Ayer se conmemoró el día mundial de la no violencia contra las mujeres. La fecha también recuerda y honra a las hermanas Mirabal, también conocidas como las mariposas, heroínas de la democracia latinoamericana, asesinadas el 25 de Noviembre de 1960 por orden del dictador dominicano Rafael Leónidas Trujillo.
Las hermanas Mirabal fueron victimadas en una emboscada cuando regresaban de visitar a sus esposos, también luchadores políticos, presos en una lejana ciudad a la que habían sido calculadamente trasladados para tender la celada y aparentar un accidente de tránsito. Pese al riesgo de este viaje, mas pudo el amor de estas valientes mujeres a sus compañeros de vida y a su pueblo.
El simbolismo de las hermanas Mirabal es en cierto sentido desgarrador. Mientras estas hermanas murieron también por amor a sus maridos, la mayor violencia contra las mujeres alrededor del mundo proviene justamente de sus parejas sentimentales y de sus propias familias. Según la ONU una de cada tres mujeres ha sufrido violencia física o sexual principalmente por parte de su compañero sentimental.
Esta violencia se extiende más allá del núcleo familiar. En realidad, como lo indica la Declaración sobre la Eliminación de la Violencia contra la Mujer promulgada por la ONU en 1993, los tipos de violencia contra la mujer son múltiples. Esta violencia puede ser, por ejemplo física, sexual, sicológica; en todos los casos está marcada por un desprecio y desvalorización de la mujer y está asociada a una discriminación estructural en los derechos a la educación, la salud, la participación política, entre otros.
La lucha de las mujeres contra la violencia y discriminación ha sido una de las más importantes en la búsqueda por la igualdad en el siglo XX y en el actual. Sin valorar a profundidad esta lucha, simplemente no es posible tomar en serio ni los derechos, ni la justicia social, ni la dignidad humana. (O)