Bandas de Colombia y España abren Quito Fest
Eran las 13:00 y la banda colombiana Ra-La Culebra terminaba su presentación con una canción cargada de fuerte contenido social. Su letra invitaba a repensar los procesos, sobre todo los que tienen que ver con política. “Venimos al festival de Quitofest para entregar toda la fuerza latinoamericana”, dijo uno de los cuatro integrantes del grupo musical que salió de las filas universitarias hace cinco años. Mauricio, Jonatan, Julián y Javier abrieron el concierto y cantaron por cerca de una hora portando una máscara de diablo uma, muy típica de Ecuador y Perú.
“Hay un pueblo originario que es el indígena al que hemos olvidado y queremos revitalizarlo”, dijo Javier en referencia a la máscara que portaban. La banda es una de las diez que se presentaron este sábado en el Palacio de Cristal, en el parque Itchimbía en el centro de Quito. El festival, que cumple su primera década, tiene un costo aproximadamente de $ 300.000, comentó Rodrigo, uno de sus organizadores, tras afirmar que Ecuador necesita un festival de esta calidad. Aseguró que la realización de este festival es una muestra del crecimiento de país.
Asimismo, reflexionó sobre el poco interés que hay para la cultura y mencionó que es lo “primero que se desecha en los presupuestos”, por ello la necesitad de crear estos espacios para tener mayor apertura y conocimiento sobre lo que encierra el arte.
Javier Guevara, un rockero de 30 años que acudió con su familia al festival, dijo que su asistencia es por el “puro gusto de escuchar” este género musical, el mismo que no tiene muchos espacios para su difusión. Guevara, quien jugaba con sus hijos de 6 y 5 años, expresó que, pese a que el festival ya lleva una década, no ha visto “una mejora” en referencia a lo musical.
“Ha mejorado el escenario, el sonido, pero deberían traer más bandas pesadas”, apuntó el rockero, quien acotó que sus pequeños ya forman parte del festival. Para este padre de familia el motivo por el cual no hay un mayor despliegue de bandas puede ser porque este no es un festival comercial, sino independiente. Pero a la opinión de Javier se unió la Daniela Mosquera, una joven de 23 años que estaba con sus “panas”. “Veo flojo el festival, sobre todo ayer (viernes) lo más destacado fue The Walking Dead (un grupo que vino desde Francia)”.
Mosquera, sin embargo, destacó el trabajo que se realiza en el festival y recordó que en Quito no existen muchos espacios abiertos para conciertos de rock. Sobre la prohibición de llevar e ingerir bebidas alcohólicas, la rockera dijo que está totalmente de acuerdo, ya que de ese modo se evitan grescas y malos ratos.
Las áreas verdes del parque -que a las 12:00 lucían con muy poca gente- se fueron llenando de amantes al rock y a la música protesta. Los asistentes que ingresaban a pie y los que iban en autos pasaron por el filtro de seguridad. La consigna era no dejar pasar bebidas alcohólicas, cigarrillos, armas blancas ni apliques metálicos. Los asistentes no tuvieron reparos en dejarse revisar y los que tenían correas vistosas y anillos que llamaban mucho la atención tuvieron que dejarlos con Oscar, un comerciante que improvisó un ropero en las puertas de ingreso.
“Les cobro un dólar. Ponemos las pertenencias en una fundita con el nombre y cuando salgan se la entrego”, indicó Oscar, quien dijo que se queda hasta la medianoche para poder entregar todas las pertenencias. “Si no, vienen a recogerlas al otro día”.