Cotopaxi está lleno de  parajes, lugares mágicos, míticos, pero, sobre todo, enigmáticos. Uno de ellos son las columnas de Tangan, que son rocas dispuestas una encima de otra, perfectamente uniformadas.

Aunque son de origen natural, también por ellas ha pasado la mano humana. Algunos historiadores sostienen que pudo haber sido la de los incas.

Las columnas están en lo más recóndito de la parroquia urbana del  cantón Sigchos, en la provincia de Cotopaxi y fueron descubiertas hace siete años. Antes nadie las conocía, salvo las personas que  vivían cerca de la hacienda San Marcos, el sitio habitado más cercano del lugar.      

Manuel Escudero y Ángel Villacrés, descubridores de estas columnas o pilares,  las describen así: “Están talladas en la roca, con dimensiones exactamente iguales entre sí, por lo que no pueden ser más que elaboradas artificialmente”.

Según los estudios arqueológicos de 1997, en esa zona hay vestigios prehispánicos que quizás pertenecieron a los sigchilas y después a los incas.

Los primeros expedicionarios enfrentaron grandes proezas para llegar hasta las columnas, como examinarlas y fotografiarlas de cerca.

Desde la hacienda San Marcos era preciso caminar unas dos horas, entre maleza y suelo pantanoso, ascender por empinados caminos y desafiar grietas naturales formadas por riachuelos.

“Fui en el 2014, por una invitación del Municipio de Sigchos. Era muy complicado llegar, pero la recompensa valió la pena; es una experiencia simplemente maravillosa”, relata la periodista cotopaxense Paulina Balseca.

Todas las columnas miden aproximadamente 400 metros de alto y ocupan un área de cuatro hectáreas. Los estudios recientes determinaron que “las rocas son basálticas, es decir de un volcán extinto que  quedó en forma de media Luna”, explica el alcalde de Sigchos, Mario Andino.

Sin embargo, la intervención humana fue en la época prehispánica. Una prueba de ello son los tallados en las columnas, en muchas de las cuales hay rostros de seres humanos, animales, entre otros. 

Las columnas, que de lejos se asemejan a una inmensa cortina gris, están  en la propiedad de Ramiro Uribe, un humilde campesino que desconocía la maravilla arqueológica que poseía.

Incluso abandonó sus tierras para migrar a otro lugar más habitado donde sus hijos estudiaran el bachillerato, pero cuando este propósito se cumplió regresó hasta Tangan y actualmente reside allí, con su esposa.

Uribe ha colaborado con las personas que llegan con el afán de conocer las columnas para su estudio; ha servido de guía en diversas expediciones.

En una de ellas se hallaron objetos de épocas pasadas, “se dice que se encontraron máscaras, pero no podemos estar seguros porque ya se las llevaron”, indicó el Alcalde de la localidad.

La forma de los rostros tallados, minuciosamente en algunas de las columnas, pudo ser utilizada para  rituales entre las tribus que alguna vez ocuparon esta zona.

En el lugar se concentra una increíble atmósfera energética, silenciosa y totalmente alejada. Es como un punto perdido en la Tierra.

Se hacen limpias ancestrales y colectivas tres veces al año._A estos eventos asisten 30 turistas locales y extranjeros.

En los últimos años Tangan cambió radicalmente, como parte de los trabajos del Municipio de Sigchos para convertir a este cantón en una potencia turística provincial y más adelante nacional.

Uno de los cambios más importantes fue habilitar un camino para que los turistas lleguen sin demasiadas complicaciones hasta las mágicas columnas.

“Antes era necesario abrir el camino”, dice Alejandro Mena, quien ascendió a las columnas en dos ocasiones._La primera vez, hace cuatro años y, la segunda, hace cinco meses. Durante su última visita se extasió al descubrir que se habilitaron chaquiñanes (caminos) para que sirvan de acceso hasta el sitio arqueológico.

Ahora son necesarios únicamente 15 minutos para llegar hasta las columnas. Además se adecuó un restaurante, pesca deportiva, zona de camping, casa de posada y senderos.

Atractivos

Otra novedad es un restaurante que prepara platillos típicos que no tienen costo fijo. El valor que se cancela equivale a la voluntad de los comensales.

Al no conseguir la ayuda económica necesaria para repotenciar estos sitios turísticos, el Alcalde de Sigchos gestionó un financiamiento con varios sectores internacionales.

Una de estas organizaciones es la Fundación para la Evolución de las Comunidades de Canadá, cuyos esfuerzos en territorio están enfocados en la capacitación de las personas interesadas en emprendimientos como el turismo comunitario.

La Fundación paga los salarios de una maestra de inglés y un técnico en turismo.

También capacita a más de 150 personas en temas turísticos y 80 se preparan para ser bilingües (inglés–español). 

El presidente de la Fundación, John Restakis, visita el proyecto cada tres meses para verificar los avances.

“Hace varios años, la primera vez que vino, se maravilló con los atractivos naturales del cantón y se ofreció a ayudar para que el mundo lo conociera”, relata el burgomaestre.

Hay convenios con instituciones nacionales, una de ellas es la Universidad Central del Ecuador.

