Academia extiende su espacio
La Casa de la Alhambra, considerada una de las más bellas sedes de las academias nacionales de historia de Iberoamérica, desde el jueves será sede de la flamante Biblioteca Jacinto Jijón y Caamaño, que al llevar ese nombre busca recuperar la memoria colectiva de quien fuera uno de los más extraordinarios exponentes de la cultura a nivel nacional e internacional. El mismo día, a las 12:00, habrá una sesión solemne en el auditorio Manuel Agustín Polanco, de la Academia Nacional de Historia (ANH), creada bajo los auspicios de su presidente vitalicio monseñor Federico González Suárez.
En el libro Historia de la Academia Nacional de Historia, Franklin Barriga se refiere a la brillantez de uno de los más importantes directores de la ANH: “Desde muy joven se dedicó a los estudios científicos, siempre estimulado por el arzobispo González Suárez, quien encontró en Jacinto Jijón y Caamaño a uno de sus mejores discípulos. Alentado por su señora madre en sus inquietudes, viajó a Europa, en 1913. Su padre, de gran posición económica y social, había fallecido años antes”.
La entidad fue reconocida oficialmente por el Congreso Nacional de 1920, presidido por Alfredo Baquerizo Jijón y Caamaño, en su quinta La Circasiana, instaló el Museo de Arqueología y Arte Colonial y una biblioteca especializada de historia americana.