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Agraphobia o el miedo latiendo entre tus piernas

Agraphobia o el miedo latiendo entre tus piernas
19 de noviembre de 2013 - 00:00

UNO

“Juez Cohn, hoy me presento ante usted, en mi nombre y en nombre de las mujeres que han sido víctimas de violación sexual y que no tuvieron la valentía de contar sus historias. El diccionario define el miedo como ‘una dolorosa emoción exacerbada por la aprehensión de un peligro inminente o el mal’. No creo que alguien pueda entender realmente la sensación de estas palabras, a menos que haya enfrentado el miedo REAL.

Antes de mi violación si alguien hubiera preguntado qué significaba el miedo para mí, yo podría haber dicho que el miedo era montar una montaña rusa o el encuentro con una serpiente. Hoy mi definición de miedo es muy diferente. El miedo es tomar una ducha y tener la sensación de que cada día es una oportunidad entre la vida y la muerte cuando se tiene que abrir la puerta del baño, sin saber lo que puede estar detrás de ella”.

Así empieza esta exposición: con la carta de una víctima de agresión sexual sobre el blanco impecable de una pared. No lleva nombre, pero los primeros párrafos (escritos para ser leídos ante un tribunal de los Estados Unidos) dan una idea de lo que se encontrará.   

Hay un pasillo largo, nada en el medio. Todo se encuentra en las paredes, cientos de rostros, de todos los colores y las formas, listos para confrontar al espectador.

DOS

La artista entra en la sala. Su nombre es Shari Pierce (Nueva York, 1973). Saluda con un gesto amable y dice que solo habla inglés o alemán. Habló en inglés. Antes de avanzar por la sala ella pone contexto. Lleva tres años trabajando con el mismo elemento: el miedo. O mejor aún: la agraphobia, un trastorno de ansiedad provocado por una amenaza percibida del acercamiento sexual no deseado.  

En 2011, Shari exhibió imágenes de delincuentes sexuales condenados. Al año siguiente comenzó a trabajar con imágenes de chicas desaparecidas y víctimas de la trata con fines sexuales. Pero independientemente de a quién representa en su obra, Pierce hace énfasis en cómo la sociedad trata con la delincuencia sexual.

Por eso, para adentrarse en su trabajo es mejor hacerlo desde la perspectiva de una amenaza latente. No han pasado ni diez minutos y el miedo se percibe, literalmente, por los cuatro costados.

TRES

“Miedo es dormir en el sofá cada noche, desde hace 3 años, con cada luz de la casa encendida. Miedo es tener que despertar y revisar todas las habitaciones de la casa, abrir cada armario, e incluso abrir los cajones para asegurarse de que no haya nadie ahí. Miedo es tener que vivir en la tercera planta de un edificio para disminuir las probabilidades de que una persona pueda entrar a casa, y aun así tener la sensación de que alguien podría subir por las paredes y entrar”.

La carta continúa, no lleva firma. Al preguntársele de dónde la sacó, ella se adelanta: la escribió mi hermana. Cunde el silencio. En realidad no. El ruido continúa; de las paredes se extienden los gritos  de las mujeres que la ocupan.     

La hermana de Shari fue violada a los 24 años. El tipo entró en su casa, la sacó de la ducha y abusó de ella en el clóset, cuchillo en mano, amenazándola con que si gritaba  mataría a su hijo de 3 años de edad. Una vez que su hermana lo denunció y fueron a Corte, el agresor fue declarado inocente.    

“En EE.UU. el tribunal está constituido por ciudadanos que deciden si el acusado es culpable o no. En este caso el violador dijo que conoció a mi hermana en un parqueadero y tuvieron sexo en el auto. Para ese entonces ella atravesaba un proceso de divorcio, de manera que los estereotipos jugaron un rol importante, pues creyeron que en verdad ella tenía que ver con su agresor”.

El tipo resultó ser un violador en serie, por lo que más tarde, y luego de cientos de mujeres torturadas, fue condenado a cadena perpetua.    

Hoy, después de muchos años, la carta sale a la luz; y con ella la voz de su hermana, porque al ser el agresor declarado inocente, ella nunca  la pudo leer.  

CUATRO

Toda esta experiencia ha determinado su obra. Pese a que lleva 12 años metida de lleno en el arte, con varias temáticas, fue Agraphobia la que más le marcó.

