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Gregorio Páez, sociólogo e investigador con estudios de posgrado en Ciencias Políticas por Flacso-Ecuador

Alexei Páez dotó de sentido crítico a los procesos sociales

Alexei Páez dotó de sentido crítico a los procesos sociales
Foto: Álvaro Pérez / EL TELÉGRAFO
01 de febrero de 2018 - 00:00 - Redacción Cultura

Una obra póstuma del intelectual Alexei Páez Cordero (1959-2011) lo vuelve a ubicar en el centro de los debates más necesarios. Se trata de Los orígenes de la izquierda ecuatoriana, un libro que continúa con las discusiones que aparecen en El anarquismo en el Ecuador y que indaga en la genealogía de la izquierda y su papel en la organización de los trabajadores a finales del siglo XIX e inicios del siglo XX.

Su hijo Gregorio Páez, quien actualmente hace su tesis de maestría en ciencias políticas sobre la relación entre las cámaras empresariales y el gobierno de la última década, reflexiona sobre aquel pensador que es recordado como uno de los más coherentes humanistas.

A diferencia de otros estudios sobre los orígenes de la izquierda, la obra de su padre se ancla obligatoriamente a las circunstancias históricas en la que esta surge.

Justamente esa es la disputa epistemológica de mi padre en este trabajo. En su vida académica, le gustaba mucho parafrasear a un profesor que tuvo en la Universidad de York,  que decía que la teoría crítica es una utopía refrenada por la realidad. Entonces, esta utopía puede ser la revolución o la emancipación desde la izquierda, pero siempre está refrenada por la realidad. Y la realidad no es nada más que un contexto. Más allá de las recetas históricas que tenían los estalinistas o los teóricos ortodoxos dogmáticos, mi padre insistía en que no podemos subsumir bajo fórmulas universales la cuestión principalista. Lo que él dice es que hay una heterogeneidad, una diversidad fuerte.

¿La izquierda inicial se nutrió más del internacionalismo a costa de la heterogeneidad?

Aquí la figura de Ricardo Paredes es importante. Él  fue el primer secretario del Partido Socialista Ecuatoriano, quien asistió al aniversario número diez de la Revolución Rusa y regresó con la idea de la Tercera Internacional. En ese entonces Stalin estaba en ascenso y la comprensión del comunismo cambiaba. Así que Paredes llega y empieza una depuración del partido. Y esa la gran crítica que encuentro en mi padre, que por ese fundamentalismo en la inscripción de las vertientes más internacionales se sacrificó todo la heterogeneidad que el Partido Socialista ya había logrado estructurar.

En los movimientos, ¿cuándo se manifiesta con mayor fuerza esa heterogeneidad?

Esa heterogeneidad se manifiesta en 1922, en lo que se llama el “bautizo de sangre de los obreros”. Pero mi padre se distancia un poco de esa tesis que es de Joaquín Gallegos Lara y dice que sí hubo obreros, pero que ellos eran el eje articulador, sobre ellos gravitaba todo un movimiento de una acción política. Lo que hubo es una multitud, dice mi padre. No fueron obreros tipo working class industrial como en Inglaterra, sino artesanos, maestros, sastres, sectores subalternos y populares los que manifestaron en esa fecha. Por eso él prefiere usar la noción de multitud. Me parece que su aporte va por ahí: en tratar de acotar, de darle sentido contextualizado a procesos revolucionarios en Ecuador.

¿Aquello fue lo que más vulneró a la izquierda ecuatoriana?

La crítica va por la pérdida del potencial de la acción política que tenía el Partido Socialista inicialmente. Es decir, en el momento que se suscriben a las tesis más estalinistas de la Segunda y la Tercera Internacional pierden de vista los procesos locales, el problema de los indios. Y es ahí donde mi padre recupera a José Carlos Mariátegui y a José Aricó.

O Antonio Gramsci...

Sí, claro. Gramsci plantea lo de la hegemonía. Finalmente una de las cosas que perdió la izquierda cuando se subsume a los dictámenes de la Segunda y Tercera Internacional comunista es su capacidad de generar hegemonía. Cosa que hemos visto hasta ahora. Por ejemplo, luego de los años 60 se separan los comunistas y se crea el Partido Comunista Marxista Leninista del Ecuador y el Partido Comunista. Es como que la izquierda no se ha preocupado de generar hegemonía, sino más bien de disputarse en quién es más revolucionario, más bacán. Cuando la vía política no solo es esa, sino que tomar y ocupar el Estado. Y ahí viene la parte gramsciana, que es la guerra de posiciones.

Estas discusiones, ¿cómo Alexei las anclaba al debate del Estado-nación?

En el libro habla de la construcción del espacio social y se refiere al estudio de Jean-Paul Deler, que es el pionero en este tema. Y claro, hacia 1895, la hipótesis es que no había espacio social, al menos no uno consolidado. Esta dificultad en construir espacio social le da características particulares a las organizaciones de izquierda, sobre todo a las organizaciones obreras, las cofradías, que fueron pensadas más en temas de protección. Es muy claro cómo mi padre documenta esto y lo va mostrando: ve cómo la izquierda serrana, con todas las organizaciones obreras y las cofradías, son tuteladas hasta cierto punto por la iglesia desde una perspectiva muy religiosa. Mientras que en la Costa, por su condición de puerto, por sus vinculaciones comerciales, estaban marcadas por una perspectiva socialista más anarquista. También es interesante cuando habla de la modernización aquí y construye un término que me parece fascinante y que   él usó hasta el final: la modernización espasmódica del Estado. Y tiene que ver con el alcance y profundidad de los cambios sociales, del sistema político. Dice que el Estado sigue atravesando un proceso de modernización espasmódico, que no logra finalmente abracar todos.

¿Cuál cree que ha sido el mayor costo que ha asumido la izquierda por su falta de unión?

Que no les permitió acceder al Estado, tener hegemonía. Creo que por eso se explica el beneplácito que sentía mi padre con el proceso de hace diez años. Para él era una sorpresa ver y decir: “lo lograron, hicieron hegemonía”. Él sentía eso al inicio con mucha fuerza. Incluso veía como un proceso contra hegemónico la articulación de la Unasur o la Alba como espacios para enfrentar poderes de Estados Unidos o de Europa.

 ¿Cuál fue el mayor quiebre que tuvo con el Gobierno anterior?

Tuvo algunos puntos de quiebre, sobre todo en la consulta de 2011, cuando prohibieron las corridas de toros y las peleas de gallos. En el libro él denunciaba al estalinismo y al marxismo dogmático por ese autoritarismo en que devenían estos procesos. Por la lucha obrera, de igualdad o justicia, se construían Estados autoritarios. (O)  

Obra crítica

Orígenes de la izquierda

Páez Cordero profundiza en las indagaciones previas que realizó en El anarquismo en el Ecuador.

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