Telegrafistas
Abordar un diseño gráfico sin ninguna invitación
“Si le hubiese preguntado a la gente lo que quería, la respuesta habría sido ‘caballos más veloces’”. Esta es una frase que se atribuye a Henry Ford, padre de la industria automotriz, y que revela la oportunidad que los creativos deberíamos aprovechar para llegar a campos más verdes.
En 2012 sufría un desenamoramiento con los museos. No los disfrutaba. Me hacían sentir tonto, el peor de los pecados que puede cometer un museo. Era tan abrumadora la cantidad de información que te obligaban a malabarear y terminar creyendo que tu ineptitud te impedía disfrutarlos.
Cientos y miles de piezas, muchas con cédulas de una cuartilla de extensión resultaban demasiada lectura para retenerlas o encontrarles sentido.
Para mí era muy claro algo que se necesitaba: infografía de sus cédulas. Desmenuzar la información, generar paquetes informativos más concretos para permitir el acceso y la exploración personalizada de los contenidos o comparar una cédula con otra para encontrar nueva información.
Un foco gráfico, claro y descriptivo, para entender mejor la pieza... Había muchas ideas para ayudar a la gente a sentirse inteligente en un museo. Pero para los involucrados todo era el asunto de siempre, a nadie se le ocurría hacerlo diferente.
En todo caso, pensaban en ‘caballos más veloces’. Pero no había presupuesto para otra cosa en ese museo de historia natural. Tampoco había tiempo de desarrollo ni manos disponibles. Si algo se iba a hacer era por iniciativa y con recursos propios. Elaborar una propuesta museográfica para una sala requirió flexionar músculos nuevos.
Considerar la didáctica y la narrativa general de algo mayor que las páginas del periódico resultó una extensión natural del trabajo de infografía: siempre maleable, inquisitivo, evolutivo. Gastamos viáticos, viajamos al norte de México pero, al final, el proyecto no se hizo. Por cuestiones de burocracia, de dinero y de mi propia inexperiencia... sin embargo, para mí la propuesta fue un éxito.
Muchas puertas se abrieron, incluso la de la redacción que me dejó salir al mundo. Encontré una plétora de foros y oportunidades para la comunicación gráfica y la infografía: Museos, organizaciones no gubernamentales y empresas con necesidades de mejores materiales didácticos, de comunicación y difusión. También de empresas editoriales que batallan para traducir sus contenidos a recursos más atractivos y que compitan con el discurso veloz en el resto de los medios. Y todo, a través del ímpetu didáctico y explicativo.
Toma la oportunidad de pasar de los “caballos más veloces” a los productos realmente innovadores, que cambien el flujo en áreas inesperadas. Haz tu maleta, lleva lo mejor de ti. Te deseo muchos éxitos. (I)