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Ana María Iza y Diego Pérez fueron exponentes de todas las artes

Ana María Iza participa en un recital con otras poetisas, como Sonia Manzano y Rosa Amelia Alvarado. Mientras que las artes que cultivó Diego Pérez Terán tuvieron reconocimiento en países como Francia y Estados Unidos.
Ana María Iza participa en un recital con otras poetisas, como Sonia Manzano y Rosa Amelia Alvarado. Mientras que las artes que cultivó Diego Pérez Terán tuvieron reconocimiento en países como Francia y Estados Unidos.
Fotos: tomadas de redes sociales
13 de diciembre de 2016 - 00:00 - Redacción Cultura

Ana María Iza  (Quito, 1941-2016) perteneció -pertenece todavía- a esa pléyade de poetas que marcaron buena parte de la segunda mitad del siglo XX, entre ellos, Euler Granda, Antonio Preciado, Ignacio Carvallo Castillo, Carlos Rojas, Rodrigo Pesantes Rodas, Carlos Eduardo Jaramillo y otros que hicieron de la casa de Ileana Espinel Cedeño el sitio idóneo para sacar a flote sus versos.

Graduada en Comunicación Social, publicó los siguientes libros de poesía: Pedazo de nada, 1961; Los cajones del insomnio, 1967; Puertas inútiles, 1968; Heredarás el viento,  1974; Fiel al humo, 1986; Reflejo del sol sobre las piedras, 1987; y Papeles asustados, en 1994.

Durante su devenir literario se hizo acreedora al Premio Nacional de Poesía ‘Ismael Pérez Pazmiño’, convocado por diario El Universo, en cuatro ocasiones, en los años 1967, 1974, 1984 y 1995.

Fue incluida en la selección de seis poetas ecuatorianos que aparecieron en Young poetry of the American, edición de la Unión Panamericana, de Washington.

Reacciones ante la pérdida de la “poeta de lo cotidiano”

Su deceso, acaecido el anterior sábado en la noche, a causa de una grave afección pulmonar, generó reacciones entre escritores, intelectuales, amigos y allegados.

Para el poeta Xavier Oquendo, “Ana María Iza es, probablemente, una de las voces líricas que más han transgredido el lenguaje y la temática de la poesía ecuatoriana de la segunda mitad del siglo XX. Su poesía poderosa y distinta la confirma. Su libro antológico Mi corazón contra las piedras es un texto muy hermoso de su extenso aporte a las letras contemporáneas”.

El escritor guayaquileño Augusto Rodríguez, quien considera que Iza marcó el rumbo de muchas poetas, se suma a los admiradores de su estro, cuando asegura: “A pesar de que no la conocía en persona, cosa que lamento, Ana María Iza es una poeta cercana. Poeta de lo cotidiano, de gran fuerza subterránea, de fuego interno. Sabía tomar de las cosas de la vida elementos básicos para volverlos sagrados, poesía, magia. Que descanse en paz la poeta y la magia de su verso”.

En el mismo sentido se pronunció el poeta guayaquileño Luis    Carlos Mussó: “Ana María Iza es una poeta que si bien no brindó  muchos títulos a la imprenta, en cambio ganó en hondura, y algo de experimentación cuando en su momento propuso gráficos en sus poemas. Lástima que no alcanzó a ver La orilla memoriosa, libro de entrevistas a poetas nacidos entre 1925 y 1971 (Casa de la Cultura Ecuatoriana, que verá la luz el próximo año), que la incluye”.

“Su ironía con manchas amargas, el sardonismo con pinzas de cirujano, la voz poética que reclama y se hunde en el verso más profundo de la tierra lingüística y esa ingenua inteligencia que golpea el pecho cincelado del lector eficaz, que no se deja comprar por el farandulero eco de los nombres impuestos, es su estilo y es su originalidad. Pero hay más, queda ese sabor largo que deja el poema verdadero: ese ritmo que se sostiene luego de haberlo leído o escuchado”, apunta Oquendo.

