Cuando las grandes edificaciones y las vías asfaltadas han colonizado a las ciudades, los parques son considerados un lujo. En estas urbes de concreto, estos espacios se convierten en puntos de encuentro social y cultural, en referentes de esparcimiento ciudadano y, en muchos casos, hábitats de especies urbanas.

Para Mario Unda, analista de temas urbanos, los parques deberían ser adecuados a las particularidades de cada sector, porque, con frecuencia, existe una tendencia a estandarizar los espacios públicos. “Para saber lo que espera una comunidad de un parque, es necesario mantener una relación más directa con la población que actúa de distintas maneras con el espacio público”.

El Instituto de la Ciudad, en la capital, desarrolló un estudio sobre los jóvenes y el uso de los espacios públicos, en él se reveló que los chicos prefieren La Carolina y El Ejido, situados en el centro-norte de la ciudad. Estos espacios reciben una afluencia del 79% de los jóvenes que habitan en el Distrito Metropolitano de Quito. Mientras El Ejido acoge al 34%. En ambos parques, la actividad preferida es pasear, seguida por hacer deporte —en particular fútbol— y jugar. Unda precisa que los ciudadanos, no importa de qué ciudad provengan, conciben a los parques como lugares para realizar deporte y actividades de recreación familiar.

Graciela Paredes, ama de casa, acude a La Carolina casi todos los domingos. “Son los domingos familiares. Cuando encontramos una cancha disponible, aprovechamos para jugar básquet o preparar un pequeño picnic. A veces se nos va el día allí”.

Augusta Hermida, investigadora de la Universidad de Cuenca y Directora del Departamento de Espacio y Población, explica que en Cuenca hay “una deficiencia extrema” de estos espacios. Precisa que el parque de La Madre, al igual que el parque El Paraíso, ubicado en el sector donde se unen los ríos Tarqui y Yanuncay, en la capital azuaya, es uno de los más visitados. Son lugares frecuentados, principalmente, los fines de semana para practicar algún deporte, descansar y divertirse con la familia.

Aunque en Cuenca también hay parques lineales que acompañan a los ríos, hace falta crear más espacios como estos en los barrios, como lo señala Augusta Hermida.

Esta investigadora y catedrática cuencana dirigió un estudio realizado por la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Cuenca para conocer el uso que los habitantes de esta urbe dan a los parques y plazas del Centro Histórico. Entre ellos, estuvieron La Merced, Parque Calderón, Plaza El Farol, Santo Domingo, El Otorongo, San Blas, El Vado, Victor J. Cuesta, Santa Ana, San Sebastián y Las Flores. Hermida precisa que aunque el Parque Calderón es considerado el punto central y turístico de la ciudad, la gente no se queda en allí. “A través del estudio nos dimos cuenta que la gente solo atraviesa el parque para ir a otros lugares, pero no permanece en él, no lo disfruta”. No ocurre lo mismo con San Blas, una plaza donde muchos cuencanos buscan un lugar para descansar y disfrutar del entorno.

La catedrática considera que el entorno quizás resulta más atractivo. “En San Blas, tenemos una pileta y hay algunos locales comerciales alrededor de la plaza. Son características que las personas valoran”. La investigación también demostró que las plazas menos concurridas son aquellas que no cuentan con suficiente mobiliario para descansar. “Aunque sean espaciosas y estén rodeadas de naturaleza, no siempre tienen la infraestructura adecuada para despertar el interés ciudadano”. En muchas urbes, estos espacios de esparcimiento y diversión también constituyen un foco de atracción turística. Esto ocurre, sobre todo, con los parques temáticos, considerados como una nueva alternativa de ocio.

Precisamente, el Parque Los Samanes, al norte de Guayaquil, está concebido como un parque temático. Según la Empresa Pública de Parques y Espacios Urbanos, actualmente el Área Nacional de Recreación Samanes cuenta, en flora, con 193 especies, entre los que se destacan el membrillo, el guayacán, el samán, la saiba, el ceibo, el pai pai. En fauna tiene más de 100 especies.

En Manta, el parque Central, Las Acacias, Altagracia y Ciudadela Aurora son los más visitados. Este último es considerado el espacio recreacional más grande de la ciudad, aunque no el más concurrido.

Para Hermida es fundamental diseñar parques cada vez más acogedores. “Necesitamos que las personas tengan razones para quedarse en ellos. Si no cuentan con el equipamiento adecuado, serán lugares desolados”. Hoy, los parques son considerados refugios urbanos, indispensables para la vida en comunidad.

Especialista

LOS PARQUES ADECUAN NUEVAS PRÁCTICAS Y HÁBITOS

Los parques abren paso a nuevos estilos de vida. Así, la dotación de servicios y de infraestructura es diferente de un parque a otro, generando una especialización en el uso de este espacio como infraestructura pública. Estos lugares se van adecuando a nuevas prácticas, hábitos y representaciones de la vida diaria. Otros espacios se mantienen y se renuevan para perpetuar costumbres propias, como el fútbol, el ecuavóley y la convivencia familiar.

Lo público remite a ideas de participación, deliberación y consenso, y democracia. Quito cumple, hoy en día, con el estándar de la OMS en lo que se refiere al número de hectáreas de áreas verdes por habitante, que actualmente supera las 15 ha/hab. Sin embargo, la inauguración de un espacio declarado como ‘parque’ no hace de este un parque. El espacio tiene que ser ‘apropiado’ por la ciudadanía.

José María Cisneros, investigador del Instituto de la Ciudad.