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El Telégrafo
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La iniciativa empezó el 18 de abril y estará en exteriores hasta fines de julio

Alcaldía promueve obras de periodo colonial en vallas

Los contrastes que caracterizan la estética de estas obras se ven opacados al estar en soportes de vidrio. Foto: Álvaro Pérez / El Telégrafo
Los contrastes que caracterizan la estética de estas obras se ven opacados al estar en soportes de vidrio. Foto: Álvaro Pérez / El Telégrafo
09 de junio de 2015 - 00:00 - Redacción Cultura

María Augusta camina de prisa, evitando resbalar en la acera húmeda. Es un lunes lluvioso y la mujer, de 36 años, tiene a sus dos hijos agarrados de cada mano, frente al semáforo de la estación Jipijapa de la Ecovía, en el norte de Quito. La madre de familia apenas repara en las pinturas que la Alcaldía ha puesto en los ‘vitrales’ de la parada. “Están bonitos”, dice y, luego, mientras espera su turno de cruzar la avenida Seis de Diciembre suelta una confesión: “Lindos. Por qué no iban a gustarme. Hay que creer en Dios” y corre porque la hora de entrada a la escuela de sus críos está por llegar.

Desde mediados de mayo, 6 obras del pintor Bernardo Rodríguez (1795 - 1860) se exhiben en algunas paradas, al igual que en los exteriores de la Alcaldía de Quito y hasta en la entrada principal del Estadio Olímpico Atahualpa. En este último lugar, dos retratos de santos aparecen bajo las vallas de la marca deportiva Marathon y junto a una pantalla de avisos comerciales de la firma Sony.

La obra de Bernardo Rodríguez, junto a otros pintores y escultores, conformó el imaginario icónico del periodo colonial de la Real Audiencia de Quito, en especial durante los siglos los siglos XVII y XVIII en la Escuela Quiteña de Artes y Oficios, que formó un grupo de maestros flamencos (asociados al pueblo gitano, provenientes de Andalucía). El valor estético de estas manifestaciones se distinguió de otras colonias americanas y su prestigio llegó a la Corte Española.

Ahora, la Alcaldía puso a los apóstoles retratados (San Pablo, San Matías, San Judas Tadeo, San Juan, San Bartolomé y San Marcos Evangelista) en la calle, como parte de la campaña ‘Compromiso Quiteño’ que, la mañana del lunes 18 de mayo, el alcalde Mauricio Rodas describió como “un compromiso con nuestra ciudad a partir de reconocer nuestra rica historia, nuestro patrimonio, rescatar los valores de la quiteñidad y hacer de Quito una ciudad nueva y mejor”.

El ‘rescate’ de “valores como el respeto, cortesía, amabilidad y buen humor” también sería parte de los objetivos de la muestra, según Rodas, quien enmarca esta campaña entre las actividades a realizarse por la visita del papa Francisco al país, en lo que define como “la gran oportunidad para mostrar nuestra ciudad”. Sin embargo, el criterio de selección de las pinturas o de los espacios en que son reproducidas no se han especificado.

Para el escritor y crítico de arte baneño Julio Pazos Barrera –quien es miembro de número a la Academia Ecuatoriana de la Lengua– la campaña casi ha pasado desapercibida. Cuando este diario lo contactó apenas se había enterado de la muestra al verla en una de las paradas de la Ecovía. Considera que la iniciativa puede ser una oportunidad para mostrar el valor patrimonial de Quito, pero cree que “mucha gente no tiene idea de quién es Bernardo Rodríguez.

El Estado, en general, no pasa de una promoción superficial (en el ámbito artístico). Las instituciones de cultura no se han preocupado por financiar los catálogos, con información técnica, de estos artistas, apenas los especialistas pueden determinar la autoría e historia de cada pintura”.

En las paradas donde están las réplicas, la leyenda ‘Nuestro arte, nuestra cultura, nuestro patrimonio’ encabeza un cartel de bienvenida cuyo pie contiene el logotipo del Cabildo.

Pazos Barrera señala que pudo, incluso, seleccionarse la obra de Manuel de Samaniego, hermano de Rodríguez, pero al ser consultados por este medio en reiteradas ocasiones, ni la Secretaría de Comunicación de la Alcaldía ni el Instituto Metropolitano de Patrimonio (IMP) dieron detalles concretos. Dora Arízaga, directora de la segunda entidad, fue la encargada de autorizar que se reprodujeran las pinturas, cuyos cuadros originales están en el Museo del Carmen Alto.

“Si quieren respaldar la denominación de Quito como patrimonio o la importancia del arte de esta ciudad, eso tiene que ser una inquietud general: del Estado, de la Alcaldía y de la ciudadanía”, sostiene Pazos  Barrera antes de recordar que quizá un 70% del arte quiteño es religioso, perteneciente al periodo hispánico, uno cuya “percepción no se puede cambiar”. Enfatiza además que “el arte civil, surgido con la República (1830 en adelante), también debería ser promovido. Solamente se han hecho promociones públicas, por iniciativa privada, de artistas como (Eduardo) Kingman y (Oswaldo) Guayasamín”, expresó. (F)

DATOS

En las calles, la campaña incluye réplicas de pinturas barrocas, pero sus contrastes (claro-oscuro) requieren cierta contemplación e incluso meditación para ser asimiladas.

La serie “Cristo y los Apóstoles” (siglo XVIII) –pintada a partir de los grabados alemanes de Augsburgo de Joseph y Johann Klauber– es del pintor Bernardo Rodríguez, muralista de la Escuela Quiteña de Artes y Oficios.

Los lugares en que se han replicado las pinturas incluyen vallas publictarias, como la de la entrada a Carapungo y se extenderían a las paradas del sistema Trolebús y la Empresa Metropolitana de Agua Potable.

Otros exponentes de la época, además de Rodríguez, son Manuel Samaniego, Manuel Chili y Bernardo de Legarda. El imaginario religioso está presente en las obras replicadas por encargo de la Iglesia. (F)

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