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El Telégrafo
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Christoph Baumann. Actor y director de teatro

Christoph Baumann: “Quiero nacionalizarme”

Solo una corte alemana puede concederle la doble nacionalidad a Baumann.
Solo una corte alemana puede concederle la doble nacionalidad a Baumann.
Foto: Álvaro Pérez / El Telégrafo
22 de enero de 2018 - 00:00 - Luis Fonseca Leon

Christoph Baumann planea incursionar en el stand up comedy. Lo dice sobre el asiento de copiloto en un taxi, donde ha preferido sentarse por el largo de sus piernas. Cuenta que el actor Eduardo ‘Mosquito’ Mosquera le recomendó que hablara sobre lo que significa ser un alemán de casi dos metros de estatura en un país como Ecuador, donde la media es 1,60.

Mientras termina de escribir el libreto sobre eso, Baumann hará una prueba, el próximo 30 de enero. Otro actor, el cuencano Pablo Aguirre, intérprete de El Papi en Ladies night -que cerrará su última temporada este fin de semana, en Multiteatro, del centro comercial El Recreo- preparará una puesta en escena similar, en la que sacará a su personaje de la farsa para arrancar risas sin más recursos que el vestuario y un micrófono.

El género en que coincidirán es uno de los pocos que le falta explorar al actor alemán, que ha incursionado en monólogos tan complejos como su versión de Hamlet u obras corales como Un enemigo del pueblo, la adaptación del noruego Henrik Ibsen que coincide con su pensamiento político: en democracia hay que involucrarse mucho y conformarse poco.

Hombre de muchos amigos artistas, Christoph ha quedado en almorzar con el actor Juan Andrade, en La Floresta. Antes de tomar el taxi, hará una parada en la sala de teatro Casa Toledo, donde concedió esta entrevista, que continuará en la edición de la revista Cartón Piedra del 2 de febrero.

Has usado a tus personajes para hacer reír sin dejar de ser crítico con tu entorno...
Desde que los incluyera Don Evaristo [interpretado por Ernesto Albán, en la primera mitad de los ochenta] ya había personajes que hacían de extranjeros. Es que a los ecuatorianos les encanta burlarse de los gringos. Ponían a personajes que no entienden nada de esta cultura o la entienden mal y hacen huevada y media (sonríe). Eso siguió como tradición y existirá siempre. Claro, también hay que decir que pararse con dos metros en un escenario en los Andes es, de por sí, cómico (suelta una carcajada resonante).

¿Integraste un colectivo de teatro político en Alemania?
Dábamos vueltas por todo el país con un camión. Llevamos -un grupo de 10 personas- una escenografía a 120 ciudades en un año; fue increíble. Las obras eran sobre desobediencia civil y relataban una historia acerca del riesgo de guerra atómica porque los gringos alguna vez instalaron misiles en suelo alemán... Tengo un trasfondo de teatro político, sí, y cuando hicimos “Teatro sobre ruedas” recordé esa época.

Pero nunca dejaste de ser contestatario...
Cuando (Rafael) Correa tuvo conflictos con Jaime Guevara o Pocho Álvarez, que son amigos, los vi desfigurados, atacados en las sabatinas pese a que yo sé que son íntegros, al igual que algunos periodistas. Hubo un fuego cruzado en el que se intentaba callarlos, entonces me dije: “soy una persona pública y, como tal, tengo el deber de decir lo que pienso, tener una posición, actitud hacia lo que estaba sucediendo”.

Más cuando sabes que una persona no es maligna en sus comentarios o ‘representante del pasado’, como decían desde la propaganda para atacarlos. Así empecé a decir cosas en épocas en las que muy poca gente se expresaba. (Carlos) Michelena o Jaime Guevara siempre han hablado, por ejemplo, pero vi que mucha gente se quedó callada.

¿Sufriste algún tipo de censura?
Hubo una entrevista, en 2013, sobre la que mucha gente me decía que iba a provocar que vaya preso. Eso no se dio, pero escuché que planeaban algo contra mí. Tampoco se concretó, lo cual fue una suerte porque sigo siendo alemán, no soy ecuatoriano. Quiero nacionalizarme. Más de la mitad de mi vida he vivido aquí y siento que sería justo con mi biografía. Este país me ha dado hospedaje, ha sido parte de mi vida artística y hasta mis hijos han crecido en él, entonces quiero ser parte del Ecuador ya.

¿Qué te falta para lograrlo?
Tengo que pedir permiso en Alemania. Solo una corte te da la doble nacionalidad, que es prohibida. Consideran ciertas cosas y, si no lo hacen, tendría que elegir. Pero no es que quiera irme de aquí (ríe). Ya tengo los formularios, es algo que está pendiente de llenar.

¿Qué condiciones hacen posible que los alemanes obtengan la doble nacionalidad?
Razones como el vivir aquí pero mantener lazos con Alemania, culturales más que nada. Necesitas justificar eso, aunque no de forma muy compleja, pero sí con un trámite en que te aprueban o te hacen elegir un lugar. Así pasa en algunos países.

¿Sientes más libertad ahora?
Ha cambiado la atmósfera, creo que ha disminuido la persecución y que la gente está aliviada de que ya no haya sabatinas. Pero aún se dan juicios y hay presos políticos. Lo que siento es una apertura a decir tu opinión libremente, pero, en general, estamos suspendidos en el aire. Ahora parece que todo depende de la consulta popular del 4 de febrero. La esperanza es que vengan más cambios porque ahora estamos como en un stand by, como que no pasara nada, en la economía, en lo social...

Si una corte alemana niega su solicitud para la doble nacionalidad, tendría que elegir entre Alemania y Ecuador.

¿Qué expectativas hay para los artistas, para la cultura?
Lo que me aterra, viendo al Ministerio de Cultura (y Patrimonio) o a la Casa de la Cultura, es que estamos sin perspectivas de cambio. Va a ser difícil digerir qué pasó en los últimos 10 años, pero hay que hacerlo bien.

¿Ves conformismo, resignación?
Solo en el sentido de decir “¿adónde vamos?”. En el teatro, en las artes escénicas, más allá de los siempre limitados fondos concursables, se necesitan otras propuestas y no se está peleando por ellas.

Vemos una cosa como los millones que se han invertido en el Festival () de teatro de Loja, a través de un decreto que hizo Correa, y nadie se mosquea, solo se hace. Hay migajas para el sector y nadie dice nada. Hay que atender otras necesidades. (I)

Tras el telón
Media vida en Ecuador
Portoviejo fue la primera ciudad ecuatoriana en que se asentó Christoph Baumann, durante tres meses que transcurrieron entre 1984 y 1985. Allí nació su primer hijo. Junto a su esposa, Tamara Navas, se mudaron a Quito, donde radica actualmente. 

34 años han pasado desde la llegada del actor alemán a Ecuador. Él nació al norte de Alemania.

'Ladies Night' 
Se presentará los próximos viernes y sábado (20:00) y domingo (18:00) en Multiteatro, del centro comercial El Recrero, al sur de Quito. El aforo es de 300 espectadores y la entrada cuesta $ 12.

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