Un grupo de estudiantes de la Facultad de Ingeniería en Minas y Petróleos trabaja en la creación de un centro de información turística.

“Lo que buscamos es establecer cuatro rutas turísticas de lugares representativos”, indica Daniel Catota, uno de los integrantes del proyecto.

Una vez establecidas las rutas se colocará la señalización para orientar a los visitantes. El proyecto tiene un avance del 50%, según Catota y es preciso hacer un estudio de mercado.

Cuando el trabajo esté concluido más viajeros de Ecuador y del mundo conocerán las columnas de Tangan, donde abundan árboles de cedro, olivo y plantas nativas de extraordinaria belleza en una gama de colores que acaricia los sentidos de los visitantes.

“Si hablamos de fauna se pueden apreciar especies endémicas como un colibrí que tiene el mismo color de las columnas, o sea gris”. Por ahora esa ave no ha sido bautizada, pero cuando estén los estudios sobre su clasificación tendrá una identidad propia.

El Municipio busca que los más de 88 atractivos turísticos  de este cantón de Cotopaxi se difundan. Además gestiona que los habitantes se beneficien con la presencia de los visitantes y el turismo constituya una alternativa para enfrentar problemas ganaderos y agrícolas._Esos son los principales sustentos de los habitantes.

De acuerdo con los estudios arqueológicos realizados en 1997, en esa zona se descubrieron vestigios prehispánicos que pudieron pertenecer a los pueblos sigchilas y más adelante a los incas. Ellos hacían allí ceremonias de adoración. Foto: Silvia Osorio / et

¿Cómo llegar?

Desde Latacunga se debe acudir hasta la terminal y tomar un bus de las cooperativas Reina de Sigchos u Ilinizas. Ambas van al cantón.

La ruta demora dos horas con 15 minutos, según el clima. El pasaje cuesta $ 2,50. En vehículo particular, el trayecto toma un tiempo máximo de una hora y 30 minutos.

Las columnas están localizadas a 15 kilómetros del centro del cantón Sigchos y para ir hacia ellas existen dos rutas: una, por la comunidad de Cerro Azul (en vehículo, el visitante se demora una hora y 15 minutos), y otra, por el sector Hidrosigchos (se debe tomar el camino de Yalo, que pasa por el sector de Tagna y el visitante tarda 15 minutos en auto propio).

El sendero para llegar a las columnas es largo y agitado, de un poco más de una hora y 20 minutos. Si opta por este camino es necesario buscar la ayuda de un guía.

Si el turista no tiene movilización propia puede contratar los servicios de las cooperativas de transporte Licamancha y la Languitoa.

Sus  tarifas son de $ 25 por la comunidad de Cerro Azul y  $ 15 por Hidrosigchos. Los costos son de ida y vuelta.

Los choferes de estas cooperativas han sido capacitados para ofrecerles un trato cordial a los visitantes, por ello en muchas ocasiones acompañan a los viajeros en las rutas.

Además les explican sobre los otros atractivos del cantón, como la reserva ecológica Los Ilinizas.

Allí están la laguna del Quilotoa y la famosa hacienda de Malqui Machay.

Ceremonias ancestrales

Henry Quelal, quien trabajó en el Municipio de Sigchos, cuenta que gracias a la publicidad sobre las columnas se movió el turismo extranjero y se hicieron programas complementarios a esa visita.

Los afuereños se sienten atraídos por participar en las ceremonias ancestrales que se hacen tres veces al año.

El Inti Raymi o Fiesta del Sol es una de las más famosas._Está considerada una ceremonia incaica y andina, celebrada en honor de Inti (el dios Sol), que se hace cada solsticio de invierno (junio), y que es para encontrarse ‘con el yo interior’.

Quelal recordó cómo fue la primera ceremonia: desde Colombia llegó un conocido yacha (curandero de gran conocimiento), quien se conmovió ante la carga energética que posee esa zona.

La ceremonia de medicina ancestral dura toda la noche y las limpias se hacen con ortiga, esencias aromáticas y aceites.

La señal para terminar la ceremonia es el Sol en su cenit. Para ello se hace un temascal, un baño de vapor parecido a un sauna, pero con esencias naturales y rocas calentadas al rojo vivo. 

Quelal manifiesta que “estar en Tangan es como si una fuerza invisible nos abrazara”.

Sigchos es conocido también como el ‘Jardín colgante de los Andes” debido a su riqueza botánica.

“Gran parte de este tesoro natural está en los alrededores de las columnas de Tangan”, enfatiza el Alcalde.

 Para los visitantes que llegan a este lugar tiene un misterio escondido y por las noches se visualizan extrañas luces que no tienen, destacan, ninguna explicación científica.

Destinos

- La entrada a las columnas de Tangan es gratuita, el lugar está abierto de domingo a domingo. Además es uno de los 80 destinos turísticos de Sigchos, cantón de la provincia de Cotopaxi, que suscita gran interés.  

- 3 horas toma llegar desde Latacunga hasta la hacienda San Marcos, en Sigchos.  

- Es una pared rocosa en forma de U con una pequeña cascada. Las paredes comprenden alrededor de 400 metros de ancho y su altura oscila entre los 100 y 110 metros para la escalada tradicional. (I)