Amy Winehouse y sus retratos de familia
La valija gastada está repleta de fotos familiares: Instantáneas donde aparece con amigos de toda la vida, imágenes de fiestas con allegados, momentos muy preciados de la infancia y adolescencia junto a sus seres más cercanos.
Días antes de su muerte el 23 de julio de 2011 en Londres, la cantante Amy Winehouse llamó a su padre Mitch para que miraran juntos esas fotografías tan queridas. Pasaron varias horas en la casa de Camden rememorando viejas épocas, lloraron juntos recordando cuán importante era la familia y los afectos para Amy.
Sin saberlo, esa fue la última vez que Mitch vio con vida a su hija. La creadora de éxitos como Back to Black y Rehab tenía solo 27 años.
A dos años de esa muerte y de una vida en la que intentó batallar sin éxito contra su adicción a las drogas y el alcohol, el Museo Judío de Londres le rinde tributo a la gran cantante y compositora del soul británico.
“Amy era alguien increíblemente orgullosa de su judaísmo, de sus raíces londinenses”La institución del barrio de Camden Town, ubicada cerca de donde murió la estrella, unió fuerzas con la familia Winehouse para exponer algunos de los objetos más personales y queridos de la cantante: desde los icónicos vestidos que lució sobre el escenario, pasando por su colección de discos, su guitarra, poemas y letras de canciones, los premios de su corta carrera de ocho años y una veintena de fotografías personales.
La muestra “Amy Winehouse: A Family Portrait” (Amy Winehouse: Un retrato de familia) incluye además imanes para refrigeradoras que la cantante coleccionaba desde joven, libros de su infancia y un video de audición a la academia londinense Sylvia Young, donde Amy dio los primeros pasos antes de convertirse en una celebridad mundial.
La exposición, que estará abierta hasta el 3 de septiembre, celebra la pasión de la cantante por la música, por la moda, por Londres y, especialmente, su familia.
Es por ello que tal vez el objeto más conmovedor sea la valija llena de fotos familiares, con los recuerdos personales de una vida fugaz que deslumbró a millones de personas en el mundo. Allí se pueden observar fotografías nunca antes vistas, como sus preciadas cenas de Sabbat los viernes por la noche en la casa familiar, la fiesta de Bar mitzvá de su hermano Alex, imágenes de Amy de colegiala o de su abuela Cynthia, quien la influenció en gran medida en su estilo de vestir y peinarse.
La muestra está dividida en cuatro partes: “Judaísmo, familia y hogar”, que recorre el pasado y raíces de la cantante a partir de la historia de sus tatarabuelos que abandonaron Bielorrusia en el siglo XIX; “Amy y Londres”, que destaca su pasión por la ciudad; “Música”, en la que se muestran instrumentos; e “Icono de moda”, que detalla el interés de la compositora por la ropa, el diseño y las creaciones de vanguardia.
Muchos de los objetos de la exposición incluyen descripciones y reseñas personales escritas especialmente por el hermano de Amy.
En una de ellas, donde se ve a la cantante de pequeña en su casa familiar, el joven Alex escribe: “Esta es una foto de una niña, simplemente una niña judía del norte de Londres con un enorme talento, que más que nada quería ser sincera con su tradición”. Sigue: “Amy era alguien increíblemente orgullosa de su judaísmo, de sus raíces londinenses. Mientras que otras familias iban de vacaciones a la playa un día soleado, nosotros siempre regresábamos al East End (antiguo barrio judío de Londres). Así éramos. No éramos religiosos, pero sí tradicionales”.
La directora ejecutiva del museo, Abigail Morris, contó que la idea de la muestra surgió después que la familia donara uno de los vestidos de Amy para la colección permanente de la institución. “Vinieron con un vestido y pensaron que este sería el lugar adecuado”, agregó.
Morris dijo que espera que la exhibición muestre otro costado más humano de la cantante inglesa. “Todos creen saber quién era Amy Winehouse y piensan haber visto todas sus fotos, pero lo cierto es que esta muestra cuenta la historia de alguien que, además de ser muy famosa, fue muy querida por su familia y allegados”, agregó.
Según Morris, además de que fuera una cantante talentosa y la primera compositora británica en consagrarse con cinco premios Grammy de la música, “era también una adorada joven judía del norte de Londres”. “Tiene mucho sentido que el Museo Judío en su querido Camden Town londinense sea ahora el lugar que cuente esta historia, justamente en el año que hubiera celebrado su cumpleaños número 30”, dijo.