Camilo Destruge (1863-1929) fue el primer historiador guayaquileño en escribir la “Historia de la Revolución de Octubre y campaña libertadora” (1920), que permitió comprender, a profundidad, la dimensión histórica del 9 de octubre de 1820, fecha en la cual se proclamó la independencia de Guayaquil y su provincia.
Los patriotas guayaquileños estuvieron claros en liberar del coloniaje a toda la Audiencia, de manera que, con recursos económicos y humanos de la ciudad, a los que de inmediato se unió el apoyo de las tropas grancolombianas al mando de Antonio José de Sucre, se formó un ejército que logró avanzar sobre los Andes y culminar la lucha independentista en la Batalla del Pichincha, el 24 de mayo de 1822.
Destruge estuvo siempre convencido de que el proceso independentista del país fue marcado, una década antes, por la revolución del 10 de agosto de 1809, en Quito. En su magna obra destacó que los “primeros apóstoles” de la idea independentista fueron Espejo y sus compañeros, y que, “como iniciadores de ella”, en la práctica, estuvieron “los próceres de la Revolución del 10 de Agosto de 1809”.
Los patriotas guayaquileños estuvieron claros en liberar del coloniaje a toda la Audiencia... para ello se unió el apoyo de las tropas de Antonio José de Sucre
Mucho antes, Destruge había dedicado otra obra, “Controversia histórica sobre la iniciativa de la Independencia Americana” (1909) a refutar a un historiador boliviano que sostenía que las revoluciones de Chuquisaca y La Paz antecedieron a la de Quito.
Destruge concluyó que es “un punto histórico perfectamente averiguado ya y consagrado como tal”, que “la iniciativa de la Independencia hispanoamericana se debe a Quito, capital de lo que hoy es República del Ecuador”; y añadió que “de ninguna manera” esta verdad histórica tiene “el propósito inconducente de menoscabar los méritos de otras secciones hermanas del Ecuador”.
Además, comprendió que aunque la revolución quiteña inicialmente proclamó “fidelidad”, “muy pronto arrojó el disfraz y luego proclamó abiertamente la Independencia absoluta”.
Los historiadores quiteños, que seguimos las ideas de Destruge, siempre destacamos que la independencia fue un largo proceso, que tuvo dos momentos eje, bajo contextos distintos: 1809, en Quito y 1820, en Guayaquil, lo cual no significa “enemistad” ni “ofensa” a Guayaquil.
De manera que, valorando el proceso independentista, todo el país debe congratularse y enorgullecerse por conmemorar un nuevo aniversario de la Revolución de Octubre en Guayaquil y, desde ahora, prepararse a celebrar, en 2020, el Bicentenario de esa gesta independentista.