Alma Guillermoprieto: “la pandemia ha generado hambre de información al servicio del público”
“El único texto explícitamente feminista que he escrito se publicó hace algo más de cuarenta años en una revista de México, mi país”, ha escrito la periodista Alma Guillermoprieto (1949) en un ensayo cuyo título devela una búsqueda, ¿Será que soy feminista? (Random House, 2020).
Actualmente confinada en Bogotá, Colombia, la maestra de cronistas le contó al periodista Antonio Lucas, del diario español El Mundo, que la asombra “la concatenación entre una crisis gravísima mundial y dirigentes como Donald Trump o Jair Messias Bolsonaro”.
Narradora de las múltiples dimensiones de América Latina –en crónicas y reportajes publicados por The Guardian, The Washington Post, Newsweek, The New Yorker, The New York Books of Review–, Guillermoprieto vio interrumpida la presentación de su nuevo libro.
En este recuerda una colaboración para la revista Fem, un “artículo, escrito en colaboración con una amiga, (que) era una denuncia apasionada de los infames cómics para hombres que se vendían por aquel entonces en los estanquillos” de México.
La autora de libros canónicos de la no ficción, como Desde el país de nunca jamás (2011) del país, había levantado su pluma contra esos “dibujos procaces que ilustraban recurrentes fantasías de violación y engaño”. “Yo no los podía ver sin sentirme agredida, y por agredida, furiosa”, escribió.
Y ahora que recuerda ese texto perdido, confiesa que “habría quedado mejor si yo hubiera contado con un fundamento teórico, o histórico, de feminismo, para darle un poco más de contexto a tanto enojo”. Ese es el tono de las preguntas que plantea, siempre en diálogo con las mujeres.
En cuanto a la cuarentena, más allá del malestar social que conllevará el colapso económico, le preocupa el aumento de la vigilancia electrónica. “Aceptamos alegremente esta invasión atroz de nuestra privacidad porque el mundo internet nos sigue pareciendo el mejor juguete”, le respondió a Lucas.
Mientras se establece ese régimen orwelliano, la maestra es optimista: aunque el confinamiento debilita al periodismo, “quiero creer que la pandemia ha generado hambre de información veraz, puntual, al servicio del público. Quiero creer que el respeto por el trabajo que hacemos va en aumento”.
“No somos más que animales torpes –enfatizó–, y el daño que le hicimos al aire, a los bosques y las selvas, y a los demás animales de la tierra nos lo hemos hecho a nosotros mismos. Tal vez ahora seremos más capaces de elegir a líderes que lo entiendan”.
Otra de las confirmaciones de que su ensayo es una indagación sin verdades preconcebidas es quizá que, como distracción, ha formado un club de relectura y retomado Lolita (el clásico de Vladimir Nabokov) que describe como una novela magistral, “una denuncia, una tragedia, y una terrible historia de amor”.
Alma Guillermoprieto dejó en 1973 una carrera de bailarina profesional y se dedicó de lleno a contar historias. Ahora –ha adelantado en la revista Arcadia– ofrece “un texto sobre la revolución más grande que se ha dado desde que, en algún pasado remoto, una mitad de la humanidad fue sometida por la otra mitad”. (I)