¿Por qué los políticos son corruptos? ¿De qué característica humana están compuestos? ¿Qué los diferencia del pueblo? Nada. Esto es simple: los políticos son pueblo, son nuestros vecinos antes de ser políticos, son nuestros primos antes de tener poder, somos nosotros mismos antes de decidir lanzarnos a la vida pública. Un político es igual de humano que usted, igual de mortal, con las mismas penas, alegrías, defectos y ambiciones.
¿Entonces, somos una sociedad corrupta? Depende. Que cada uno responda por sus actos, pero si vamos a ser gritones contra la corrupción, debemos pasar el siguiente test de honradez en la vida privada:
¿Le escandaliza que funcionarios públicos hayan recibido coimas de Odebrecht, pero usted ha coimado a un policía para no ser multado, para que su vehículo no sea retenido o para no irse preso? Entonces mejor cierre la boca, que usted es igual de corrupto, pero con un par de ceros menos. ¿Usted grita al cielo cuando se entera de que políticos tiene cuentas offshore ocultas, pero usted tiene un negocio propio en el cual, para ser “más competitivo”, no emite facturas y así se ahorra pagar impuestos? Entonces mejor cállese, que usted es igual de evasor.
¿Siente asco por los asambleístas que piden diezmos a sus asesores pero usted no afilia a sus trabajadores al IESS para ahorrarse la carga laboral? Entonces huélase y verificará que usted también apesta.
¿Es usted de los que sostiene que en Ecuador no existe la justicia, pero ha coimado a una autoridad judicial, o cuando ha tenido un problema legal ha buscado al abogado mas famoso por mafioso, porque ha confiado en esa clase de efectividad? Entonces mejor mírese al espejo y hágase cargo de sus propias arcadas.
¿Usted se opone a las mineras y petroleras porque destruyen el medio ambiente, pero deja encendidas las luces de su casa, deja correr el agua, no tiene cestas de reciclaje y arroja basura por la ventana del auto? Entonces, antes de gritar, guarde sus reclamos ambientales en la funda de basura más cercana.
Si quieren vamos más allá y pongámonos hasta moralistas: ¿Usted es de los que enseñan a sus hijas a respetarse y a hacerse respetar, pero los fines de semana visita el departamento de su amante? Entonces mejor ahórrese el sermón e intente verle a su esposa a los ojos.
Grite si es lo que quiere, pero intente hacerlo con calidad moral, porque si no la tiene, entonces mejor dedíquese a la política, donde podrá ser exactamente lo que ya es, pero con el imperium del poder. (O)