Biblioteca de la CCE perdió a su maestra
El pasado trece de febrero falleció una gran personalidad dentro de la Casa de la Cultura. Se trata de Laura de Crespo, importante bibliotecaria y una mujer vinculada estrechamente al movimiento intelectual ecuatoriano. Laura de Crespo ha trabajado de manera fructífera dentro de la Casa de la Cultura Ecuatoriana, con su aporte para investigadores, artistas, intelectuales que se nutrieron de sus sesenta y un años de experiencia.
Crespo se inició en la Casa de la Cultura, donde pudo compartir con varios pensadores que participaron en la creación de este organismo: Benjamín Carrión, Jorge Carrera Andrade y César Dávila Andrade, éste último de quien fuera muy amiga.
El poeta y docente universitario Julio Pazos, quien también nació en la población de Baños al igual que Crespo, comentó que fue una de las promotoras del Museo del Libro, un sistema que permitía que investigadores no pudieran manipular los libros y no causen su deterioro. “Laura personalmente controlaba muchas cosas de la Casa de la Cultura, incluso en su avanzada edad”, afirma.
Pazos explica que Crespo recibió una importante colección de la familia de Alfredo Pareja Diezcanseco y de otros importantes escritores, por lo que ella se convirtió en un referente de cuidado y responsabilidad. “Si alguien necesitaba una información, acudía a ella. Yo fui varias veces y siempre me ayudó con datos muy valiosos”, comenta el escritor.
El también poeta y Director de la Cinemateca, Ulises Estrella, recuerda de manera grata a Crespo, quien en su adolescencia se interesaba mucho por las lecturas que Estrella hacía en medio de los grande pasadizos, y le regalaba revistas. “Yo solía sentarme en una banca de resistente e incorruptible madera de capulí, con diseño tipo colonial, que se presumía era regalo de un artesano quiteño para la apertura de la CCE. Cuando instalamos la Cinemateca en la Casona, traje la banca a mi oficina y, por supuesto, Laura disfrutaba de ese recuerdo, cuando me visitaba. Tenía una lúcida memoria y sensibilidad para entender los cambios de políticas culturales, siempre en defensa de la autonomía y el pensamiento de Benjamín Carrión”, afirma.
Pazos, por su parte, asegura que era una mujer de gran corazón, que cuando se produjo la evacuación de la gente de Baños participó en todas las actividades para recaudar fondos y ayudar a la gente. Estrella finaliza que su gran sencillez fue un escudo para no escribir sus memorias, un trabajo que le insistieron sus cercanos amigos como Estrella, Marco Antonio Rodríguez y Edmundo Rivadeneira, para que las elaborara. El poeta considera que no se debe olvidar la disciplina de Crespo, su paciencia e intuición en el trabajo definido y apasionado, tras haber permanecido tantos años en la Biblioteca Nacional”.
En 1992, el presidente de la República, Dr. Rodrigo Borja, otorgó a Crespo la condecoración de la ‘Orden Nacional al Mérito en el Grado de Oficial’. En 1993, al cumplirse 25 años de la muerte del poeta César Dávila Andrade, se publica su colaboración en el libro ‘Boletín y Elegía de una Vida’, editado por la Casa de la Cultura Ecuatoriana.