“Tomo mis ideas de todo lo que ocurre a mi alrededor y de lo que personalmente me molesta. Empiezo a preguntarme y de ahí trabajo con el conflicto y la agitación; y cuando me siento frustrada o molesta respecto a algo, me cuestiono cómo puedo lograr que otra gente piense en este asunto desde varias perspectivas. No me es suficiente hacer algo y únicamente mostrarlo. Me interesa generar un proceso de pensamiento real. No quiero que la gente entre y salga sintiéndose la misma”.

CINCO

La primera imagen intervenida se llama Confrontando al violador y es la fotografía del abusador de su hermana reproducida secuencialmente. Sin embargo, sobre este conjunto de retratos está colocada una cortina. El encaje distorsiona la imagen y le confiere un aire vouyerista, como  el de muchos agresores  poco antes de su ataque.  

Junto a la pieza se encuentra otra, titulada Jane Doe, término utilizado para cuando una víctima no es reconocida o se la quiere mantener en anonimato;  equivalente a las iniciales NN: ningún nombre.

Jane Doe está en los ojos de esa mujer anónima enmarcada en un óvalo. Alrededor hay  otros óvalos, pero en vez de  rostros, espejos. El espectador puede ver sus ojos ahí  y sentir correr por todo el cuerpo un  frío. Es eso lo que Shari quiere decir; no es solo el problema de esta Jane Doe; cualquier mujer, en esta sala, podría ser una  víctima.

SEIS

—¿Cómo consiguió la foto del violador de su hermana?
—Como todas las demás, metiéndome en los registros públicos de la Policía de mi país. Tengo cientos de imágenes, esto no es nada. Incluso allá hay más  (señala un cuarto posterior) pero tuve que seleccionar.

Shari explica que para el proceso creativo de Agraphobia,ingresó en una base de datos pública en la que están registrados los abusadores sexuales de su país.

“Es una base en la que puedes colocar la dirección de tu casa y enseguida aparece el registro de  violadores hasta 5 millas a la redonda. Yo empecé hace tres años con el barrio de mi madre, un lugar aparentemente tranquilo y pequeño en Florida; hice clic y aparecieron 36 resultados. Fue algo que me hizo cuestionar muchas cosas, un agresor puede estar más cerca de lo que imaginas, pero también hay una suerte de paranoia colectiva con la que tienes que lidiar”.     

Con ese material, Shari empezó a hacer una investigación exhaustiva y luego trabajó los diferentes rostros de una manera artística, con el fin de generar confrontamientos abiertos con el público. Transparencias, cortinas, collages, espejos, son varios de los soportes que  utiliza.

Pero Shari no se conformó con la información online y decidió viajar a ocho ciudades, por tres meses, para estudiar  de cerca los casos. Su propio registro creció.  

SIETE

La exposición se divide, básicamente, entre agresores y víctimas; alrededor de 450 rostros. Shari juega con las dimensiones, los colores y los efectos de luz y sombra. Lo que empieza por rostros específicos, en transparencias pequeñas, se torna en una enorme muestra de nichos, con marcos blancos y negros, donde los rostros se van desfigurando hasta transformarse en fantasmas.

“Las identidades se van perdiendo y es eso lo que quiero decir, no se trata de señalar a este o al otro, sino al problema general”.

Al fondo una pieza grande con un espejo al interior, en  ella se lee un fragmento escrito a mano por  Shari: Yo existo, yo existo, yo existo, debido a este lápiz, de otra forma desaparecería.

Al final, una sección de muchachas desaparecidas y otras prostituidas en Internet; se notan levemente sus facciones. ¿Te importo? parecerían decir. Hay un antes y un después en todos esos rostros; lo que no se alcanza a describir es su inocencia perdida.

DATOS

Shari Pierce (Nueva York, 1973). Estudió Bellas Artes en la Universidad de Carolina del Este. Obtuvo un masterado de la Academia de Bellas Artes de Múnich.   

Ha dictado conferencias de arte contemporáneo en EE.UU., Ecuador, México y Escocia. Entre sus obras destacan Cardboard Democracy (Democracia de cartón) y Borders (Fronteras).

La muestra permanecerá abierta hasta el 28 de noviembre, en el Arte Actual- FLACSO (Pradera y Diego de Almagro).

Esta noche (18:00) habrá un conversatorio gratuito con la artista en la misma galería.

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