Iza, quien estuvo casada con el también poeta Rodrigo Pesantes Rodas, fue velada el anterior domingo en la sala Jorge Icaza, de la Casa de la Cultura Ecuatoriana.

Diego Pérez, un artista poliédrico

El artista Diego Pérez Terán (1948-2016) le dijo al periodista Rodolfo Muñoz -en una entrevista del programa televisivo La Caja de Pandora- que, entre todos los oficios culturales que ejercía, le faltaba “saber vender” su arte.

Pérez fue un danzarín folclórico que tuvo como compañera a Patricia Aulestia, después incursionó en teatro, audiovisuales, pintura y literatura y música. Además escribió guiones de largometrajes, incluso, de spots. Nació el 10 de agosto de 1948, en el barrio Santa Bárbara, ubicado en el centro de Quito.

Diego Pérez usaba sombreros con afición de coleccionista y fue el tercero de 7 hermanos. A la edad de 4 años -contó en el programa de Muñoz-, un médico le dio seis años de vida por una deficiencia renal que lo volcó hacia los cómics de época, sobre los que dibujaba, como un aprendiz del pintor que sería.  

Entre los cinco y 12 años leyó los numerosos libros que le llevaba su madre a casa, ella era bibliotecaria y forjó en su familia el gusto por la cultura. Uno de sus hermanos, Rommel, fue profesor de baile y otro, Ramiro, presentador de televisión en un programa que dramatizaba casos reales llamado ‘Pasado y Confeso”’.

“Yo no he hecho arte para entretener, sino para producir cambios”, decía el artista, quien dirigió Recuerdos de Montalvo, un filme sobre el escritor ambateño, rodada en medio de la crisis bancaria de 1999, a través de cooperaciones varias. “Hay un paradigma en el arte, que esté en función de la educación ciudadana”, repetía, siguiendo un principio de Juan Montalvo.

El plan ‘Autoestima e identidad nacional’ fue idea suya, y de otros gestores, en 1988 y preveía producir cinco películas de los presidentes Juan José Flores, José María Urbina, Gabriel García Moreno, Eloy Alfaro -sobre quien su hijo, Juan Diego, dirigió el filme La Revolución de Alfaro- y José María Velasco Ibarra. “Yo trato a los personajes históricos sin partidismo, pero también supero esa visión liberal o conservadora con que se hizo la historia nuestra”, decía el artista.

En danza trabajó en la década del   setenta, con Wilson y Julio Pico, en obras que siempre estuvieron cerca del teatro. Entonces, recordaba, la miseria de las ciudades que apenas se sobreponía a la bonanza del boom petrolero en su infraestructura, se conjugó con el imaginario de pintores que iba conociendo, como El Bosco.

Diego Pérez también fue maestro de actores, antes de cumplir 30 años ya formaba talleres después de estudiar en París, Francia. También dio clases en Nueva York, Estados Unidos, donde residió. Desde mediados de 2015, el artista empezó a padecer los efectos de esclerosis lateral atriófica, la enfermedad del científico Stephen Hawking, que le fue diagnosticada a fines de ese año.

Las exequias del artista se realizaron ayer, en la funeraria Casa Girón. (I)

Datos

Diego Pérez Terán fue bailarín, actor, guionista, músico, escritor, cocinero y maestro de actores quiteños. Falleció a los 68 años luego de padecer esclerosis lateral atriófica (ELA) desde mediados de 2015.

El artista escribió libretos, guiones, ensayos, poemas y artículos. Su cónyuge, Rosa Ponce, dijo a inicios de año que “hay obras (del autor) que queremos publicar, dibujos y, si Dios quiere, va a salir gracias al Consejo Provincial de Pichincha, se llama América Mágica y se gestó cuando éramos migrantes en Estados Unidos y teníamos que hacer todas las leyendas del continente”.  

Ana María Iza fue, además de poeta y periodista, licenciada en Ciencias de la Comunicación. Entre los reconocimientos que ha recibido están el Premio Nacional de Poesía Ismael Pérez Pazmiño (1967, 1974, 1984 y 1995 ), o el premio único de la séptima edición de El poeta y su voz (2003).

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