Ellas son unas ‘duras’ al volante
Mientras algunos se empeñan en ridiculizar a las mujeres por su forma de conducir, otros consideran que son cada día más audaces cuando están al volante, lo que revela que el estereotipo de conductoras temerosas, lentas e inútiles (‘camaronas’) está cambiando.
De hecho, aquella frase, con tinte machista, ‘mujer al volante, peligro constante’ o aquella otra ‘mujer tenías que ser’ no reflejan la realidad. María Belén Morán, doctora de profesión, es una dura al volante: acelera y rebasa sin miedo. Aunque es cautelosa, no tiene el menor empacho en dejar atrás a aquellos hombres que no soportan que las mujeres les rebasen. Aprendió a manejar desde que tenía apenas 14 años por necesidad. “Me enseñaron a conducir porque tenía que ayudar en la casa y luego me movilizaba sola para ir y venir de la Universidad Central donde estudiaba Medicina.
“No tenía chance de tener miedo”. Así aprendió a ‘sobrevivir’ en las calles, donde se encontró con muchos conductores impacientes y agresivos. María Belén cree que cada vez hay más mujeres que conducen sin miedo. “Son más arriesgadas, conducen más de prisa y, al mismo tiempo, reflejan mayor seguridad, quizás porque a muchas de ellas les ha tocado conducir no solo en la ciudad, sino también en carreteras”. Esta joven comenta que su papá está convencido que él le enseñó a conducir, pero, en realidad, fue un enamorado que tenía cuando estaba en el colegio. En su familia, todos concuerdan en que es una maestra al volante. Cada vez que sus hijos salen de vacaciones, ella conduce cuando van a la playa o a cualquier otro destino en Ecuador.
A ella le da lo mismo conducir durante el día o en la noche. Cuando está frente al volante, sus familiares se suben al vehículo sin temor y algunos confían tanto en ella que se duermen durante el camino. María Belén aprendió también a cambiar llantas y si es el caso está entrenada para identificar por qué se dañó el auto. Tuvo la suerte de que un vecino le enseñara algunas nociones básicas de Mecánica. Confiesa, además, que desde que las leyes de tránsito son más estrictas ha dejado de manejar tan rápido.
Para el instructor de conducción Christian Ayala las mujeres ecuatorianas son cada vez más diestras al volante, pero, además, son muy receptivas cuando les da determinadas instrucciones. “Las mujeres más jóvenes, entre 18 y 23 años son más arriesgas. Debe ser por la adrenalina que no tienen miedo”.
Desde que empezó a impartir clases de conducción, tanto teóricas como prácticas, se percató de que ellas aprenden rápido. Varias de sus alumnas han tomado un curso de conducción de 2 semanas y en apenas 5 días, muchas de ellas ya están listas para conducir.
Irene Valverde, empleada privada, advierte: “las mujeres definitivamente conducimos mejor de lo que creen los hombres. No somos lentas, por el contrario somos veloces y seguras. En mi caso, cuando tengo la oportunidad manejo deprisa, pero siempre con cuidado”.
Irene, oriunda de Baños, menciona que, según varias investigaciones, las mujeres provocan menos accidentes de tránsito que los hombres. En el caso de Ecuador, las estadísticas de la Dirección de Tránsito muestran que solo el 2% de los accidentes de tránsito es ocasionado por mujeres y el 98% restante por conductores hombres.
Mientras tanto, un estudio encargado por la red británica de estacionamientos (NCP) advierte que las mujeres son más hábiles que los hombres al momento de estacionarse. Este estudio revela que si bien las mujeres tardan más que los hombres en parquear su vehículo, son más precisas al hacerlo de la manera correcta.
Para realizar este estudio, la compañía reunió datos sobre 2.500 conductores en 700 estacionamientos británicos durante más de un mes y se tomaron en cuenta varios aspectos como agilidad para encontrar espacios para estacionarse, el tiempo para hacerlo y las reacciones emocionales experimentadas durante la acción. En el estudio se observó que los hombres son más impacientes cuando buscan un lugar para estacionarse, lo cual ocasiona que pasen de largo y aceleren sin percatarse que hay espacios vacíos. Al contrario, la tranquilidad de las mujeres les permite desenvolverse mejor a la hora de estacionarse.
Mónica Mancero Acosta, docente de la Universidad Central y doctora en Estudios Políticos, advierte que los estereotipos sobre la manera de conducir de las mujeres persisten porque son funcionales, es decir, sirven a algo, en este caso al sistema patriarcal vigente.
“La libre movilidad es fundamental para la autonomía, si se esgrime el estereotipo de que somos peligrosas al volante es porque el machismo quiere controlarnos. Ellos prefieren finalmente que no nos movamos y que permanezcamos tranquilas en casa, sin riesgos, seguras a su servicio”.
La catedrática considera que basta con mirar las estadísticas para comprobar que el riesgo son ellos, sobre todo, los conductores de transporte público que provocan numerosas muertes.
“Entonces la tarea es echar abajo ese estereotipo y abogar, porque más mujeres ingresen al transporte público bajo un sistema de capacitación. Creo que esta sería una medida concreta para frenar tanta muerte y dolor en nuestras carreteras y avenidas”. Mónica Mancero sostiene que las mujeres de generaciones anteriores aprendieron a conducir cuando ya eran mayores de edad, en la época universitaria o incluso en su trabajo. Recuerda que esa época, los hombres se sacaban los carros de sus padres o les enseñaban tempranamente a conducir mientras que a las mujeres no les prestaban la misma atención.
