La Fisioterapia ayuda a vivir mejor y es esencial para el envejecimiento salud
25 de agosto de 2022La población de la tercera edad crece considerablemente año tras año; de hecho, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) se prevé que el número de personas mayores de 60 años se haya duplicado para el 2050. Cada vez más los seres humanos vivimos más tiempo, pero en ocasiones acompañados de comorbilidades o enfermedades crónicas no transmisibles como la diabetes, accidentes cerebrovasculares, discapacidad, movilidad limitada, dolor crónico y cáncer.
Se puede considerar a una persona adulta mayor a un individuo que ha alcanzado más de 60 años de edad. Según la OMS las personas de 60 a 74 años son considerados de edad avanzada, de 75 a 90 años viejas o ancianas, y los que sobrepasan los 90 años se les denomina grandes, viejos o longevos. Sin embargo, a todo individuo mayor de 60 años se le llamará de forma indistinta, persona de la tercera edad.
Muchos de los problemas de la población adulta mayor están relacionados directamente con la disminución del movimiento y de la actividad física, ya que los malos hábitos y el sedentarismo agravan las secuelas propias de la edad, con afectaciones del sistema músculo esquelético como la osteopenia, osteoporosis, sarcopenia, que son condiciones donde este grupo etario pierde densidad mineral ósea y volumen muscular, lo cual está estrechamente relacionado con pérdida de propiocepción y equilibrio incrementando el riesgo de caídas y fracturas las cuales son la principal causa de discapacidad en las personas de la tercera edad. La disminución del funcionamiento y de la calidad del sistema osteomuscular a su vez se relaciona directamente con una baja actividad del metabolismo, perpetuando y empeorando el dolor y las enfermedades crónicas no transmisibles.
La Fisioterapia como ciencia de la salud y del movimiento promueve la actividad física permanente de la población en general, más aún en la tercera edad, ya que es competencia profesional del fisioterapeuta prescribir y dosificar el ejercicio terapéutico individualmente acorde a las necesidades y objetivos de cada paciente, en función a las características, enfermedad y/o lesión, estableciendo la frecuencia e intensidad del mismo y la modificación del tratamiento prescrito según su evolución, para así ayudarlos a obtener huesos más densos, músculos más fuertes, articulaciones más móviles, mejor actividad del sistema nervioso central, metabolismo, equilibrio, y salud mental.
Generar mayor independencia, menor fragilidad y menor riesgo de caídas en esta población cada vez más creciente, no solo repercute positivamente en la salud del individuo sino, en el bienestar y ahorro socioeconómico del país y de las familias ecuatorianas.