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Amélie Nothomb adapta el Barba Azul

Amélie Nothomb adapta el Barba Azul
10 de febrero de 2014 - 00:00

De negro riguroso, con sombrero de copa y sorbiendo cava, la escritora Amélie Nothomb presentó el jueves pasado en Barcelona su nueva novela, Barba Azul, una personal versión del cuento de Charles Perrault, con la que afirma tiene el proyecto alquimista de “convertirse en oro bebiendo mucho champán”.

La autora belga comentó que desde muy pequeña su cuento preferido era el de Barba Azul -en el mismo, una mujer descubre cómo su marido oculta en una habitación prohibida los cadáveres de sus anteriores esposas- y reconoció que lo que allí se contaba, a través de la voz de su madre, le producía miedo.

A sus trece años, se dio cuenta de que había algo que no le acababa de gustar, y era el hecho de que “pintaba a los hombres como seres abyectos y a las mujeres injustas”.

Actualmente, ya como ‘vieja escritora’ -nació en Kobe (Japón), en 1967-, ha recuperado el cuento, ha puesto agua al vino y cree que Barba Azul tenía razón. “Pero la solución de la pena capital me parece bastante definitiva, por lo que yo estoy a favor de la repudiación”, dijo la escritora.

Publicada por Anagrama en castellano y catalán, en su último título la novelista subvierte la fábula con dosis de horror y de humor, mediante una protagonista femenina, Saturnine, que sería como un ‘superego’ suyo, y un Barba Azul, Grande de España, que reside en un gran palacio de París, en una inquietante habitación secreta.

Nothomb, fan declarada de El Quijote, advirtió su deseo de escribir un cuento sin suavizarlo, porque le irritan mucho las versiones amables. “Me ponen de muy mala leche. Lo que he querido es hacer algo honesto”, subrayó.

“Intenté hacer un Barba Azul muy distinto”, explicó, aludiendo a que Perrault se habría inspirado en el rey Enrique VIII de la casa Tudor de Inglaterra para su narración, mientras que ella buscó un contrapunto, por lo que le venía bien un personaje español, dijo.

La escritora confesó haber creado un ogro muy alejado al de Perrault. Ideó a una mujer potente y natural de Bélgica, “un país que debe mucho a España, pero por el que también sentimos mucho rencor por la colonización que sufrimos, en la que se oprimía al pueblo”.

Con cierto miedo a no ser bien acogida en su llegada a Barcelona, Nothomb precisó que nadie ha tenido en cuenta lo que ha escrito, posiblemente porque no es una autora de tesis.

Respecto al hecho de que uno de sus personajes sí consigue convertirse en oro tras consumir ingentes cantidades de champán, la escritora bromeó asegurando que ella está en plena búsqueda y que, después de veinte años escribiendo y publicando, llegará un momento en que pueda producir una pepita de oro. Y quizá acabe con un haiku que lo sea.

Con alusiones al filósofo Ramón Llull, a quien descubrió gracias a los escritos de Salvador Dalí, la novela, “de personajes megalómanos como la autora”, trata sobre la perfección metafísica y la justicia, “algo que todo el mundo busca, aunque nadie sepa exactamente cómo encontrar y a veces llega por un asesinato”.

Tras subrayar que para ella escribir es una necesidad vital de la que no puede prescindir, incluso cuando está enferma, confesó una obsesión por el número cuatro. Es a las cuatro de la madrugada cuando se levanta y que escribe cuatro manuscritos al año, aunque solo uno de ellos acabe viendo la luz. “Me considero la madre de todas las criaturas, no es malo no publicar todos los libros. Todos los niños no están hechos para la luz”, dijo Nothomb.

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