El estrés incide en el rendimiento académico
No es fácil lidiar con la tensión de las últimas semanas de clases. El tiempo se acorta y las tareas se acumulan. Con tanto ajetreo, son pocos los que consiguen salir ‘ilesos’ ante tanta presión.
Cada persona responde de manera diferente a la sobrecarga de actividades, pero cuando está a punto de finalizar el año lectivo, el estrés pasa factura. Los psicólogos son quienes más alertan sobre los peligros que conlleva el exceso de tareas en la etapa estudiantil. Cuando el estrés sobrepasa los límites genera también problemas de concentración, lo que, a su vez, incide en el bajo rendimiento académico.
Para muchos estudiantes es un reto adaptarse a situaciones agobiantes, porque las demandas escolares superan sus capacidades para llevarlas a cabo. Esta sensación también la comparten los maestros.
Mayra Morales, docente de Lengua y Literatura, de la Unidad Educativa Sagrados Corazones de Rumipamba, advierte que en estos días el trabajo se acumula. “Cerramos etapas y hay que saber asumirlas”, comenta Morales.
Samanta Corrales, quien cursa el último año de secundaria en este establecimiento educativo, explica que esta época es muy intensa, porque concluyen un ciclo que nunca más se repetirá. “Tenemos más pruebas y monografías. También debemos rendir el examen del Instituto Nacional de Evaluación Educativa, Ineval y la prueba del Senescyt, todo se nos viene encima”, dice.
Samanta, de 17 años, explica que reciben el apoyo de los docentes para prepararse para la evaluación del Ineval, pero para los exámenes del Senescyt deben asistir por su cuenta a los cursos preuniversitarios. Aunque sabe que es difícil sobrellevar tantas presiones, considera que el secreto está en saber organizar el tiempo. “Me ha tocado amanecerme estudiando, pero es parte de este proceso”, indica. Al igual que otros compañeros de clase, Samanta piensa que la diferencia entre un estudiante que se siente abrumado por el estrés y otro que lo usa para centrarse y alcanzar mejores resultados es su forma de reaccionar ante las dificultades.
Yomara Peña, psicóloga de esta unidad educativa, ha tratado diversos casos de estrés. A su oficina acuden jóvenes agobiados por las presiones académicas. Muchos —dice— sufren crisis emocionales que deben ser tratadas a tiempo. La buscan también los padres de familia que necesitan consejos para ayudar a sus hijos a sobrellevar la ansiedad. “La atención es integral, tanto padres como alumnos reciben orientación en estos casos”, explica.
La especialista cree que cuando los jóvenes dejan que las tareas se acumulen, tienen más dificultades para cumplir con ellas. Además, considera que muchos profesores también están presionados. “Me parece que con las diferentes exigencias del Ministerio de Educación los profesores también están saturados de trabajo”.
Aunque las exigencias académicas son muy demandantes, las autoridades incentivan a los estudiantes a realizar otras actividades, muchas relacionadas con el deporte. Mateo Garcés, de 16 años, confiesa que es difícil organizar el tiempo para cumplir con estas 2 actividades, pero no es imposible. Él es parte del equipo de fútbol de su colegio desde hace algunos años, y a pesar de la sobrecarga de tareas, no planea suspender los entrenamientos.
Confiesa que el ejercicio le ha ayudado a superar la ‘carga’ académica. “Los últimos parciales son acumulativos y estresan bastante”, dice Mateo.
Con frecuencia, las evaluaciones, exposiciones, ensayos y pruebas objetivas abruman los últimos meses del año.
Según la psicóloga Yomara Peña, es casi inevitable que los estudiantes se preocupen y, en muchos casos, se dejen vencer por pensamientos negativos. Este escenario es ideal para que surja el estrés. Para afrontarlo, lo principal es mantener una buena alimentación, tener suficientes horas de sueño y realizar actividades físicas.
Los psicólogos concuerdan en que no es la suma de actividades lo que conduce a situaciones de extrema tensión, sino cómo se organizan las tareas. Por eso, los docentes sugieren prepararse por lo menos 2 semanas antes y evitar amanecerse, porque eso puede debilitar la concentración.
Silvia Jácome, docente de Letras y Literatura del Colegio San Gabriel, indica que es vital que los jóvenes realicen otras actividades. Hace algunos días —comenta— varios alumnos de este plantel compitieron en la final del partido de voleibol en el Colegio Americano y vencieron. También son los campeones de fútbol de la selección Sub 18.