En muchos casos, comenta, se creía que no era importante que las mujeres aprendieran a conducir. “Por eso cuántas mujeres de mediana edad y mayores no saben conducir, lo cual afecta gravemente su autonomía”, recalca.
¿La destreza es masculina?
Aunque hay muchas razones para pensar que las mujeres son unas ‘duras’ al volante, hay estudios, donde se menciona que los hombres tienen mayor destreza a la hora de conducir. Sin duda, ellos tienen un mejor manejo técnico del automóvil, aunque eso no significa que sean buenos conductores.
Un reciente estudio publicado en el diario argentino La Nación sostiene que la mayoría de las mujeres evaluadas manifestaron una menor habilidad respecto al hombre en la coordinación de brazos y piernas en las rutinas que consisten en zigzaguear entre diferentes obstáculos.
El tema de la conducción en hombres y mujeres ha sido objeto de estudio y la pregunta siempre recurrente es ¿por qué los hombres son, al parecer, más hábiles? El factor cultural es determinante en este aspecto. Generalmente, el varón tiene acceso a los automóviles a edades más tempranas, como lo mencionó la docente Mónica Mancero. Que el hijo varón aprenda a conducir lo antes posible está bien visto en nuestra sociedad. En cambio, no hay especial interés en que las mujeres tomen el volante. En su artículo ‘Machos al volante’,la catedrática ecuatoriana indica que el hecho de que “las mujeres hayamos incursionado en la conducción de vehículos tardíamente nos ha dado una cuestionable fama de malas conductoras, que los varones suelen celebrar (...)”.
Agrega que al final, si la pericia al conducir viene dada por la cantidad de accidentes y consecuencias que esto causa, nosotras salimos con ventaja frente al sexo opuesto. “El mundo privativo masculino de la conducción, de pronto, se vio poblado de mujeres que conducimos vehículos de diferente tipo, pero las relaciones de violencia masculina siguen expresándose a través de insultos, gestos, maniobras y toda clase de señas e improperios”.
La ibarreña Aída Rodríguez, de 47 años, confiesa que ha sido objeto de burlas desde que empezó a conducir, pero supo evitar que estos comentarios mal intencionados la perjudiquen a la hora de manejar la furgoneta escolar donde transporta a estudiantes del Colegio Particular Masay, en el sector de Carcelén, al norte de la capital. Aunque aprendió a manejar a los 30 años conduce con soltura y seguridad. “Todos los niños llegan sanos y salvos a sus hogares, porque siempre manejo con mucho cuidado”, comenta.
En las noches, transporta en su furgoneta a personas particulares que quieren llegar a sus viviendas en el sector de Carapungo. Uno de sus familiares le ayuda a buscar pasajeros, cerca de la avenida Naciones Unidas, donde, con frecuencia, estaciona su vehículo para que puedan subir los pasajeros. “Las personas que me ven conducir dicen que soy una señora valiente y que no les haga caso a los hombres que a veces nos lanzan el carro para asustarnos”.
Su jornada de trabajo frente al volante finaliza recién a las 20:00, hora en que estaciona la furgoneta en el patio de su casa. “Tengo una hijita que me espera para merendar”.
Jaqueline Guillén, manabita, peca de modesta cuando dice que es una conductora ‘normal’. Sus compañeros de trabajo aseguran que es un mujer que domina el volante y que conduce mejor que muchos hombres. Esta joven, que nació en Manta, aprendió a manejar a los 19 años. Asegura que su esposo solo le dio un par de clases y que ella aprendió el resto por su cuenta. “Fui autodidacta, nunca me dio ni recelo ni miedo tomar el volante y moverme por la ciudad. Me encantaba manejar porque me daba mucha independencia. Si quería ir a algún lugar solo tomaba el auto y listo”. Aunque ha conducido varias veces en carretera, cuando su esposo está en casa, él es quien maneja en autopista y ella se convierte en su copiloto.
Confiesa que su entrenamiento como conductora no contempló conocimientos técnicos sobre el funcionamiento del automóvil. De hecho, no sabría qué hacer si el vehículo se daña. Jaqueline considera que cada vez hay más mujeres que conducen con mucha destreza y sin contravenir las leyes de tránsito. Hoy en día, hay varios grupos de mujeres que se apoyan unas a otras en el terreno de la conducción. En Facebook hay una comunidad denominada Mujeres al Volante en la que publican comentarios sobre la técnica de conducir, nuevos modelos de vehículos y, por supuesto, las fotos de las conductoras.
Mitos:
Las mujeres no siempre prefieren autos pequeños como se cree. Muchas de ellas manejan autos 4x4 y vehículos de gran tamaño. También conducen taxis y furgonetas escolares.
Ellas no presumen de sus habilidades al conducir. Tampoco se desesperan cuando un hombre las rebasa.
No solo conducen los fines de semana, sino a diario, en horas pico y, por supuesto, en horas de mayor fluidez de tráfico.
Bertha Benz, esposa del ingeniero alemán Karl Friedrich Benz, uno de los inventores del automóvil, condujo durante 104 km el primer vehículo automotor denominado Motorwagen.
Las mujeres no utilizan el espejo retrovisor para peinarse o maquillarse. Lo usan cada vez que necesitan verificar si pueden cambiarse de carril. Al igual que los hombres también respetan las señales de tránsito.