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Ecuador, 22 de Diciembre de 2024
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El Telégrafo
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La Biblioteca de Bolonia dedica una sección a Umberto Eco

El espacio hará una reproducción de las dimensiones y colores de la Biblioteca original, y tendrá una escalera de caracol que lleva a un entrepiso.
El espacio hará una reproducción de las dimensiones y colores de la Biblioteca original, y tendrá una escalera de caracol que lleva a un entrepiso.
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La Universidad de Bolonia ha decidido recrear en su biblioteca un ala enteramente dedicada a los volúmenes del gran filósofo Umberto Eco.

Este es el deseo que la familia Eco siempre ha cultivado: entregar los 1.200 libros antiguos de su colección a Brera, a la Biblioteca Braidense, y los otros 30.000 a la Universidad de Bolonia.

En esta universidad el académico enseñó desde 1975, ocupando la cátedra de Semiótica.

De hecho, el proyecto consiste en recrear en un ala de Bub, la biblioteca universitaria de Bolonia, su biblioteca de Piazza Castello, en Milán: sus 30.000 libros están a la espera de un lugar definitivo.

En este espacio las estanterías tendrían dimensiones y colores inspirados en los de la biblioteca original.

La entrada dará a Piazza Puntoni y desde aquí el espacio se enrollará en esquinas y largos pasillos.

También hay una escalera de caracol que conducirá a un entrepiso. Habrá una parte de los volúmenes dedicados a la ficción, otra dedicada a sus libros traducidos a todos los idiomas, otra a los libros escritos sobre él y otra que reunirá los libros de los “cretinos”, es decir, aquellos libros con que no estaba de acuerdo. Una gran sección cubre sus preciosas notas.

El filósofo escribió en 1994 Cómo organizar una biblioteca pública, texto en el que se burla del manejo de las bibliotecas y pide prácticamente la ausencia de usuarios. “El bibliotecario debe considerar al lector como un enemigo, un haragán (si no, estaría trabajando), un ladrón potencial”, dice una de las recomendaciones.

Su listado concluye con una nota reservada, en la que dice que “todo el personal debe estar aquejado por minusvalías físicas, porque es obligación de una institución pública ofrecer posibilidades de trabajo a los ciudadanos minusválidos (está en estudio la extensión de tal requisito también al Cuerpo de Bomberos). El bibliotecario ideal debe, en primer lugar, cojear, para que se retrase el tiempo que transcurre entre la aceptación de la ficha de petición, la bajada a los subterráneos y la vuelta”. (I)

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