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El Telégrafo
Xavier Guerrero Pérez

Pensar, señalar e insistir

22 de junio de 2020

Pudiera referirme a la situación económica y política, desde luego alejándome de aquella masa humana que al puro estilo de “Mano y Twitter” lincha a quien está envuelto en riñas con la justicia, o persigue la condena perpetua de quien emitió algún criterio económico, mismo que acertado o no, es su criterio, y hay que respetarlo, sin equivaler lo dicho a suscribirlo o coincidir con tal… o, como dijo un político de vieja guardia: “una cosa es una cosa, y otra cosa es otra cosa”.

Sin embargo, me sigue preocupando nuestra actitud frente a la covid-19, en términos de adaptación y prevención. De nuevo: lo que podamos constatar, visto en el –alto o bajo– índice de ocupación en los hospitales, poco o nada obedece a la gestión pública (ha hecho lo necesario, pero no lo suficiente ni de la mejor manera), sino más bien a nuestro comportamiento: virtuoso, o desviado y negligente.

Suscribo lo dicho el pasado viernes por Don Jaime Bayly en su programa; parafraseándolo: “Aún hay personas que son testarudas en cuanto a usar mascarilla, y más cuando acuden a un lugar con cierto nivel de aglomeración, como un avión, se la sacan: quien se la retira no piensa que se ubica en riesgo de contagiarse, en primer orden”. Él se refirió a un caso concreto foráneo, que me permito adaptar en nuestra realidad: quien con torpeza decide acudir a fiestas o reuniones, o hasta al supermercado, donde la mascarilla es despreciada (gravísimo si el sentimiento es colectivo), y ni que hablar del distanciamiento (nulo), clama al mundo: ‘quiero contagiarme’, nadando contra la corriente de la supervivencia del más apto dentro de la evolución de la especie. Textual: “(…) soy lo bastante estúpido, como para quedarme en el camino”.

Un detalle: enseñemos a educar, como empresarios: quien se niega a cuidarse, mostrémosle que comete un yerro y arriesga a la sociedad. Cómo. Simple. Negando la atención. (O)

 

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