La biblioteca que diseña la Universidad de las Artes ha planteado al Ejecutivo —a través del Ministerio de Cultura y Patrimonio— la probabilidad de ser declarada Biblioteca Nacional de las Artes. La propuesta la ha remitido la institución, confirmó Ramiro Noriega, quien dijo que a través de un estatuto se convertiría —de forma oficial— en la primera biblioteca especializada en artes del país y el depósito legal de los otros repositorios artísticos.

Noriega aspira a que el marco jurídico a través del cual se cree el articulado aparezca con claridad en la Ley de Cultura que estaría por aprobarse en la Asamblea Nacional. A través de esta, según ha dicho el ministro Coordinador de Conocimiento y Talento Humano, Andrés Aráuz, se crearía el Instituto de la Memoria Social que va a estar a cargo de la Gestión de Repositorios de la Memoria constituido por museos, bibliotecas y archivos.

El modelo que se ha planteado la institución para esta biblioteca trata de “encaminarse hacia la conservación de los patrimonios, el resguardo de la producción cultural y artística que es extremadamente esencial en un contexto de diálogo ciudadano. Esta biblioteca, tal como la hemos ido estructurando, incorpora en su plan de adquisiciones la posibilidad de obtener fondos de artistas, especialmente ecuatorianos para que estén disponibles para lo público”, explica Noriega.

Para estos fines ha empezado a establecerse un diálogo entre algunos artistas ecuatorianos, entre ellos el maestro Mesías Maiguashca. Según Ramiro Noriega, uno de los propósitos de las conversaciones con el músico y compositor radicado en Europa ha sido que la Biblioteca de las Artes sea el depósito de su fondo documental. De igual manera, se ha establecido un contacto con el músico y compositor Gerardo Guevara.

Noriega considera que esta inclusión es muy importante, pues faculta, dentro de la planificación de las capacidades de la biblioteca, la oportunidad de ser referencia para el desarrollo de proyectos de investigación y creación artísticas, con la intención de que el fondo que albergue la biblioteca tenga una dimensión interdisciplinaria. “Tenemos que imaginar una biblioteca del siglo XXI. Estamos reivindicando la necesidad de las bibliotecas en un espesor cultural diferente que es el de la cultura de este siglo. Tiene que estar conectada con las comunidades, conectada de manera radical con la ciudadanía, no solo en términos de los especialistas sino de los no especialistas. Debe tener una vocación de excelencia, de servicio y entretenimiento. Pensamos en una biblioteca inteligente, lúdica, que funcione como un repositorio de contenidos, pero también como un centro de mediación social-cultural”, se proyecta Noriega.

El patrimonio documental se inserta en la pluralidad

El exedificio del Banco de Descuento, localizado frente al campus central de la Universidad de las Artes (Aguirre y Pichincha), pasa por un proceso de intervención que habría iniciado en diciembre, 6 meses después del anuncio del proyecto, en junio pasado. Según explica Marcelo León, subsecretario de Patrimonio, el inicio de la ejecución de obras se postergó al realizar un análisis a la consultoría, cuyo resultado generó ajustes técnicos al proyecto para que alcance el nivel propuesto por la Universidad de las Artes, que es, en su intervención inicial, de $ 2’172.675,48.

El contrato de la obra, dice León, se suscribió el 1 de diciembre de 2015 y culminará a fines del mes de abril de 2016, fecha en la que iniciará el montaje del inmobiliario, al que Ramiro Noriega llama el ‘líquido sinovial’ de la biblioteca.

Hasta ahora, la Universidad dispone de cerca de 30 mil libros listos para integrar el catálogo de la biblioteca. En enero iniciará un proceso de adquisiciones convocado a través del portal de compras públicas. Este catálogo tiene una curaduría de textos ligados a la estructura académica de la UArtes, vinculado al campo disciplinar de los campos con los que se han establecido escuelas: cine, literatura, artes escénicas, sonoras y visuales.

Además, durante los últimos meses se ha trabajado en la búsqueda de fondos visuales y se ha dinamizado el proceso digital a través de la suscripción a bases de datos en ámbitos pertinentes, como Ebrary, Alexander Street, ProQues y Jstor.

Dentro del proyecto se destaca el espacio que tendría esta biblioteca en relación con el archivo, que en un primer paso se concreta a través del convenio interinstitucional entre EL TELÉGRAFO, la Universidad y el Ministerio Coordinador de Conocimiento y Talento Humano para el traspaso de los 1.300 tomos de periódicos que conforman la hemeroteca de este diario y un universo de unos 7 millones de fotografías.

En este archivo se han establecido necesidades a cubrir como el espacio que requiere para su conservación, el inventario que posibilite la identificación y consulta de forma sistemática y bajo la idea de que “pueda estar vivo”, que nombra Noriega.

La biblioteca, dice el subsecretario de Patrimonio del Ministerio de Cultura, será un espacio idóneo para la generación y difusión del conocimiento. Noriega considera que hay que hablar de la experiencia de la lectura, el aprendizaje como una experiencia plural que requiere de diferentes maneras rituales. “Tenemos la responsabilidad de innovar otras formas de relaciones conscientes de las transformaciones de las sociedades. Esta biblioteca es un pretexto y una herramienta para trabajar en esa innovación social y académica de aprendizaje. Estamos dando pasos firmes al relacionar una biblioteca de artes con la universidad para que sea un espacio social y comunitario. Una biblioteca es un elemento trascendente siempre y cuando tenga esa capacidad de relación”, dice Noriega.

El funcionario concibe este espacio en contra de lo que se han convertido los contenedores documentales del siglo pasado: lugares inertes, aislados de las dinámicas públicas y sociales. (I)