“Nada como el poder de la palabra y del cine”, arrancó Aitor Merino en la rueda de prensa posterior a la premiación del 61 Festival de San Sebastián. Allí él junto con Amaia, su hermana, y Ainhoa Andraka, una de las productoras, hablaron de lo que significa llevarse el Premio Irizar al cine vasco por Asier eta biok, un documental que aborda el conflicto español con ETA a partir de la vinculación de un amigo de ellos.

El filme, que fue producido también por Ecuador, ganó 20 mil euros. Gran parte de su financiación parte del micromecenazgo, una forma de tener aportes particulares pequeños.

¿Qué implica haber ganado el Premio Irizar al Cine Vasco en el Festival de San Sebastián?
Implica el reconocimiento a más de tres años de trabajo en equipo. Tras el premio que nos otorgó el CNCine (Consejo Nacional de Cinematografía del Ecuador), y con la incorporación de Cineática Films (de Ecuador) y Doxa Producciones (de Madrid), junto con la aportación de cerca de 300 mecenas, el proyecto pudo salir adelante. Pero, sobre todo, va a suponer un aldabonazo para poder distribuir la película, ya que el de San Sebastián es un festival en el que, por el simple hecho de participar, te abre muchas puertas. No digamos el haber ganado el premio. Comenzamos desde la nada, con unos medios técnicos y económicos muy precarios, y tres años después hemos llegado a pisar la alfombra roja. Ha sido la guinda (fruto parecido a la cereza) del pastel. Y no hemos hecho sino comenzar... aún nos queda degustar y compartir el pastel. Estamos realmente felices.

Contando la historia de su amigo Asier ha tratado de relatar -sin eximirse del riesgo- lo que ocurre con la facción terrorista ETA y ha ido en busca de respuestas ¿Qué ha hallado en todo el camino que recorrió?
Hemos hallado más preguntas. Una pregunta te lleva a otra  y así sucesivamente. El conflicto político vasco es enormemente complejo, y nuestra intención (hablo en plural, ya que tanto la dirección como el guión son de Amaia Merino y míos) ha sido la de compartir nuestras propias dudas con los espectadores, invitándolos a que ellos mismos saquen sus propias conclusiones. Solo hay una certeza que yo, personalmente, he encontrado: que la amistad y el afecto están por encima de las diferencias ideológicas. Asier ETA biok (Asier y yo) es, ante todo, una película sobre la amistad... Sobre una amistad en un entorno de conflicto y violencia.
El filme ha alcanzado salas llenas en el Festival de San Sebastián, según han registrado los diarios locales

¿Cómo lograron que el tema, que es particular del país Vasco, pueda atraer a un numeroso público compitiendo con cintas como Gravity, The zero theorem, entre otros?
Naturalmente, hemos hecho esta película con el propósito de atraer al público. Lo cual no implica que hayamos hecho concesiones; al contrario, es un trabajo absolutamente libre. En cualquier caso, la intención es que se vea principalmente fuera del País Vasco, ya que pensamos que este conflicto, aunque conocido, es “mal” conocido. Como vascos residentes fuera del País Vasco (yo en Madrid y Amaia en Quito), sentíamos la necesidad de transmitir nuestras vivencias, en concreto a través de mi amistad con Asier, para hablar de ellas de manera libre y subjetiva. Necesitábamos hablar de este conflicto que ha causado y continúa causando mucho sufrimiento, pues aunque ETA ha cesado su actividad armada, el trasfondo político y como otras cuestiones sumamente importantes siguen irresueltos. Nosotros soñamos con la normalización y, sobre todo, con una paz duradera.

¿Cuáles son los próximos periplos de Asier ETA biok? ¿Cuándo se exhibirá en Ecuador?
Debido en gran parte a la excelente acogida que ha tenido la película en San Sebastián, se nos presentan distintas oportunidades de distribución, aunque aún están sin concretar. Lo que es seguro es que es el inicio de un largo viaje que nos llevará por medio mundo. Y en el que la parada en Ecuador será obligada. No hay que olvidar que esta es una coproducción con Ecuador, lo cual nos llena de orgullo.