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Abreu combatió con música la pobreza

Actualmente se forman en Venezuela alrededor de medio millón de personas, a pesar de la crisis.
Actualmente se forman en Venezuela alrededor de medio millón de personas, a pesar de la crisis.
Foto: Cambio 16
27 de marzo de 2018 - 00:00 - Redacción Cultura

José Antonio Abreu tomó sus primeras lecciones de piano a los 9 años, en su tierra natal Valera, un poblado venezolano que está al pie de las montañas. Continuó su formación en Caracas con maestros como Vicente Emilio Sojo, con quien estudió composición; Moisés Moleiro, su profesor de piano, y Evencio Castellanos, de quien recibió clases de órgano y clavecín.

Estudió economía y trabajó para el gobierno hasta que pensó en una estrategia para que la música dejara de ser  un fin y se pudiera convertir en un medio para evadir la desigualdad. En un país en el que, como muchos de América Latina, estudiar un instrumento de Orquesta está restringido solo para privilegiados, Abreu abrió un sistema de orquestas para gente que no tenía los recursos para estudiar música.

Entonces, tal vez parecía un filántropo equivocado de camino, pero después de cuarenta años y hasta el día de su muerte, este sábado 24 de marzo, será recordado como un pionero atrevido, por hacer lo que nadie más en el mundo hizo.

En el verano de 1975 abrió las primeras clases de su sistema, en el Ateneo de Caracas. Llegaron 11 personas para  fundar un Sistema de Orquestas que hoy ha dado educación en más de 300 conservatorios fundados por ellos, a cerca de dos millones de niños y jóvenes de su país: tres generaciones de intérpretes y alumnos salidos en un 85% de las capas más castigadas de la sociedad.

Desde su fundación en Venezuela, el sistema que creó Abreu se ha repetido en más de 35 sitios del mundo. Entre ellos están Boston, Los Ángeles, Nueva York, Londres, Milán, Roma, Oslo, Toulousse y Ámsterdam.

El Sistema estimuló a la Organización de Estados Americanos (OEA) para que promoviera la creación de la Orquesta Sinfónica Juvenil de las Américas y del Programa de Orquesta para Jóvenes en Riesgo en El Caribe,  en 2009.

De manera similar nació la Sinfónica Juvenil Iberoamericana, que hizo su primera presentación en 1997.

A partir de El Sistema, la Corporación Andina de Fomento impulsa en la región un sistema musical coral inspirado en el modelo venezolano. Los más recientes convenios internacionales que se han sumado en la implantación del modelo de El Sistema han sido los de Brasil, Corea, Japón, Francia, Groenlandia y África.

La mayoría de estos suman más de 2.000 beneficiarios cada uno, lo que lleva a El Sistema a contar con más de dos millones y medio de niños y jóvenes en todo el mundo.

“El Sistema –dijo José Antonio Abreu en una entrevista– justamente nace para llevar a cada rincón del país y a todos los niños venezolanos, sin distingo de ningún tipo, el mensaje y la vivencia de que la música permite vivir la belleza del ser en todas sus dimensiones, y convertir la experiencia colectiva en la sublime elevación espiritual del ser humano”.

Para Abreu, la incorporación de esta metodología en Venezuela le permitió al país una evolución. “Antes de la década de 1970 el país estaba sumido en la visión individual de la cultura, las artes y en general esto ocurría en todas las áreas y sectores del quehacer de nuestra nación. El Sistema rescató, desde sus inicios, la visión del individuo en colectivo, del ser que expresa la belleza a través de la práctica musical en sociedad”, dijo el educador.

Abreu entendía a la sociedad como una orquesta, “donde nadie importa más que el otro, donde el sonido de uno en el atril tiene que armonizar con el sonido del otro y el de toda la orquesta, donde el resultado es común y no aislado ni individual, pero sí es el fruto de la sumatoria de las capacidades expuestas a su máxima expresión, a través del enaltecimiento del ser que es resultado indefectible en la práctica del arte”.

Para este soñador de la música, pensar lo social y lo colectivo era un método imperativo para el progreso del país. “La economía mira a lo social como su rector, igual la tecnología, la educación y sin duda la cultura. Venezuela ha cambiado para ver en el ser humano el más alto de sus recursos, el más valioso, y más cuando actúa en sociedad, en una práctica que les invita a ser cada vez mejores ciudadanos”, dijo el activista musical.

El músico español Plácido Domingo recordó, tras la muerte de Abreu, el día que lo recibió en el aeropuerto de Caracas con más de mil niños tocando. “Nadie ha hecho en el mundo de la música algo tan grande como el Sistema en Venezuela y se ha esparcido en todo el mundo. Sobre todo entre los niños que tenían menos posibilidades para tener una niñez feliz. El verlos recorrer el mundo en las escuelas es emocionante y ver cómo muchos de aquellos niños que vi hace casi 40 años tocan en las mejores orquestas del mundo hoy en día. Descanse en Paz después de tantos años que estuvo sobrellevando su enfermedad con la energía y satisfacción que le dieron todos sus protegidos. Único en la Historia”, dijo Domingo.

Del sistema salió Gustavo Dudamel, una de las figuras más importantes de la música actual. También Diego Matheus, Christian Vásquez o Jesús Parra, el más joven de todos ellos con 23 años.

El Sistema tuvo profesores estrellas como Simon Rattle, Claudio Abbado, Plácido Domingo, Giuseppe Sinopoli, Valeri Gergiev o Juan Diego Flórez. Abrió puertas a formadores de otros países. De Ecuador, el percusionista Jorge Vega fue parte del Núcleo Petare por 2 años y 5 meses. “Quizás la mayor experiencia a todo nivel en mi trayectoria de docente porque el aprendizaje sin duda fluyó en dos vías”, dijo Vega.

Abreu fundó un sistema para educar con “ambición de liderazgo, musicalidad y oído perspicaz”, una consigna que  repetía siempre. (I)  

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