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Ecuador, 22 de Diciembre de 2024
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Algunas obras de James Joyce, Virginia Woolf, Kafka y F. Scott Fitzgerald pasan a dominio público

Algunas obras de James Joyce, Virginia Woolf, Kafka y F. Scott Fitzgerald pasan a dominio público
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¿Qué hubiera dicho la escritora Jane Austen si hubiese visto cómo una de sus obras cumbres, "Orgullo y prejuicio", se convirtió en la aventura cinematográfica "Orgullo y prejuicio zoombie"?

Ciertamente, no lo sabemos, pero ese zarpazo a su literatura tienen nombre y apellido: dominio público.

Todos los años cientos de obras son liberadas y pasan a formar parte del inmenso caudal artístico y creativo de la humanidad, pero para que eso ocurra deben transcurrir 70, 80 o 95 años desde la muerte del autor o edición de la obra, todo depende de la legislación de cada país.

En enero de 2021, por ejemplo, Estados Unidos rompe el cerrojo para las obras publicadas en 1925 (hace 95 años), un año fértil para la creación literaria.

Fue Sonny Bono quien, en 1988 alcalde de Palm Springs y esposo de la cantante Cher, propuso como congresista que el copyright se extendiera de 75 a 95 años en atención a los intereses de  Disney, cuyo personaje emblemático, Mickey Mouse, se encontraba en la víspera de entrar a dominio público dado que su primera aparición fue en 1928 en el cortometraje Steamboat Willie. La propuesta fue aceptada y si las leyes no cambian en Estados Unidos nuevamente, en 2024 el ratón de Hollywood será liberado.

Pero al margen de resquicios legales y dilemas jurídicos, es un hecho que desde el 1 de enero de 2021 nuevas obras de grandes autores quedaron liberadas y engrosan los catálogos literarios, cinematográficos y musicales.

En el listado de autores cuyas obras han quedado liberadas este 2021 figuran F. Scott Fitzgerald, Virginia Woolf, Franz Kafka, H. G. Wells; Mikhail Bulgarov, E. M. Forster, Yukio Mishima, John Dos Passos, Vladimir Propp y Bertrand Russell.

En consecuencia, obras como El Gran Gatsby, La señora Dalloway y El Proceso, que no solamente han sido célebres sino también parteaguas en la escena literaria, ya son de todos.

Pero entre los títulos abiertos hay más joyas, como las del periodista y novelista británico George Orwell, el irlandés George Bernard Shaw, los estadounidenses Edgar Rice Burroughs y Edgar Lee Masters, el alemán Heinrich Mann y el italiano Cesare Pavese.

Con esta apertura las casas editoriales pueden reeditarlas y los creadores echar mano de su talento para reinventarlas o adaptarlas. De esta forma se estimula la creatividad y se permite que el legado de los autores perdure porque el objetivo de esta prerrogativa es el acceso a materiales culturales que de otro modo podrían perderse en la historia.

En Europa, las obras pasan al dominio público 70 años después de la muerte del creador, si fue publicada mientras estaba vivo, y 25 años para el material inédito a partir del momento en que es publicado, a excepción de España, en donde los autores pasan al dominio público 80 años después de su muerte. 

España vive una dicotomía, con dos distintos plazos en vigor, separados por una reforma de 1987 que dice: los autores fallecidos antes de esa fecha entran en el dominio público 80 años después de su muerte, como ha ocurrido con Federico García Lorca o Antonio Machado.

A partir de 1987, en cambio, los derechos se liberan siete décadas después del fallecimiento. En concreto, desde el 1 de enero del año siguiente. En el resto de la UE, el enigma es sencillo: rige la regla armonizada de los 70 años.

La creación narrativa del norteamericano Edgar Rice Burroughs, hoy de dominio público, es amplia pero sin lugar a dudas la más recordada es la novela Tarzán de los monos. Considerado un clásico de la literatura universal, Tarzán es uno de los personajes más populares y famosos del mundo; pero también es el segundo más llevado al cine.

Lo mismo sucede con los libros de su compatriota, Edgar Lee Masters, cuya trascendencia literaria es obra de la Antología de Spoon River, poemario en el que logra un contrapunto de lápidas que dialogan y de los lugareños muertos del pueblo ficticio.

