Arte y territorio, dos aristas de “Ecuador cree en tu talento”
Con la idea de repartir de forma equitativa y equilibrada los fondos que sirven de apoyo económico para festivales artísticos del país, la noche del martes pasado se premió a los ganadores de la convocatoria “Ecuador cree en tu talento”, realizada por el Ministerio de Cultura. Y para documentar este proceso se lanzó también la publicación “Territorio de las artes”, un catálogo que registra los resultados de la convocatoria del 2012.
Dicho llamado adjudicó fondos a 44 encuentros que se desarrollan en el país. Según el acta del veredicto final de las postulaciones seleccionadas de la Convocatoria Nacional de Festivales 2013, publicada en la página virtual del Ministerio de Cultura, fueron distribuidos $700.000.
Los festivales, como requisito preliminar debían tener al menos dos ediciones realizadas. Hubo también otras consideraciones como interculturalidad. Fueron receptadas las solicitudes en cinco categorías: Festivales de Artes visuales, de Artes escénicas, de Artes musicales, de Artes literarias y narrativas y Multidisciplinarios.
La selección contó con un jurado, como lo habían afirmado representantes del Ministerio de Cultura, que fue diverso y estuvo integrado por quince personas, entre artistas y gestores culturales del país. “Tratamos de ser lo más legales en cuanto a descentralización, que todas las zonas tengan un proyecto ganador; es más, quise salirme del jurado porque, realmente, dije, este es un trabajo tremendo, eran setenta y un proyectos”, cuenta Diana Borja, una de las jurado del sector Festivales Multidisciplinarios.
Es que los festivales premiados son de lugares y temáticas poco conocidas. Por ejemplo, el Festival de “Encuentro de saberes ancestrales” se adjudicó $ 20.000. Se realiza en el cantón Eloy Alfaro, en Esmeraldas y lleva seis ediciones.
Otro ejemplo: Tercer Festival Binacional de Títeres Titiriteando, un encuentro que se desarrolla en Carchi, en Tulcán y en el que se combinan con manifestaciones de la frontera sur de Colombia. “Me ha dado ganas de conocer un poco más el país, de conocer los lugares, los festivales, de ver cómo se desenvuelven. Han habido casos en los que con muy poco presupuesto hacen un festival en la frontera sur y provoca saber cómo lo hacen, más que el proyecto, el sueño de hacerlo”, contó Ángeles Martínez, otra jurado de Artes literarias.
“Nos fueron explicadas las bases del concurso y cómo calificar los festivales. Eso es importante porque se empieza a normar sin barreras burocráticas con la idea de ser lo más objetivos posibles; y, además, dejaba abierta la posibilidad de entrevistar al proponente para obtener, si era necesario, otro tipo de mirada (sobre el festival)”, señaló Martínez.
“Incluso nos embarcamos en una discusión bastante fuerte, hasta las tres de la mañana, con todos los jurados. Creo que eso, aunque dura, fuera una de las dinámicas enriquecedoras del proceso”, agregó Matilde Ampuero, jurado de Artes visuales.
Para Mariana Falconí, jurado de Artes literarias, “fue un proceso (el de selección) transparente”. “Entre los jurados no nos conocíamos. Era la primera vez, al menos para mí, que veía a los compañeros”, reveló.
El catálogo
La noche del martes pasado, en Quito, fue presentado “Territorios de las artes” que es una suerte de catálogo acompañado de textos que abordan analíticamente la expresiones de los encuentros que accedieron, el año anterior, al Sistema Nacional de Festivales y del Sistema de Fondos Concursables. Además, como se lo explicó en aquella gala, esta es una especie de cartografía o mapa de lo que ocurre en las artes en Ecuador.
En la parte introductoria del tomo, Mayra Estévez, subsecretaria de Artes y Creatividad del Ministerio de Cultura, propone sobre uno de los textos ubicados dentro del catálogo: “Víctor Hoyos da pautas para entender cómo la Constitución del 2008 deviene en una herramienta geopolítica -si se quiere- frente y en contra del colonialismo simbólico y cultural... El texto nos permite una revisión historiográfica de los procesos mediante los cuales se configuran estilos y tendencias como producto de la ecuación binaria diseñador/consumidor, la que opera bajo las reglas del mercado de una cultura simbólica hegemonizante”.