El título no podía ser otro: Allende en su laberinto. En un filme que ha provocado un nuevo debate sobre la figura del fallecido presidente socialista, se acaba de estrenar en Chile una película que retrata las últimas siete horas de Salvador Allende en La Moneda, en la mañana del 11 de septiembre de 1973, cuando el gobierno de la Unidad Popular fue derrocado por un golpe militar, liderado por Augusto Pinochet.

En ‘Allende en su laberinto’, el reconocido director Miguel Littín retrata a un Allende acorralado por las circunstancias y preso de un desenlace dramático.

Filmada tanto en Santiago de Chile como en Caracas, la mayor parte de la cinta transcurre al interior del palacio presidencial chileno, donde finalmente el mandatario decide quitarse la vida, no sin antes, dar un histórico discurso, aquel de “sigan ustedes sabiendo que, mucho más temprano que tarde, de nuevo se abrirán las grandes alamedas, por donde pase el hombre libre, para construir una sociedad mejor”.

Protagonizada por Daniel Muñoz (Allende), uno de los actores más populares y conocidos de Chile, y Aline Kuppenheim en el rol de Miria Contreras -la asistente del expresidente-, la película transcurre en clave de drama y tiene una duración de 90 minutos.

El “laberinto” de Allende son precisamente los pasillos y salones de La Moneda, donde debe decidir entre la resistencia armada al golpe de Pinochet o el suicidio como una salida final para evitar más derramamiento de sangre.

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“La dimensión material del laberinto adquiere su rasgo caótico desde la mitad exacta del metraje (45 minutos), cuando se inicia el bombardeo. Las imágenes del exterior son escasas: Littín convierte la historia en un drama de interiores, cerrado, de cámara”, señaló el crítico de cine Ascanio Cavallo.

“El otro laberinto, el principal, es el que va por dentro, el que confronta a Allende consigo mismo, lo que en un momento llama “la gran paradoja”: intentar la revolución sin armas”, agregó Cavallo.

Aunque Littín se toma una serie de licencias históricas, sitúa a Allende desde una posición institucionalista, mientras que su némesis es el periodista Eduardo ‘Perro’ Olivares, admirador y crítico del proceso de la revolución por la vía democrática, la llamada “revolución a la chilena”, de la Unidad Popular (1970-1973).

De todos modos, se ve a Allende tomando el fusil que en su momento le regaló Fidel Castro, para hacer frente, él mismo, a los militares golpistas.

‘Allende en su laberinto’ es una película dolorosa para los seguidores del presidente socialista, pero también para un Chile que aún no ha cerrado las heridas del golpe de Pinochet, pese a que han transcurrido más de cuatro décadas.

“Si el cine no sirve para activar la conciencia de la memoria no sirve para nada”, dijo Littín a propósito de su nueva película. Él dirigió filmes como ‘El Chacal de Nahueltoro’ (1969), ‘La Tierra Prometida’ (1973), ‘Tierra del Fuego’ (2000) y ‘Dawson, Isla 10’ (2009).

En el filme, Allende se percibe como una figura enigmática, pero también alguien resuelto a sacrificar su propia vida. Para sus detractores, se trata de una película “panfletaria”, es decir, una cinta con fines “propagandísticos”.

En Chile, a nadie le resulta indiferente la figura del presidente socialista, por lo que la película sobre sus últimas horas de vida, que a la larga se transformaron también en las últimas horas de la Unidad Popular, ha provocado impacto y un debate que continuará más allá del filme de Littín.