La partida de Bernard enluta a sus televidentes
La generación de la década del 80 que creció con el programa de televisión El show de Bernard lamentó el deceso del pionero del espacio musical y entrevistador de artistas.
Bernard Fougères falleció el sábado 5 de mayo, aproximadamente a las 20:00, por una falla cardíaca en la clínica Alcívar, donde hace días se encontraba asilado.
El animador que residió en Ecuador desde el 1 de mayo de 1965, caló en los corazones del público durante tres décadas en Ecuavisa y, desde 2011, en Ecuador TV en su programa cultural Bernard en la noche.
Este fue uno de los últimos programas de "Somos Memoria" que #BernardFougeres grabó en @EcuadorTV junto a los lagarteros del centro de #Guayaquil cantando el pasillo "Lejanías"►https://t.co/9XeLF0cJeQ pic.twitter.com/Vd190MlMSJ
— El Telégrafo Ecuador (@el_telegrafo) May 6, 2018
Cinco años antes de vivir en este país, Fougères trabajó como profesor de literatura francesa en Marruecos; el Ministerio de Relaciones Exteriores de Francia lo trajo para que sea director de la Alianza Francesa.
A su esposa, Evelina Cucalón, quien también fue una reconocida pianista ecuatoriana, la conoció en 1967 y poco después se casaron. Fruto de este matrimonio nació Michelle, su hija consentida, también inmersa en el mundo de la música y la actuación.
En 2006, cuando su esposa Evelina falleció, Bernard se mantuvo lejos de las pantallas por casi más de un año.
Nos ha dejado Bernard Fougères, intelectual y artista franco-ecuatoriano que amó nuestro país tanto como nosotros. Nos harán falta su buena televisión y filosofía de vida. Un abrazo solidario a su familia, colegas y amigos.
— Lenín Moreno (@Lenin) 6 de mayo de 2018
Apasionado de la escritura
Otra de sus pasiones fue la escritura, por lo que mantuvo una columna de opinión en las páginas de diario El Universo, en la que plasmaba varios temas sobre el existencialismo, los valores, sabores y hasta llegaba a atender diversos correos como psicólogo solidario de sus lectores.
“Busco palabras de consuelo inexistentes. El mail de Cecilia es largo, cada palabra duele y como existen muchas Cecilias en el mundo, respondo el mail y le escribo a todas”, contestó Fougères a una seguidora que había perdido a su hija de 7 años.
Bajo el seudónimo de Epicuro también demostró sus conocimientos de cocina gourmet. Cada domingo, en el suplemento La Revista, describía sus visitas a varios restaurantes de Guayaquil, desde huecas hasta los de reconocidas franquicias. Nunca faltaron sus positivas asesorías sobre el adecuado servicio al cliente, las sugerencias de productos de su gusto para las recetas, consejos sobre la calidad del vino -como buen catador- y la referencia de los valores y la presentación de los platos.
Uno de los personajes que más admiró y que mantuvo fiel sobre su piano en cada programa fue Mafalda. “Descubrí a Mafalda a muy temprana edad, cuando Quino empieza a divulgarla por toda América. La leí en francés, inglés y en alemán. Me fascinó Mafalda porque consideré que era la voz de América del Sur”, comentó en una entrevista para EL TELÉGRAFO -en 2012- cuando se celebraban los 48 años de la historieta.
En otra charla con este medio, Bernard aseguró que nunca quiso que lo etiquetaran como periodista de TV. “Para mí, la televisión es dar un paso dentro de un estudio, pero soy el mismo, no cambio. Cuando recibía a un artista, ya sea a Raphael, Camilo Sesto o Paloma San Basilio, para mí era un ser humano y tenía un tiempo limitado para conocerlo, así que eso era lo apasionante. Unos me apasionaron de verdad y guardo un contacto estrechísimo con ellos”.
En 2004, el francés fue sometido a una intervención quirúrgica en Rennes, Francia, donde estuvo cerca de la muerte. Pero luego de su recuperación dijo que los médicos lucharon por mantenerlo con vida. “Fueron como cinco horas de una pequeña muerte”, aseguró en aquella ocasión.
Fougères, de 84 años, siempre sostuvo que amaba a Ecuador más que a su propia patria, Francia.
Sus restos están siendo velados en la sala exclusiva 2 de la Junta de Beneficencia de Guayaquil, ubicada en la av. Machala y calle Julián Coronel. (I)