Denominada así porque utiliza la fuerza como mecanismo de dominación. Estados Unidos iniciaba su proceso de expansión en el Caribe, desplazando a sus rivales: España e Inglaterra. A la primera le arrebató Cuba y Puerto Rico en la guerra de 1898; con la segunda firmó el Tratado Hay-Pauncefote en 1901, por el cual se reconocía la preeminencia estadounidense en la futura construcción de un canal por el istmo centroamericano. El canal era una necesidad del desarrollo capitalista de EE.UU., ya que era la única forma de comunicar e integrar las costas atlántica y pacífica.
La aplicación de esta política se dio cuando el Gobierno de Estados Unidos y el de Colombia firmaron el Tratado Hay-Herrán, para iniciar la construcción del canal. Este documento no fue ratificado por el senado colombiano. Frente a este hecho, Estados Unidos apoyó a los ‘independentistas’ con el objetivo de separar al istmo -que formaba parte de la República de Colombia- para poder reiniciar la construcción del canal, puesto que la empresa francesa que inició los trabajos había quebrado.
Theodore Roosevelt estaba muy consciente de la importancia estratégica de la obra, porque permitiría a Estados Unidos controlar el comercio marítimo entre el Atlántico y el Pacífico.
Actualmente los gendarmes planetarios y sus cómplices locales pretenden golpear a los gobiernos progresistas con el garrote mediático.El 4 de noviembre de 1903 se nombra la Junta Provisional de Gobierno que administraría la naciente República de Panamá. En consecuencia, el departamento colombiano del istmo pasó a ser un nuevo país. La primera Convención Nacional Constituyente, en febrero de 1904, nombra a Manuel Amador Guerrero como primer presidente constitucional. Apareció una nueva república en el mapa y un nuevo gobierno títere.
Después de su reelección, en 1904, Theodore Roosevelt reafirmó la doctrina del Gran Garrote que se sustentó en una reinterpretación de la Doctrina Monroe, reservando a su país el derecho a mantener el ‘orden’ en el hemisferio occidental. Fue una política exterior agresiva e intervencionista, que tuvo como objetivo principal la consolidación de la hegemonía estadounidense.
Como consecuencia de lo anterior, se dio inicio a una escalada de intervenciones. El pretexto fue, según Roosevelt, “la incapacidad de los países centroamericanos, latinoamericanos y caribeños para gobernarse a sí mismos y a la falta de responsabilidad de estos ante sus compromisos internacionales”.
Ayer, la intervención fue por el buen negocio del canal. Hoy, las intervenciones son por los buenos negocios que representan el petróleo y el gas. Mañana, las nuevas intervenciones podrían ser por las reservas de agua dulce.
La historia nos enseña que el garrote -en sus variadas formas, materiales y tamaños- es el arma que usaron y usan los prepotentes.
Actualmente los gendarmes planetarios y sus cómplices locales pretenden golpear a los gobiernos progresistas y a sus pueblos con el garrote mediático, utilizando para ello a la ‘prensa libre e independiente’. No obstante, los pueblos altivos y soberanos han descubierto el arma que pulveriza al garrote: ahora eligen a los que trabajan para las mayorías y cumplen con lo ofrecido. A los que no tienen jefes extranjeros.
Es por ello que en Ecuador, a los vasallos criollos el pulverizado garrote se les transforma en bumerán.