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El guayaquileño realizó una exposición

De Lucca trae su arte de cuarzos y minerales al país

El fin de semana pasado, el escultor Guillermo De Lucca abrió las puertas de su taller, en la vía a la Costa, para los familiares y amigos.
El fin de semana pasado, el escultor Guillermo De Lucca abrió las puertas de su taller, en la vía a la Costa, para los familiares y amigos.
Miguel Castro / El Telégrafo
15 de marzo de 2016 - 00:00 - Redacción Cultura

De ojos grandes y rizos negros, el escultor Guillermo De Lucca blinda de plástico su vestuario para trabajar con cuarzos, minerales y otras piedras. Primero estudia los materiales y luego busca la parte figurativa de sus esculturas. “Estoy perfeccionando la técnica del pulido de minerales; no ha sido fácil”, asegura el artista guayaquileño que vivió gran parte de su infancia en una hacienda.

“Me ha tomado 15 años perfeccionar el proceso que utilizo y mi objetivo es darle a la piedra el mismo acabado que las joyas”, agrega De Lucca, quien ha incursionado en la elaboración de pendientes de piedras semipreciosas.

Esculturas en madera, cuarzos y piedras que datan de 1975 hacen que su taller se convierta en un túnel del tiempo, donde guarda sus primeras creaciones. “Inicié a esculpir con piedra y arena blanca durante mis estudios en la Escuela de Bellas Artes en Guayaquil (1975-1978), Evelio Tandazo fue mi mentor. Posteriormente, sin un centavo en el bolsillo, migré a Italia y comencé a trabajar con el mármol, ahí aprendí a usar máquinas en el instituto de Roma”, cuenta De Lucca, quien dejó el puerto principal hace 30 años.

Luego de su paso por Italia se mudó a Alemania, donde perfeccionó su trabajo con minerales. El fin de semana pasado, De Lucca abrió las puertas de su taller, en su casa de la vía a la Costa, para mostrar sus piezas a familiares y amigos más cercanos.

El escultor recuerda que en sus primeros años solía dañar las máquinas que usaba y por las que invertía hasta 1.000 euros; y reconoce que todo fue parte del proceso de aprendizaje y que la inversión valió la pena, ya que ha ganado un nombre en el complicado mercado europeo de la escultura.

Ámsterdam, Italia, Alemania y Francia son algunos de los puntos donde ha exhibido su arte. Entre julio y septiembre de 2015 participó en la muestra Cross Border en el ayuntamiento de Aidlingen, en Alemania. Pero a pesar de este recorrido, el más grande sueño de De Lucca es dejar un legado en su natal Ecuador. Por eso volvió para inspirarse en el lugar donde creció.

“Radico hace 23 años en Alemania (Hildrizhausen), no obstante, todos los años visito Guayaquil. No puedo traer mis obras porque es costoso, así que busqué la solución y fue trabajar durante mis vacaciones en Ecuador en nuevas esculturas para dejar un legado al país”.

El faraón de barba azul, una escultura culminada a finales de 2013, se ubica en la vía a la Costa cerca de la parroquia Progreso. Esa es una de las obras que ha regalado al país. Otras esculturas se encuentran en poblaciones cercanas a la playa y cuenta que aspira a dejar muchas más. Para ello trabaja en su taller particular.

Con 59 años, De Lucca ha obtenido varios reconocimientos. Uno de los más preciados fue en 1979 cuando ganó el Premio Nacional de Arte en la categoría esculturas, en Guayaquil. Luego en 1984 obtuvo un galardón en la Cita de Rianno, en Italia. (I)

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