El próximo 8 de octubre se cumplen 44 años del asesinato de Ernesto Guevara de la Serna, conocido cariñosamente como “El Che”, en la Quebrada del Yuro, cerca de Higueras, en Bolivia, y nacido en el puerto fluvial argentino del Rosario, el 14 de junio de 1928.
Siendo aún estudiante de medicina, en compañía de su amigo Alberto Granado (recientemente fallecido), en motocicleta, realizó un primer viaje por Latinoamérica, en 1952. Cruzaron los Andes y abandonaron el vehículo inservible en Chile. Desde ahí viajaron “a dedo” hasta Venezuela, en donde se las arreglaron para seguir hasta Miami, en un avión que transportaba caballos de carreras. Las autoridades de inmigración los obligaron a marcharse. El Che regresó a continuar sus estudios.
Se graduó en 1953. En Julio de este mismo año decidió emprender un segundo viaje por los países sudamericanos. En sus recorridos va enriqueciendo su conciencia sobre el grado de explotación de los obreros, la oprobiosa discriminación de los nativos, la extrema pobreza, el dominio absoluto del imperio norteamericano.
Con su amigo Carlos Ferrer (Calica) arribaron a nuestro país el 27 de septiembre y llegaron a Guayaquil el 2 de octubre de 1953. Habían salido de su país el 7 de julio de ese mismo año, con la intención de recorrer nuevamente algunos países de nuestra América.
Según testimonios de la época, el Che Guevara se hospedó en el barrio Las Peñas, en la primera casa subiendo la explanada, signada con el Nº- 199, en una habitación de madera con vista al Río Guayas, en donde funcionaba una pensión administrada por la Sra. María Luisa de Espín.
En esta ciudad se encuentra con tres compatriotas, estudiantes de Derecho de la Universidad de La Plata que partían para Guatemala: Andrews Andro Herrero, Eduardo (Gualo) García y César Valdovinos. Y, también con el joven abogado Jorge Maldonado Renella. Este lo conecta con sus amigos Fortunato Safadi E., médico psiquiatra y su esposa Ana Moreno de Safadi. Los tres militantes del Partido Comunista del Ecuador. Se entabla entre ellos una gran amistad y con otros intelectuales progresistas.
Su coterráneo García le sugirió que desistiera de su viaje a Venezuela, a lo cual accedió. Utilizando un pasaje que le consiguió la hermana de un amigo en una naviera, irónicamente propiedad de la United Fruit, el 28 de octubre salió a Panamá, rumbo a Guatemala, donde existía el gobierno nacionalista-revolucionario del Capitán del Ejército Jacobo Arbenz, amenazado por una inminente invasión dirigida desde Washington.
Fue entonces aquí, en Guayaquil, que el Che Guevara decidió emprender la gran aventura que lo condujo a la inmortalidad. Pronto se inaugurará su busto en la ciudad, que cincuenta y ocho años atrás lo acogió solidariamente, con sus dificultades económicas, su pasatiempo favorito el ajedrez y su asma, sin imaginarse ni por un instante su papel protagónico en la gesta heroica de América y el mundo.
