Este año la beca Michael Jacobs que entrega la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI) fue para el argentino Ernesto Picco, pero no tuvo finalistas.

“No se ha entendido bien  lo que es el periodismo de viajes y es muy triste que ocurra esto cuando hay tres libros publicados, donde puedes entender cuál es el propósito de la crónica viajera”, dijo la periodista ecuatoriana Sabrina Duque, en una entrevista vía Skype con este diario. 

“Que se entienda y existan más proyectos de crónica viajera es fundamental para el sostenimiento de la beca”.

Duque, radicada por el momento en Nicaragua, ganó la cuarta edición de este premio, por su proyecto sobre el amor romántico de los nicaragüenses con los volcanes.

El libro se publicará este abril con Penguin Random House, en el sello Debate, donde también publica la escritora Alma Guillermoprieto, ganadora del Premio Princesa de Asturias.

Así, la beca va armando su pequeña biblioteca, según destacó el periodista colombiano Daniel Samper, durante el anuncio del ganador de la beca, en el marco del Hay Festival que se realizó la semana pasada en Cartagena de Indias.

Hasta ahora, además de Duque -la única mujer de este selecto grupo- la beca la han ganado el español Álex Ayala, con sus crónicas de rituales alrededor de la muerte, en Bolivia, a las que llamó Rigor Mortis (Libros del K.O.).

También el argentino Federico Bianchini  que publicó Antártida, 25 días encerrado en el hielo (Tusquets); el español Diego Cobo con Huellas negras, el rastro de la esclavitud (Cuadernos de Horizonte).

Crónica viajera
La crónica de viaje podría pensarse como un oxímoron porque viajar no siempre es permanecer y zambullirse en un tema con la experticia de quien bucea en el mar. Para Duque, en cambio, hacer crónica de viajes funciona desplazándose y quedándose a vivir por un tiempo en un lugar.

“Eso te da una opción de profundidad y una forma de sorprenderse. Tienes tiempo para comprender un lugar que no conoces y te da una mirada inocente, es intentar ponerte un colirio, aclararte la mirada, contar algo distinto de un cierto lugar geográfico”, agregó Duque.

Ernesto Picco, el segundo argentino en ganar esta beca por su propuesta para despojarse de esa mirada nacionalista sobre las Malvinas, piensa que “el turismo tiene que ver con el placer individual y hedonista de escoger un lugar para uno”.

“La crónica de viajes tiene que ver con el poder de contar historias para otros”, dijo desde Argentina a este diario.

Otras Malvinas
Ernesto Picco nació en 1982, el mismo año en el que Argentina e Inglaterra se peleaban por un territorio. Para el país europeo, el sitio era estratégico para instalar una base militar, aun cuando años antes intentaron devolvérselo a Argentina.

La intención de Picco por relatar lo que ocurre en las Malvinas no es de ahora, sin embargo, recién hace un año pudo viajar a las islas.

Se detuvo en su tranquilidad y publicó una crónica de largo aliento para la revista Anfibia. Se encontró con un lugar que tantos argentinos reconocen como suyo, pero que no tienen claro cómo se vive.

“Reclamamos un territorio del que hoy no sabemos nada”, sostuvo Picco, quien ha intentado explicarse la fijación con este sitio sin grandes resultados.

“Todos tenemos cosas que nos intrigan. Nací en 1982, en los mismos meses que estaban peleando allá, pero tal vez no tiene nada que ver. Lo que creo es que no se deben repetir las arengas que nos enseñan en la escuela”.

El comunicador, que recibirá $ 7.500 para desarrollar su proyecto este año, piensa que, periodísticamente, era necesario acercarse desde otra forma “para conocer cosas que no conocemos”. El próximo año se conocerán los resultados de este viaje. (I)