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El Telégrafo
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La publicación contiene testimonios inéditos de exintegrantes

Antonio Rodríguez revela a los infiltrados en AVC

Antonio Rodríguez revela a los infiltrados en AVC
08 de abril de 2015 - 00:00 - Redacción Cultura

Un sinnúmero de hechos emparenta la historia de los países latinoamericanos entre sí. Algunos, en principio, fueron externos, se debieron a que la región fue blanco de políticas militaristas que encausaron su destino a lo largo del siglo XX.

Luego, en especial en las décadas del 70 y 80, estas políticas permearon con facilidad el accionar de las dictaduras militares o gobiernos más o menos democráticos con un fin de benevolencia imposible: una “guerra preventiva” contra la insurgencia. En Ecuador, la estrategia incluyó desde acciones cívico militares que buscaban la aprobación de los sectores más vulnerables de la población (rurales y urbano marginales), pasando por políticas públicas y de seguridad que involucraban a la Policía y las Fuerzas Armadas, hasta la infiltración de estas en organizaciones de izquierda.

El resultado de la información que extraían, y que tuvo entre sus objetivos al movimiento Alfaro Vive Carajo (AVC), estuvo acompañado de las ejecuciones extrajudiciales de las cuales fueron víctimas los dirigentes de los grupos insurgentes y el consiguiente amedrentamiento social a distintos colectivos.

Antonio Rodríguez Jaramillo, uno de los miembros de la dirección del movimiento cuyas siglas son AVC y que tuvo una forma de acción clandestina de 1983 a 1987 -hasta 1992 pasaría a ser FRP-AVC- ha hecho una investigación a partir de su experiencia en la organización. Esta información fue extraída de testimonios inéditos, de la documentación reservada entregada por organismos de seguridad del Estado a la Comisión de la Verdad -encargada, desde 2007, de investigar crímenes de lesa humanidad-, de recortes de prensa, cartas, comunicados y actas además de los archivos de familiares y demás allegados al resto de integrantes de Alfaro Vive.

Según su autor, el relato final, contenido en el libro Memoria de las Espadas (Abya-Yala e IAEN, 2014) y cuyo subtítulo es ‘Alfaro Vive Carajo, Los Argumentos de la historia’, la distancia temporal entre su trabajo y los acontecimientos que abarca le sirvió para tener una perspectiva histórico-documental del tema. Sin embargo, el texto está narrado en primera persona del plural, en forma de testimonio de un colectivo que tuvo una continuidad en distintas organizaciones, sin perder, de alguna manera, los principios que los identifican.

Un historial de persecuciones, traslados forzosos y allanamientos se sumaban a una indiferencia de quienes cuentan las memorias entorno a AVC. Estos fenómenos se recrudecían con la presencia de infiltrados provenientes de fuerzas represivas, cuya calidad no podía comprobarse en las condiciones pasadas y que Rodríguez presenta con pruebas documentales, resultado de su indagación. Los responsables de las infiltraciones son, según el texto de reciente publicación: Ramiro Abad Mejía Cuenca (alias Informante 500), Fernando Mao Tse Tung Viteri Zúñiga (Informante 098, Orejón-Quito) y Fabián Moreno Gómez (Informante 099).

Relato de una ‘resurrección’

En abril de 1986, la prensa nacional recogió un testimonio increíble. En una camilla del hospital Eugenio Espejo de Quito, Rommel Jumbo, entonces miembro de AVC, aprovechaba un descuido de algunos miembros de la inteligencia militar, quienes lo tenían bajo custodia en la sala de emergencias, para declarar ante las cámaras, luego de perder un pulmón, que “había sido fusilado, herido en combate” y que seguía siendo torturado.

Un cerco policial y militar había frustrado lo que los miembros de Alfaro Vive llamaron “operativo de recuperación de los Bancos Pichincha y Caja de Crédito Agrícola Ganadera en Sangolquí”, a la altura del barrio Obrero Independiente, en la Loma de Puengasí, el día en que se produjo el levantamiento militar de Frank Vargas contra León Febres-Cordero, entonces presidente de la República. En la huida, Jumbo se lanzó a una quebrada de entre 8 y 10 metros de profundidad, según el testimonio que Antonio Gutiérrez extrajo del material no editado del filme AVC del sueño al caos, y que también se presentó a la Comisión de la Verdad y a Isabel Dávalos.

Jumbo fue confundido con un oficial sublevado por sus captores. Aunque no estaba vinculado con los hechos de Taura, recibió una ráfaga de ametralladora y sobrevivió, como lo declaró ante la prensa, en el hospital. Esta historia se cuenta en el  libro que se presenta esta tarde a las 17:00. (I)

Datos

La presentación del libro Memoria de las Espadas, Alfaro Vive Carajo será la tarde de hoy, en el Auditorio del Instituto de Altos Estudios Nacionales (IAEN), a las 17:00.

En la mesa redonda intervendrán el escritor Alejandro Moreano, la exdirigente de AVC Susana Cajas Lara, el representante editorial de Abya Yala José Juncosa, el decano Juan Montaña y el exalcalde Augusto Barrera.

El autor, Antonio Rodríguez Jaramillo, fue miembro de la dirección de Alfaro Vive Carajo en los inicios del movimiento y del grupo FRP-AVC hasta 1992. En ese marco   trabajó las provincias: Azuay, Cañar y Loja.

La investigación para el texto se basó en fuentes testimoniales, documentación reservada entregada a la Comisión Técnica de la Verdad y en algunos archivos de los familiares y amigos de los involucrados.

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