Al mismo tiempo, los profesores también se relajan con actividades extracurriculares. Silvia cuenta que en estos días, los maestros hicieron un paréntesis para participar en la mayor parte de actividades organizadas por el Colegio, como bailoterapia, ping-pong y fútbol. “Nuestros compañeros varones se van al Estadio del Colegio para jugar. La idea es que nos distraigamos”, comenta. Aunque las actividades extracurriculares ayudan a sobrellevar la tensión, resulta casi inevitable sentir ansiedad, el cual surge como una respuesta emocional de adaptación, anticipadora y normal ante eventos cuyos resultados son inciertos. Aunque la ansiedad puede ayudar a realizar mejor una tarea, el problema surge cuando los niveles son muy elevados.
Según los psicólogos, en ese caso, se trata de una ansiedad desadaptativa e innecesaria. Según una investigación publicada en el diario español El Mundo, estos grados de ansiedad pueden ser racional o irracional. Según este estudio, un alumno presenta ansiedad racional cuando no estudia correctamente o directamente no lo hace. En estos casos, se dice que el problema surge porque no tienen hábitos y técnicas de estudio adecuados.
También están los estudiantes que presentan problemas de ansiedad irracional cuando sí estudian y lo hacen correctamente, pero se pone nervioso en el examen y rinde peor de lo que podría haber hecho. Los motivos que desencadenan esta ansiedad irracional pueden ser muchos. En algunos casos, surge cuando el alumno ha tenido algún tipo de bloqueo en un examen.
Si este alumno centra su atención en la vez que se bloqueó y no cuando tuvo éxito, es posible que sufra un proceso de condicionamiento: anticipará futuras situaciones negativas, lo que le hará sentir malestar.
Cuando los niveles de ansiedad son incontrolables pueden aparecer taquicardias, molestias digestivas, insomnio, sudoración y, en otros casos, dolores musculares. A nivel cognitivo puede bajar el autoestima, y a nivel motor, pueden presentar signos como hiperactividad, problemas de alimentación que varían desde no comer nada hasta una ingesta excesiva.
Ramiro Jaramillo, rector del Pensionado Universitario, ha constatado los trastornos que generan la ansiedad y el estrés. “Para el alumnado, el mayor problema son las evaluaciones, porque todos buscan aprobar y salir de vacaciones sin contratiempos”. Jaramillo asegura, además, que el estudiante, en los días cercanos al fin de año, intenta, a toda costa, completar los puntos que necesita. Ellos —dice— se autoexigen mucho y viven estresados.
Poema Carrión, psicóloga de este plantel educativo, los estudiantes, por lo regular, no piden ayuda, porque no lo creen necesario o porque no tienen el tiempo de acudir a donde la psicóloga.
La especialista agrega que en esta época, muchos alumnos buscan cumplir con la mayor parte de actividades en el menor tiempo posible, lo cual agudiza la sensación de ansiedad. En varias ocasiones, ha sugerido a sus alumnos que realicen sus actividades con calma, porque “el mundo no se acabará” y sostiene que hay estudiantes que prefieren terminar todos los trabajos en un solo día y es entonces cuando se presentan los problemas de salud.
“Es posible que cumplamos con la primera y la segunda tarea, pero la tercera la haremos con más lentitud, porque estaremos cansados”. Es partidaria de hacer un paréntesis de 10 o 15 minutos entre tarea y tarea para evitar que la salud se quebrante.
Especialista
“Soy profesora y practico yoga para evitar que el estrés me domine”
Estos años han sido un poco complicados para los docentes por la cantidad de cambios que se han dado por parte del Ministerio de Educación y también por las exigencias de los colegios. Entonces, los profesores tenemos que irnos habituando. Cada vez que cerramos un año, se incrementan las tareas y el tiempo parece acortarse. Es inevitable que se acumulen los trabajos. Tenemos que hacer refuerzos escolares, preparar evaluaciones y planificar los cuestionarios. En mi caso personal, practico yoga y, a través de esta disciplina consigo dominar el estrés. Trabajo mucho en la respiración con ejercicios específicos, pero la idea es que tanto estudiantes como alumnos encuentren la forma de evitar que la ansiedad afecte su salud. Liliana Jiménez, profesora de sexto curso.
Testimonio
“Los chicos experimentan una mezcla de sentimientos”
Los muchachos están más presionados en esta época del año, porque el tiempo parece acortarse. Los chicos de sexto curso experimentan una mezcla de sentimientos, porque están terminando un ciclo especial de sus vidas. Los profesores también nos estresamos. En mi caso, no soy profesor de sexto curso y, sin embargo, estoy muy cerca de ellos. Siento que estos chicos se me van y experimento un sentimiento de melancolía que también me afecta. Cuando se cumplen los plazos para la entrega de trabajos en informes y que no tenemos más tiempo, suelo preocuparme y, sin duda, siento estrés, pero con organización todo fluye. Así que es cuestión de saber manejar las cargas de trabajo. Santiago Jaramillo, profesor de Educación Artística.