La programación continúa hoy con Otelo, Barbecho, Cletasinergia y Caída sobre las tablas
Barrio Caleidoscopio cerró un ciclo en la FIEQ
Música, luz, espacio, objetos y tiempo fueron atravesados por la mirada y la voz de Alfonsito, el personaje que interpreta el actor, pedagogo y dramaturgo Carlos Gallegos (foto), la tarde del martes pasado, en el Centro Cultural Itchimbía.
La única función de Barrio Caleidoscopio (Quartier Kaléidoscope, en francés), programada para la Fiesta Escénica en Quito 2015, se dio luego de que la obra fuera premiada en los festivales de Kiel (Alemania) y el Le Coup de Chapeau (Francia) sin que su protagonista se levantara de la silla, un elemento inseparable de su personaje.
La silla y la inmovilidad fueron, precisamente, los primeros elementos determinados en la puesta en escena, según Gallegos, quien también es director de la Compañía teatro de la Vuelta, que fundó en 2002.
Antes de que exista el texto -que inicia con la alocución casi existencial: “Desperté con unas ganas incontenibles de salir a comprar algo en la esquina, cualquier cosa, aunque sea un pan, o dos, dependiendo del precio, de los ahorros, y de los movimientos de la economía mundial”-, la silla determinó la cárcel de Alfonsito y, al mismo tiempo, su trono. “Él gobierna dentro de su soledad y ese objeto es su nave hacia la imaginación infinita”, dijo el dramaturgo a este diario.
El relato -conmovedor en muchos sentidos- tenía un objetivo claro: “En el teatro, el espectador presencia un acto que sucede dentro del tiempo-espacio de los actores. Los mira a través de una pared invisible. En el clown también, con la diferencia de que aquí se trabaja, simultáneamente, en el espacio-tiempo presente. Es decir, que se está en la ficción pero se actúa con lo que sucede en ese momento en la sala de teatro, en relación con los espectadores”, dijo Gallegos, quien concluyó una gira nacional con ya célebre su obra intimista. (I)