Las más de 60 obras del dramaturgo irlandés George Bernard Shaw también fueron liberadas. Ganador del Premio Nobel de Literatura en 1925 y del Premio Óscar a mejor adaptación de guión en 1938 - única persona en recibir ambas distinciones-, su legado literario se debe a sus títulos Hombre y superhombre, Pigmalión y Santa Juana, entre otros. 

Corren la misma suerte la literatura y poesía de Cesare Pavese, narrador, poeta y ensayista italiano, con títulos como Diálogos con Leucó, Trabajar cansa, El oficio de vivir y Entre mujeres solas. También entran en dominio público los libros del alemán Heinrich Mann, destacado por sus novelas de temática social como El súbdito y El profesor Unrath.

Salvo excepciones, el 14 de enero de 2021 será de dominio público las obras de James Joyce y el 29 de marzo de 2021, las de Virginia Woolf. Lamentablemente, grandes obras son tan antiguas que están fuera de circulación.

La apertura de estas compuertas, en todo caso, se diluye al ampliar el foco porque un libro, una película o una canción abren el candado a más derechos: el de los coautores, el de los intérpretes o el de los productores. Un filme es de dominio público “70 años después de la muerte de su último autor (director, argumentista, guionistas y músicos)”, mientras que los derechos de explotación de un productor vencen a cinco décadas de la realización o divulgación. 

Por ejemplo El Diario de Ana Frank debía ingresar al dominio público el 1° de enero de 2016, al transcurrir setenta años (según la legislación europea) desde su muerte, ocurrida en 1945 en el campo de concentración de Bergen-Belsen. Sin embargo, la Fundación Ana Frank, fundada por el padre de Ana en 1963, argumentó que el paso del texto al dominio público constituye una desprotección de la obra y exigieron extender el lapso de protección hasta setenta años después de la muerte del padre de Ana, Otto Frank, alegando que debía concedérsele el estatus de coautor de la obra. Esto significa que el lapso de protección de El diario de Ana Frank expiraría en Europa en el año 2050.

Y es que en el derecho de autor, el caos siempre está a la vuelta de la esquina y con él las demandas millonarias, como la que enfrentó a una discográfica canadiense con Sony y Universal por aclarar si Love Me Do, de los Beatles, ya era de dominio público.

Al ingresar al dominio público, cualquiera puede ponerlas a disposición de todo el mundo, dándoles nueva vida, es decir cualquiera puede usar sus creaciones, “siempre que se respete la autoría y la integridad de la obra”.

Otras obras que entraron en dominio público este año fueron las del sociólogo y antropólogo francés Marcel Mauss, las del filósofo alemán Nicolai Hartmann y las de R.R. Ryan (pseudónimo de Evelyn Bradley). También la novela Metrópolis, de la escritora alemana Thea von Harbou, aquellas del compositor alemán Kurt Weill, las del bailarín ruso y coreógrafo Vaslav Nijinsky y las del pintor y dibujante alemán Max Beckmann.

Grupo Editorial Planeta seguirá editando El Principito, de Antoine de Saint-Exupéry -sus derechos se liberaron algunos años atrás-, y la obra de Fitzgerald. El gran Gatsby ya formaba parte de su catálogo pero también cuenta con Trimalción (Tusquets), el original que Fitzgerald le presentó a la editorial con Gatsby como protagonista.

Penguin Random House ya cuenta con la vasta obra Orwell en su catálogo, que incluye las ediciones de los clásicos Rebelión en la granja y 1984 como novela gráfica y en versión escolar, y una antología que reúne sus ensayos.

El libro es un pozo insondable sin fecha de caducidad que robustece cada año las bibliotecas del mundo, cuyas perchas se amplían gracias a la aquiescencia de la ley de dominio público, instrumento que permite abrir el paraguas de la cultura y el arte en general.

Ahora se ha vuelto a abrir la llave, como cada año en enero, mes que trae una nueva cosecha de novelas, obras de teatro, música y películas que son del dominio público. El impacto será especialmente fuerte durante los próximos años debido en parte a que la década de los veinte fue un periodo muy fértil para la literatura occidental, con la aparición de maestros como F. Scott Fitzgerald, William Faulkner, Ernest Hemingway y Virginia Woolf

Fuentes: Babelia, El Clarín, Página 12  

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