Clara recorre la playa con sus amigos en un automóvil sesentero.Compró una canción y quiere que la escuchen con ella. Inserta el casette en el equipo y suena ‘Another one bites the dust’ del grupo inglés Queen, con la voz magistral de Freddy Mercury. Ese es un día de fiesta. Su tía cumple 70 años y ella superó el cáncer al seno.

La casa en fiesta aparece en una elipsis vacía, con ella, Clara, como única protagonista. Es viuda y jubilada, madre de tres hijos, abuela, escritora y crítica musical de renombre. La mujer recorre los espacios cercanos con familiaridad y con la serenidad que le otorga el sentirse en el lugar de origen, donde conserva su  historia.

La historia de Aquarius, del brasileño Kleber Mendonça Filho, se estrenó el año pasado en la sección oficial del Festival de Cannes, donde el director y su elenco se manifestaron en contra del golpe parlamentario que se gestaba contra la presidenta brasileña Dilma Rousseff. Ahora, esta obra inaugurará hoy, a las 19:00, en el Teatro Nacional, la programación de la IV edición del Festival La Casa Cine Fest, en Quito.

Se trata de una alegoría a la memoria, al valor de los objetos. El filme es un tributo a la arquitectura como reflejo de la sociedad y las historias que el cuerpo es capaz de contar a través de ella.

Clara, sola en su residencia, que lleva el mismo nombre del filme en portugués, acumula objetos; vinilos que compró en otros lugares y que son capaces de conectarse con otros tiempos y con otras personas que le son desconocidas. “Es arrojar un mensaje en una botella”, dice la protagonista en el filme, Sonia Braga.

En el centro de la historia aparecen unos empresarios que compraron todo el edificio, menos su departamento. Ella se rehúsa a fijar un trato para que ellos derriben el lugar. Ante su persistencia no tardará en sufrir las consecuencias de una invasión a su cotidianidad, una amenaza a su edad y su entorno.  

El filme asume el retorno a la actuación de Sonia Braga y tiene como conflicto las perspectivas comerciales entre el pasado y el futuro. “Quería hacer una película sobre un archivo. Archivos personales: memorias, experiencias, relaciones con el presente, el pasado y el futuro, en pocas palabras, lo que cada persona lleva consigo”, dijo Mendonça en una entrevista con diario El País.

Mendonça trabajó el guion en un momento en el que recibía muchas llamadas de ventas y sentía la invasión del mercado tratando de operar en su vida.

Entonces, el cineasta pensó en Clara, la protagonista de la película, una persona tranquila, pero que vive en un edificio antiguo que el mercado quiere derribar.

El crítico argentino Leandro Artiaga considera que Mendonça Filho apela a una continuidad desafiante, sin buscarla en la cercanía familiar, sino en quienes todavía poseen cierta sensibilidad. “Desde esta signatura, la película se permite por momentos jugar con el prejuicio del espectador, para hacerle caer en cuenta de que no todo es lo que parece y que la dignidad está escondida en personas que no son, justamente, las que tienen dinero”, dice Artiaga.

Mendonça trabajó el escenario con objetos que funcionan como flashback del personaje. “Le quise colocar valores personales a los objetos, que adquieren una carga fantasmagórica en el espacio. Un edificio, por ejemplo, está lleno de fantasmas. Y como Clara ha vivido toda su vida en un mismo lugar, ahí habitan muchas presencias. A veces se materializan como un sueño o un recuerdo, otras como una sensación de soledad”, afirmó el director.

La Casa Cine Fest presentará hasta el próximo 18 de junio 61 películas provenientes de 14 países. 13 cortometrajes ecuatorianos y 18 largometrajes latinoamericanos están en competencia. (I)