuatro–, con 15 mujeres y 15 hombres.

Los participantes recibieron talleres de expresión corporal, performance y manualidades. Trabajaron técnicas alrededor de la pegatina, el stencil, la historia del arte. Estudiaron a artistas que trabajaron la libertad tradicional política, económica. Cada uno eligió una obra con la cual se sintiera identificado para fotografiar su cuerpo y reinterpretarlo.

A través de pegatinas, a modo de grafitis, las fotografías ahora ocupan puertas, paredes, espacios entre alcantarillas, intersticios del lugar que habitan.

Las pegatinas en miniatura fueron colocadas como grafitis dentro de los espacios públicos de la cárcel. “El grafiti que siempre ha sido considerado un arte prohibido en la ciudad, resignifica el cuerpo de los reos y los muestra al exterior en este espacio secreto”, cuenta la artista sobre este proceso.

Además del trabajo que se exhibirá en el Museo del Barrio de Nueva York hasta enero, Machado plantea montar una galería permanente en El Turi para que el proceso continúe, administrado por ellos.

Juliana Vidal encuentra una forma del tiempo

Juliana Vidal presentó en la Embajada de Ecuador en Francia, La forme du temps. Su obra, que recibió en la Bienal el Premio París, es el producto de una residencia en dicho país.

A través de su trabajo, Vidal señala mediante la materialidad –una constante en su obra– el paso del tiempo, la memoria que desaparece, las evidencias de lo que se calla.

Con molde de alginato –un material que se desgasta en 10 días– trabaja una instalación de cuatro series, de seis piezas cada una, creadas con el mismo molde.

Las obras de yeso fueron creadas a partir de moldes de rocas, tomadas de la costa noroeste de Francia, de un departamento que se llama Finisterre y cuya traducción al español sería “fin de la tierra” o “punta del mundo”.

Bienal

“La idea es hablar de cómo el tiempo marca ciertos espacios, hablar un poco desde la poética de la erosión, a través del desgaste del material en el momento exacto”.

La estancia de la artista en París definió el trabajo sobre estos objetos, además de “la memoria del espacio, el paso del tiempo, la poética del desgaste, la resistencia; en este caso, la forma que adquiere la piedra luego de años y años de ser golpeada por la olas”.

Su registro del tiempo consiste en hacer moldes de lugares, de espacios desgastados. “La impronta captura un momento específico, la roca seguirá siendo erosionada por las olas, y será diferente, está en un cambio constante. Anteriormente presentó los moldes en hielo, bajo la idea de que es la posible forma que veríamos en el caso de hacer una fotografía con el obturador abierto durante años”. (I) 

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