Publicidad

Ecuador, 05 de Octubre de 2024
Ecuador Continental: 12:34
Ecuador Insular: 11:34
El Telégrafo
Comparte

Entrevista / GERVASIO IGLESIAS/ PRODUCTOR DE CINE

“Al hablar de transición se inicia el debate de la crisis actual”

Foto: Tomada de Donastia Kultura
Foto: Tomada de Donastia Kultura
12 de febrero de 2015 - 00:00 - Redacción Cultura

La isla mínima es la primera película de la región independiente de Andalucía en ganar el premio a Mejor filme en los Goya, el reconocimiento más importante de España en la industria cinematográfica, además de otros 9 de los galardones más codiciados de esta premiación: Mejor director, guion original, actor protagonista -Javier Gutiérrez-, Mejor actriz revelación -Nerea Barros-, montaje, dirección artística, dirección de fotografía, diseño de vestuario y música original.

Tras 20 semanas en cartelera el filme, dirigido por Alberto Rodríguez, se ubica entre las 4 películas más taquilleras. Esta, es una historia policiaca, un thriller narrado en la década del 80, que hace una analogía de la transición del franquismo a la democracia.

Rodríguez, Gervasio Iglesias, uno de los productores del filme, y otros 13 amigos empezaron a hacer cine hace 15 años en Andalucía. Trabajaban en celuloide con una cámara de 16 milímetros que le había obsequiado a Rodríguez su padre. Con ella se fueron formando como equipo técnico y artístico. Siempre tienen un proyecto en mesa.

De La isla mínima, empezaron a hablar en 2004 hasta que comenzaron a visualizar el contexto con una exposición fotográfica de Atín Aya sobre las Marismas de Guadalquivir y las formas de vida de sus habitantes, a la que asisten Rodríguez y el director de fotografía, Álex Catalán.

La idea de ambientar la historia de unos policías tras el caso de dos jóvenes muertas, en la década del 80 se consolida cuando el equipo ve unos documentales rodados entre 1979 y 1980, que habían estado censurados y que contaban el paso de la dictadura a la democracia.

“Lo narraban a pie de calle, es decir que era una historia diferente de la oficial y mucho más real. Hace 3 años iba a entrar en crisis el relato oficial del momento en que se produjo la transición porque obviamente no fue tan bonita ni estuvo tan bien hecha y estamos viviendo problemas de no haber cerrado bien las heridas de la dictadura y pensamos que la gente iba a tener interés en volver a verlo”, comentó Gervasio Iglesias.

El productor ha visitado varias veces Ecuador, por trabajo y porque -confesó- le encanta. Fue parte de la coproducción española de la primera película de la cineasta ecuatoriana Tania Hermida, en un momento en que Ecuador no era parte del programa de fondos Ibermedia y la película se “levantó a pulmón”, dijo.

Desde Sevilla, atascado por entrevistas posteriores al Goya se dio un espacio para conversar con diario EL TELÉGRAFO.

La historia de La isla mínima se complementa perfectamente con las locaciones en Andalucía, una de las regiones de España con los índices más bajos de desarrollo ¿Un lugar perfecto para narrar las secuelas del franquismo?

Quedan rastros en la sociedad española. Ahora estamos en una crisis importante que ha generado un movimiento social grande. Muy parecido a lo que pasó hace unos años en Ecuador con el movimiento de los forajidos, de donde sale Rafael Correa. Aquí empezó hace 3 años, fuimos los indignados, el 15N y a partir de esto se ha articulado con un partido político que se llama Podemos y la cosa está muy divertida porque nadie sabe lo que va a pasar.

¿Por qué escogen grabar entonces en las Marismas de Guadalquivir?

Es un sitio impresionante, es un sitio duro, que se hicieron muchos poblados de colonización en el franquismo para convertirse en un regadío al que llegaba mucha gente de afuera. Un dato curioso es que ni siquiera hay cementerios. Cuando alguien muere se lo llevan a su tierra, creo que por eso puede darse esto de la atmósfera. Sin esos paisajes, sin esa atmósfera, no puedes entender la historia que está contando la película.

El logro de una película andaluza en los Goya es también parte de una nueva generación del cine español. ¿Cuáles son las características de este cine, que además crece con la crisis?

Evidentemente hay una nueva generación que reemplaza a una que se fue acabando, como pasa en todas las cinematografías. Pasó como hace 3 años. Se hacía mucho realismo social, se saturaron historias. Llegaron nuevas películas y un mejor trabajo. Ahora, se están haciendo muy buenas películas de diferentes géneros. Lo que está funcionando es hacer películas de género aplicado a lo local y de hecho eso hace que todo sea más universal. Lo hicimos con Grupo 7, Juan de los muertos y ya no es tanto hablar de franquismo. Lo que estamos haciendo es hablar de la transición, que creo que así empieza el debate de la crisis.  

A pesar del 21% de IVA que rige para las entradas de cine desde 2013, ha sido uno de los años más taquilleros del cine español, diario El Mundo apuntaba que los daños están en los costos de producción ¿Cómo ha incidido el incremento de IVA en el quehacer cinematográfico?

Por un lado, la crisis ha hecho que quiebren un montón de productoras, y a nivel general, lo que está pasando en España es que desaparece la clase media. Los ricos son más ricos y los pobres son más pobres. Eso se está filtrando a todos los sectores. Esa clase media de películas -por decirlo así- que se hacían con un millón doscientos mil euros no tenía un público. Lo que está pasando es que se hacen unas 20 películas grandes de bastante presupuesto y con muy buena distribución que son las que están saliendo y las que están funcionando. Además, hay un montón de películas que se hacen con bajo presupuesto, que se exhiben más por internet y que sirven para ser foco de nuevos realizadores. En los años de la burbuja, hubo burbujas en todos lados y en cine se hicieron muchas películas y no hay mercado para tanto.  

Para evitar las burbujas ¿cuál es el rol del productor en una cinematografía creciente como la ecuatoriana?

En América Latina se están haciendo cosas bastante interesantes, hay mucha gente joven y mucho talento. También se corre el riesgo de que haya burbujas como en España y que se produzca demasiado. Como el cine es algo muy de voluntad, mucha gente para hacer una película se convierte en un fin en sí mismo; es decir que la hacen por decir que han hecho una película, yo creo que eso es un error. Tienes que hacerla porque crees que deba llegar a la mayor cantidad posible de espectadores. A partir de ahí debes hacer un presupuesto coherente, no tiene que ser ni barata ni cara, sino coherente que te permita trabajar bien la financiación a partir de ahí. Al final lo que tienes que hacer son películas con historias que vayan a funcionar muy bien en tu país e internacionalmente.

¿Eso no pasa con el cine de autor?

Creo que tener esas etiquetas de cine comercial y cine de autor es muy malo para una cinematografía porque produce un efecto en el espectador de aburrido y lo deja de lado. Cine es cine. Las películas son películas. Si hay algo que el espectador tiene claro son los géneros: comedia, thriller, drama; son etiquetas internacionales. Es más interesante ponerle esas etiquetas. La isla mínima y todas las películas de Alberto tienen un sello autoral, tienen una gran personalidad de su director, pero por lo menos en España, si se pone la etiqueta de cine de autor ya tiene un aura de ser una película aburrida. Es un fallo. Las películas son películas que deben satisfacer un alto número de espectadores que no tiene que ser siempre mainstream porque hay muchos tipos de públicos, tiene que ir por diferentes fórmulas para llegar al espectador.

Contenido externo patrocinado

Ecuador TV

En vivo

Pública FM

Noticias relacionadas

Social media